Alerta ante la reducción de camas en el Hospital Pediátrico de Córdoba

Se perdería la mitad de las camas de la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI) y en la Unidad de Terapia Intermedia (UTI), por no nombrar un médico o médica para cubrir las licencias adeudadas.

La unificación de las unidades de terapia intermedia e intensiva del Hospital Pediátrico (Ex Casa Cuna) puso en alerta a las y los trabajadores del centro de salud porque significa reducir casi en un 50% la capacidad de atención, llevando la cantidad de camas de 8 a 4 en la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI) y de 10 a 5 en la Unidad de Terapia Intermedia (UTI).

El martes se llevó a cabo una reunión entre representantes de ATE Córdoba y la Dirección del Hospital donde quedó que la medida obedece a la falta de personal (un/a medica) para cubrir las licencias adeudadas correspondientes por ley, y la propia dirección se comprometió al plantear el tema al ministro de Salud Diego Cardozo para evitar el impacto del ajuste en un servicio que viene trabajando a destajo aun con todo el personal en la actualidad.

De esta forma, queda claro que el servicio se pone en riesgo debido a la falta de personal. “Con las derivaciones, la unidad de cuidados intermedios (UCI) no está con el personal suficiente y la situación se torna compleja ante la necesidad de dar licencias correspondientes al personal. De esta forma no se les otorga a las y los trabajadores los días que les tocan por ley ante el riesgo de disminuir la capacidad de atención en tiempos y en forma.   La UCI no solo hace el trabajo sanitarios y médico, sino hasta social y de contención”, explicó Roberto Calvetti, Secretario Progremial del Consejo Directivo Provincial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Córdoba, que participó de la audiencia del martes.

Además del perjuicio que supone a la salud pública, Calvetti explicó que la UCI y la UTI están ubicadas en pisos diferentes, lo que genera una complicación física y afecta la calidad del trabajo que desempeñan las y los empleados de ambos servicios.

Si bien la medida es planteada por las autoridades como una “reestructuración”, se trata de un “cierre encubierto” de uno de los servicios que trabaja durante todo el año a cama caliente.

No de nuevo

Según informó el portal noticioso Alreves.net, la historia del servicio parece un constante déjà vu. La UCI abrió en julio de 2012 y se cerró en agosto (una apertura solo por el invierno). Luego se reactivó en el año 2014 y se volvió a cerrar en el 2018 ante la negativa de contratar más personal. Como resultado, hubo renuncias masivas de las y los profesionales cansados de las pésimas condiciones laborales.

Finalmente, y después de mucha pelea por parte de las y los trabajadores, fue reabierta en el 2019 y ahora, frente al pedido de contratar al menos una persona más para cubrir vacaciones y licencias, la resolución es unificarla con la UTI.

Gran impacto

La reducción de camas, sin lugar a dudas, impactará en la atención de la salud pública y en la capacidad resolutiva del servicio que ronda más del 80%. En lo que va del 2021, hubo solo 4 semanas con 8 pacientes internades. El resto del año, el número siempre superó la capacidad de camas.

La importancia de que exista la UCI – bien equipada y con personal – reditúa en que un gran porcentaje de niñas y niños no sean ingresados a cuidados intensivos.

Teniendo todavía 18 unidades entre los dos servicios (UCI y UTI), hace algunas semanas debieron derivar a 3 niños intubados al sector privado por falta de camas de cuidados críticos pediátricos en la provincia. En definitiva, el recorte significa un avance sobre el derecho a la salud pública de la población.

Sin descanso y precarizados

La UCI cuenta actualmente con 5 profesionales que deben hacer 6 guardias de 24 horas durante los 30 días del mes. El problema surge cuando el mes tiene 31 días y frente a las carpetas médicas y/o licencias que por derecho laboral se tramitan y deben tomarse, las y los profesionales: es allí donde surge el vacío y la urgencia de contratar – como mínimo – a una persona más.

El escenario desemboca en una profunda vulneración de derechos laborales. Precarización laboral; licencias, días de descanso y vacaciones postergadas; intercambio de guardias entre compañeras y compañeros; ir a trabajar enfermos o con familiares atravesando algún problema de salud para así no pedirse días y sobrecargar/perjudicar a otre, son situaciones muy habituales.

Además del reclamo por la falta de personal, también advirtieron que no se les está pagando el “recurso humano crítico” por la especialidad: Muy pocas personas pueden cumplir/reemplazarles en su función.

Para completar el desolador panorama y al igual que sucede en otros establecimientos, alertaron que no se están cubriendo las jubilaciones ni renuncias, lo cual profundiza el vaciamiento de la salud pública. “No se están dando altas por bajas”, apuntaron.

Mientras aguardan una solución diferente, un nuevo ajuste en salud está en marcha en medio del silencio al que se acostumbró el hospital. Otra vez, les trabajadores esenciales son invisibles para los ojos del gobierno provincial.

Fuente: www.atecordoba.org