Cuando lo esencial se hace visible a los ojos

Por Jorge Falcone

El conflicto no se da entre la sociedad civil y el Estado, sino entre la política y el Estado, entre una comunidad política que siempre está haciéndose y un estado que ya está hecho y quiere confinarla en sus límites. Desde esta perspectiva es bien evidente que esa tensión permanente entre la democracia y el Estado no debe resolverse desde una especie de aceptación de la disputa o el diálogo. Es mucho más importante que se plantee la posibilidad de una democracia no participativa sino activa, que incluso podría pasar sin el Estado. La política no puede pasar sin heroísmo, sin un mínimo de valentía (…) Por eso retomo la idea del heroísmo anónimo, de esa persona que se alza, que se manifiesta y que acepta estar entre los demás y no por encima de los demás”. 

Miguel Abensour, filósofo francés, profesor emérito de Ciencia política.

Del laberinto se sale por arriba

Hay consenso mayoritario en nuestro país acerca de que la estratagema de Cristina Kirchner consistente en nominar como candidato a Presidente al político que más la criticó durante la última década alcanzó para brindarle a su espacio la posibilidad de evitar el retorno del macrismo y contar con una nueva oportunidad histórica para “volver y ser mejores”, pero – como está a la vista – loteado el gabinete entre las facciones que conforman el Frente de Todxs, aquel gesto no alcanza para gobernar la Argentina actual. La disputa – a veces estridente y otras asordinada – entre el Instituto Patria y el Ejecutivo es una clara evidencia de lo que sostenemos.

Ya es mayor el tiempo transcurrido desde que Alberto Fernández se sentó en el Sillón de Rivadavia que el que resta para celebrar nuevos comicios. Por ende, mal se puede continuar responsabilizando a la pandemia de lo que no se hizo desde que se prometió que primero se atenderían las necesidades de los últimxs. Colgar ese San Benito sobre la guerra en Europa del Este tampoco convence más a nadie, ya que – como trágicamente ocurre en estos escenarios – las consecuencias de tales conflagraciones tanto perjudican a ciertas economías endebles como favorecen a otras con suficiente reserva de bienes comunes como para responder a la consecuente emergencia alimentaria.

El dilema es otro. Más bien ocurre que, en una era de miseria de las ideas, pocxs se atreven a hablar sin rodeos sobre la lucha de clases.

Cómo interpretar si no que, ante los tímidos indicadores de reactivación económica post pandemia (construcción, gastronomía, turismo), un bono destinado al pobrerío y pagadero en dos veces genere una inmediata remarcación preventiva de precios sin que le cueste la cabeza a nadie, o el mero rumor de aumentar retenciones a las patronales del campo desemboque en un tractorazo de advertencia, o la derecha más ultramontana se crispe cuando escucha que las tarifas de servicios públicos podrían incrementarse selectivamente y según el poder adquisitivo de lxs usuarixs.

Cortito y al pie: Lxs que la levantan en pala no se comen ni la punta. Y en la Casa Rosada hay un gobierno pecho frío que milita una política de “extremo centro”, lo que está ocasionando que sus posibilidades de futuro caigan en picada en todas las encuestas que vienen auscultando las intenciones de voto de cara a 2023.

Hablando en criollo, el oficialismo es condescendiente con lxs de arriba y demagógico pero feroz con lxs de abajo. Y no concibe otro despegue económico que el que puede reportarle potenciar el extractivismo, como acaba de demostrarlo la polémica intentona de buscar consenso social para la minería a cielo abierto.

En efecto, el Gobierno tuvo la caradurez de convocar a mineras y “ambientalistas” para lograr un acuerdo favorable a la minería, actividad que – según considera – podría triplicar sus exportaciones debido a la transición energética, pero que se encuentra prohibida en 7 provincias del país. El encuentro se produjo en medio de tensiones con los empresarios mineros por el impuesto a la renta inesperada y en medio de cambios dentro de la Secretaría de Minería, tras la salida del subsecretario Andrés Vera.

No obstante, el curioso maridaje entre el empresariado minero y “el ambientalismo” se agotó sin pena ni gloria. Además de llover críticas y repudios para las ONG que se sumaron, horas después la policía catamarqueña, dirigida personalmente por un comisario y un principal, reprimió con saña a los vecinos de Choya, en el departamento de Andalgalá, para disolver su bloqueo y reabastecer de combustible a la minera canadiense Yamana Gold. Es más, a la activista Karina Orquera, madre de dos hijos, la detuvieron durante casi dos días.

Pero ¡ánimo!, el descripto no es un fenómeno meramente local. El sistema – mundo en que estamos insertos hace agua por donde se lo mire, y su crisis se está llevando puesta a la democracia, presentada desde su origen ateniense como el mejor de los sistemas posibles.

