Por Luis Campos*
En medio del descalabro macroeconómico tuvo poca repercusión el informe del INDEC sobre mercado de fuerza de trabajo al 4to trimestre de 2022. La menor tasa de desocupación (6,3%) y la mayor tasa de empleo (44,6%) en muchos años.
En varios aglomerados urbanos el desempleo está por debajo del 3% (San Juan, San Luis, Comodoro Rivadavia, Santiago del Estero, Formosa y Viedma) y hay otros tantos abajo del 4% (CABA, Ushuaia, Posadas, Concordia y Rawson).
Los ocupados demandantes de empleo también siguieron retrocediendo, aunque siguen siendo una proporción importante de los trabajadores y trabajadoras (15,4%). En varios aglomerados están por encima del 20% (Mendoza, Tucumán, Jujuy, Córdoba y Santa Rosa).
La contracara de la caída de la desocupación es el aumento del trabajo no registrado. Subió del 33,3% al 35,5% en un año y explica el 81,3% del crecimiento del empleo entre el cuatro trimestre de 2021 y el mismo período de 2022.
El aumento de la precariedad de la estructura ocupacional sumado a la caída salarial permite explicar que la pobreza y la indigencia sigan creciendo (los datos finos la semana que viene) al tiempo que cae la desocupación.
¿Ejemplos absurdos de la trayectoria divergente entre empleo y pobreza? En Concordia y Resistencia la desocupación prácticamente no existe (3,6% y 4,1%) y la pobreza alcanza a casi el 50% de la población (49,2% y 49,9% en el primer semestre).
Por ahora la caída de la actividad económica no impactó en materia de ocupación. Con perspectivas muy complicadas para los próximos meses, va a ser difícil que la reducción del desempleo se sostenga en el tiempo.
*Coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma