A 46 años de la “Masacre de las Palomitas”

En la provincia de Salta se vivía desde 1973 un proceso de participación política y movilización popular encabezado por el gobernador del Frente Justicialista de Liberación Miguel Ragone. La provincia fue intervenida durante 1974 por una legión de funcionarios provenientes de la provincia de Córdoba, muchos protagonistas del “Navarrazo”, jornada durante la cual fue derrocado Obregón Cano y Atilio López, Gobernador y Vice respectivamente siendo ese gobierno de características similares a las de Ragone.

Ambas provincias, como así también Santa Cruz, Buenos Aires y Mendoza se acercaban demasiado a la “Tendencia Revolucionaria” del peronismo lo que debía ser extirpado de cualquier modo a ojos de la derecha.

El 11 de marzo de 1976 Miguel Ragone sería secuestrado sumándose a la lista de “desaparecidos”, a la fecha sigue siendo el único gobernador detenido-desaparecido.

El NOA sería testigo de una de las tantas masacres, el 6 de julio de 1976 sería recordado como el día de la “Masacre de Las Palomitas”. Ubicada entre las localidades de General Guemes y Metán doce presos políticos serían fusilados salvajemente, el jefe de la bestial orden sería el Coronel Alfredo Mulhall, comandante de la guarnición local, oficial de Caballería, quien fuera nombrado meses antes como primer interventor de la provincia.

“Deben apagarse todas las luces del recinto, menos las del lugar donde están los detenidos”, ordenó el jefe directo del operativo, el entonces Capitán del Ejército Hugo César Espeche. A las 19,45 horas del 6 de julio se presentó ante el director del Penal de Villa Las Rosas, con la orden de trasladar a once presos políticos, la respuesta será: “Esto no se anota en los registros”, y conminará a los carceleros a apagar todas las luces y retirarse a los pasillos “a objeto de que la operación resulte lo más secreta posible”.

A los once presos se le sumará un jujeño quienes serán ejecutados a poco kilómetros en un simulacro de fuga, los nombres de las víctimas: Benjamín Ávila, Celia Raquel Leonard de Ávila, Evangelina Botta, José Víctor Pávolo, Ricardo Sabransky, Pablo Outes, Georgina Droz, María Amaru Luque de Usinger, Rodolfo Usinger, Roberto Oglietti, Jorge Turk LLapur y María del Carmen Alonso de Fernández (sobrina del Gobernador Ragone).

Dos episodios similares ocurrirán meses después: El primero en la localidad de Fátima -provincia de Buenos Aires-, y el segundo en Resistencia -Chaco- conocido como la “Masacre de Margarita Belén”, lo que muestra el plan sistemático y planificado de desaparición y asesinato masivo de personas ocurridas durante la última dictadura.

Los tres episodios sirven para determinar el patrón en este tipo de operaciones, se trasladarían sin ningún registro formal de esta acción, a los detenidos o prontos a detener a espacios abiertos en los que se los fusilaría a sangre fría para después aducir falsos enfrentamientos e intentos de fuga.

Una vez más las Fuerzas Armadas, en este caso el Ejército, aparecen como protagonistas de una masacre, ahora en el marco del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”. La “Masacre de las Palomitas” se suma a un largo listado de salvajes asesinatos masivos cometidos durante la última dictadura militar. La causa judicial en torno a estos hechos permaneció cerrada durante varios años por la vigencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

En el 2002 fue reabierta y finalmente, cuando se declaró la nulidad de las normas, se logró la detención de tres imputados: Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche. En mayo de 2004 fueron procesados por el Juez Federal de Salta, Miguel Medina. Se los acusaría por homicidios doblemente calificados, cometidos con alevosía y mediante la participación de dos o más personas: el primero en calidad de autor (Mulhall), el siguiente como partícipe necesario (Gentil) y el último como partícipe secundario (Espeche). En junio de 2007 fue detenido el ex integrante de la policía salteña Joaquín Guil, acusado también por la masacre.

(Cecilia Ferroni y Facundo Cersósimo, Los Malditos, vol IV, pág 386, ed. Madres de Plaza de Mayo)

Fuente: www.pensamientodiscepoleano.com.ar