Entonces, si al cabo de un baño de sangre el camino de las revoluciones quedó sepultado bajo los escombros del Muro de Berlín, y las instituciones occidentales vigentes no atinan a garantizar el bienestar de su gente, ¿qué alternativa asiste a la humanidad en estos días?

Nuestra América ha aportado algunas claves aún desatendidas: Inventar o errar, por ejemplo, o la utopía del Buen Vivir enarbolada por lxs antiguxs dueñxs de estas tierras.

El aquí y el ahora 

A propósito del Censo Argentina 2022, vale la pena reparar en los indicadores y proyecciones comparativas entre el último recuento poblacional y la actualidad:

DICIEMBRE

DE CADA AÑO

(incluye aguinaldo)

 

2010

 

2022

POBLACIÓN 40.117.096 45.808.747
EMPLEOS REGISTRADOS 5,8 millones 6 millones
SALARIO CONSTANTE $ 106.994 $ 101.410
POBREZA 28,2 % (UCA) 37,3 %

Algunas conclusiones, a ojo de buen cubero: En 12 años la población aumentó de 40 a 46 millones de habitantes. En 11 años solo se crearon 200.000 empleos registrados más. Y, en lo que va de la gestión a cargo de los Fernández, se creó más empleo que en 2019… pero el salario vale menos.

El Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires y  Profesor a cargo de la asignatura Política Económica de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) Horacio Rovelli, ex Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación – un analista agudo e insospechado de “hacerle el juego a la derecha” – considera al actual como un gobierno terminado y compara este momento con el que nos llevó hacia la crisis del 2001.

Si en el foro de las derechas más recalcitrantes, llevado a cabo hace poco en el Hotel Llao Llao del magnate Eduardo Elsztain, se pudo ver a Horacio Rodríguez Larreta probándose el traje de Primer Mandatario al vaticinar que cuando su espacio político vuelva al gobierno no contará con 100 días sino con 100 horas para aplicar un volantazo a la política vigente, diagnóstico que el mediático  economista liberal Carlos Melkonian superó indicando que las reformas pendientes deberán ser aplicadas la misma noche del 10 de Diciembre de 2023, todo indica que la partidocracia venal y rentista que rige nuestros destinos imagina un decurso sin sobresaltos hacia los próximos comicios, no reparando siquiera por un instante en cuánta paciencia restará para respetar ese calendario a la creciente franja de excluidxs sociales que hace pocas horas puso alrededor de 100.000 pobres en Plaza de Mayo, venidxs desde los confines de la Argentina Profunda para exigir trabajos dignos, más derechos, mayor inclusión, poner fin a la explotación, que haya menos patrones y más autogestión, menos producción de ultraprocesados y más producción de productos naturales, en fin, por más trabajos que respeten a la tierra y al ambiente.

Solo una mirada inocente o negadora de la realidad puede suponer que en un contexto de miseria e inflación alarmantes, toda esa masa crítica canalizará disciplinadamente sus anhelos a través de la izquierda parlamentaria que aspira a constituirse en tercera fuerza política nacional dejando al bipartidismo en el pasado.

Pues héte aquí que en la disputa por el liderazgo del pobrerío no entran exclusivamente las derechas dizque libertarias, ni esa central obrera burocratizada y pactista que en palabras de Gerardo Martínez, líder de la UOCRA, está “conversando” sobre una medida para dar “una alarma a la sociedad y al empresariado de que con este proceso inflacionario no tenemos destino”, ni la “economía popular” sindicalizada en la UTEP y condescendiente con el oficialismo, ni las variantes juntas o dispersas del trotskismo.

También subyace una masa crítica carente de liderazgo nítido, que busca su destino por fuera de las perimidas estructuras convencionales de la vida política.

Vale la pena reparar en que, de Cali al AMBA pasando por Santiago, viene asomando un nuevo emergente social – “pelados” colombianos, guachines argentos o  “cabros” chilenos – desplazado del proceso productivo, desvinculado de la cultura del trabajo, y  ajeno a todo antecedente militante. Se trata de un contingente que reúne los denominadores comunes de ser joven, mayoritariamente femenino, y con un creciente protagonismo originario.

El desempleo y la cultura del consumo – omnipresente desde la TV a la telefonía celular móvil –  lo lleva a vivir el aquí y el ahora sin mayores expectativas de futuro, y desarrollando una inaudita temeridad en el enfrentamiento con cualquier expresión del orden establecido, explosivo cóctel al que confluyen siglos de opresión patriarcal y sistemático arrebato de su hábitat natural.

En ese magma cada vez más inocultable el cruce entre feminismos comunitarios y pueblos originarios viene gestando la Matria Plurinacional del mañana.

A la memoria de los dirigentes montoneros Eduardo Daniel Pereira Rossi (a) “Carlón” y Osvaldo Cambiaso. 

Fuente: La Gomera de David