Gallos Rojos: La serie que recopila hitos populares casi olvidados de Córdoba

Gallos Rojos (2016) es una propuesta a medias tintas entre documental y serie empieza en San Francisco y nos invita a reconstruir la herencia anarquista del abuelo de dos jóvenes y un Gallo Rojo. El Primer Tampierazo fue la apertura en esta propuesta de Ana Apontes y Ezequiel Salinas.

Por Manuel Montali

Los hermanos Boltén son dos especímenes raros que reciben, por herencia de un abuelo anarquista, un espécimen aún más raro que ellos: un gallo rojo, Doblevé, el último ejemplar de una raza que tienen que tratar de perpetuar. El animal no llega solo, viene con una serie de fotos en las que se lo ve metiendo la cresta en unos cuantos levantamientos populares de la historia cordobesa. Ése es el legado del viejo Boltén: un rompecabezas que tienen que recorrer los nietos en una Ford destartalada, para terminar de entender el sentido de una lucha que en todos lados se parece, porque enfrenta dos fuerzas siempre en pugna: el capital y el trabajo.

La serie que arma una simpática ficción sobre hechos reales, se estrenó en 2016 y fue dirigida por Ana Apontes y Ezequiel Salinas, con Rafael Rodríguez y Leopoldo Cáceres como protagonistas. Consta de 8 capítulos de unos 25 minutos cada uno. El primero de ellos es nada menos que un episodio local, el denominado “Primer Tampierazo”, la protesta por mejoras laborales que en 1929 sacudió a diferentes industrias de nuestra ciudad, entre ellas la fábrica fideera.

Mientras andan por ahí preguntando por gallinas rojas, comunicándose sólo con gestos con los parroquianos, los hermanos van recibiendo pistas que los llevan a enterarse de cada suceso de la herencia fotográfica a través de las voces de historiadores, siempre con el gallo a cuestas, como un Wally crestudo metido en medio de cada protesta cordobesa por la que pasó el abuelo desde su llegada de Moscú. Las filmaciones alternan imágenes y audiovisuales de archivo, en un trabajo de investigación de excelencia.

La historia, la ficción, se vuelve secundaria, apenas un móvil para conducir de episodio en episodio. De San Francisco van a la Capital, a barrio Alberdi, donde a fines del siglo XIX se registran las primeras experiencias de educación libertaria, escuela sin amos, sin patrón y sin dios.

Van luego hacia Cruz del Eje, en 1934, donde don Segundo Agustín Aguirre mató al capataz de un taller ferroviario “demasiado estricto, tirando a despótico” y se convirtió en héroe de la clase obrera. Siguen en esta locación, en la que antes, entre 1917 y 1919, cuando entraba en crisis el modelo agro-exportador y se despedían numerosos obreros de los ferrocarriles argentinos, estalló una huelga como bastión del sindicalismo anárquico.

Pasan por Cañada Verde (Villa Huidobro), en la que se dio el primer gobierno comunista de América, en 1928, cuando el bloque obrero y de campesinos ganó las elecciones y consagró como intendente a José Olmedo. Vuelven hacia nuestra región, porque en 1958, en Brinkmann, el comunismo volvió a triunfar, en la figura de Félix Stradella. Y retroceden nuevamente hacia Córdoba, para desentrañar el asesinato en 1933 de José Guevara, diputado provincial del Partido Socialista de Córdoba.

El último episodio muestra la llegada de los Boltén a las sierras, donde se oculta la tierra santa del abuelo: Cerro Negro, la comuna libertaria fundada en 1942 por el anarquista español Diego Abad de Santillán. Las fotos y las pistas terminan ahí. Aprendiendo de esa experiencia inédita, en ese lugar, quizá pueda renacer, y perpetuarse, la raza de gallos rojos.

En 2015, en una entrevista concedida a LA VOZ DE SAN JUSTO mientras recorría su hemeroteca, con motivo del inicio de filmación de esta serie, la directora Ana Apontes había resaltado el trabajo de investigación (iniciado por el periodista Alexis Oliva) que subyace a esta producción, así como el carácter “casi inédito” de muchos de los episodios narrados, que tienen lugar exclusivamente en nuestra provincia, pero que están hermanados con tantas otras revoluciones que recorrieron este planeta, desde Rusia hasta Cuba.

“La lucha no tiene frontera”, le dice a los Boltén uno de los historiadores entrevistados para la serie. Tampoco tiene año de vencimiento.

Fuente: www.lavozdesanjusto.com.ar