Giuliani refutó a los funcionarios del Municipio de Villa María

El Secretario General de ATE y la CTA Autónoma Córdoba, Federico Giuliani, rebatió a los funcionarios de la Municipalidad de Villa María que, tras la rotunda Jornada de Protesta del 7 de marzo, indicaron a la prensa “que el martes pasado se les recibió un petitorio, pero no se acordó una reunión o recibimiento”.

Giuliani desmintió tajamente la versión oficial que sostiene que no existió un acuerdo para concretar una reunión entre las partes en conflicto: “Mienten, y lo saben, los manifestantes levantamos la ocupación pacífica del Palacio Municipal donde permanecimos más de dos horas, después que la Secretaría de Gobierno convocara a una instancia de diálogo con el Departamento Ejecutivo para tratar nuestros reclamos por la reincorporación del personal despedido en la Secretaría de Salud; el cumplimiento de las promesas realizadas a los comedores comunitarios y la regularización de la entrega de alimentos; como así también la necesidad del pago de sueldos dignos a los municipales y el pase a planta del personal bajo relación laboral precaria”.

“El incumplimiento de la palabra empeñada por el Secretario de Gobierno, Eduardo Rodríguez y el Intendente Martín Gill, lo único que hace es echar leña al fuego del conflicto y amerita que las trabajadoras y trabajadores volvamos a movilizarnos y realizar las acciones políticas, gremiales y legales que correspondan, hasta que nuestras demandas sean atendidas por quienes se dicen ser parte de un Gobierno Nacional y Popular y actúan en total sintonía con el ‘Cordobesismo’ neoliberal y conservador”, subrayó.

Giuliani concluyó: “Es deplorable que el Intendente de Villa María y su Secretario de Gobierno opten por el cinismo, la poca seriedad y el engaño para confundir a la gente y evadir sus responsabilidades en los despidos arbitrarios perpetrados en un área municipal como la de Salud, donde se ha denunciado a su titular por abuso y maltrato laboral en reiteradas oportunidades; en la desatención a los pedidos de los merenderos de barrios populares que tienen que lidiar todos los días para dar alimento a los pibes y a los viejos, mientras el Estado Municipal -que tiene a la mayor parte de sus empleados en condiciones de precarización laboral y con salarios miserables- mira para otro lado”.