El verbo es expropiar

Por Horacio Meguira*

La pandemia obliga a que el funcionamiento normal de una economía capitalista, donde la circulación de recursos y personas es imprescindible, sufra impedimentos que paralizan su flujo. Los recaudos, las prevenciones, las vedas, las prohibiciones, la cuarentena, inciden directamente en el sistema.

Se vende menos, ¿se compra menos?

Se consume menos. Se produce menos.

El capital, de por sí, nada va a hacer para que sus reglas no se cumplan. Nadie va a dejar de ganar o perder voluntariamente en beneficio de la comunidad.

Es el Estado el único capaz de frenar las consecuencias feroces que la pandemia produce y producirá sobre nuestras vidas.

Para ello, necesariamente debe contradecir las reglas del sistema. No hay otra posibilidad. Hacer circular lo que no circula, hacer producir lo que no produce, hacer funcionar lo que no funciona.

El motor que impulsa la economía capitalista (la ganancia) está sin combustible; la crisis es terminal en algunos sectores. El Estado debe asumir la función y para ello debe necesariamente expropiar.

Sacarle la propiedad de los medios de producción y servicios a los que no lo quieren hacer y poner en funcionamiento esa producción y servicios en beneficio de la subsistencia de la comunidad.

Tenemos que exigir la expropiación de bienes y servicios fundamentales: Alimentos, electricidad, agua, transporte, comunicaciones, vivienda.

Hubo acontecimientos en la historia que posibilitaron esa acción del Estado: La crisis del ’30 y la posguerra del Siglo XX. Es hora de tomar decisiones más drásticas. Creo que el Presidente Alberto Fernández es consciente de la situación, está demostrando coraje.

Ayudemos a que asuma la responsabilidad. Por nosotros y por nuestros hijos y nietos es la hora de expropiar.

*Abogado Laboralista. Director del Departamento Jurídico de la CTA Autónoma