Me quedo con la sonrisa de nuestros pibes

Por Federico Giuliani*

Río Cuarto es una ciudad que, desde que tengo uso de memoria, vive de las apariencias. Portadora de un alto componente reaccionario, a la Capital Alterna de la Provincia de Córdoba no le gusta ver el desfile de pobres por el centro, por eso movilizar a cientos de compañeros y compañeras el 28 de agosto vale triple.

Militar con alegría, descontracturados, sin cara de culo -como dice Víctor De Gennaro-, porque estamos convencidos de lo que hacemos, por lo que militamos y nos organizamos. A pesar de las penurias que sufren nuestros compañeros y compañeras en las barriadas populares dejamos las tristezas de lado para poner toda la energía en luchar.

En esta ciudad careta marchar por las calles céntricas mostrando a los olvidados, a los que viven a pocas cuadras de la Plaza Central sin servicios básicos, es un pecado, es el hecho maldito de la sociedad burguesa y gorila que nos acusa de tantas cosas malas y discrimina con sectarismo y agresividad a los que no son sus “iguales”.

En esta ciudad que estigmatiza la pobreza, en donde la mitad de los laburantes vive con trabajos en negro y changas, 1 de cada 3 pibes y pibas tiene hambre, el 40 por ciento de la gente está bajo la línea de la pobreza, proliferan villas y asentamientos y se registran por lo menos 200 merenderos, a contramano de esa minoría que se recluye en los countries y barrios cerrados, este miércoles más de 500 militantes del MAP y la CTA Autónoma salimos otra vez a la calle para horror de esa clase media berreta, de los chetos políticamente analfabetos, y de los desclasados que destilan bronca cuando ven a los pobres caminando por la ciudad que creen que es de su exclusiva propiedad.

Entre ellos y yo, diría Serrat, hay algo personal.

Me quedo con mis compañeras y compañeros cocinando el guiso, la olla popular a fuego lento, el disco fritando las tortas fritas.

Compartiendo el pan, la mesa de los que menos tienen, gritando las injusticias, sin violencia, sin resentimientos.

Mientras, la inmensa mayoría de los políticos y políticas de Río Cuarto, por omisión, falta de capacidad, voluntad o decisión, siguen mirando para otro lado. Como si fuera natural que haya hambre en esta ciudad rica enclavada en plena “Pampa Gringa”.

En la ciudad de los sojeros, del boom inmobiliario y las 4×4, cientos de mujeres y hombres, jóvenes y jubilados, ocupados y desocupados plagados de dignidad, organizamos la esperanza en cada merendero, en cada comedor, en cada huerta comunitaria y en cada barrio. Porque la disputa con el poder la damos en el territorio.

Me quedo con la sonrisa de nuestros chicos y chicas que son el presente.

El Hambre es un Crimen. Ni un pibe ni piba menos.

El amor vence al odio. Siempre.

*Secretario General de la CTA Autónoma de la provincia de Córdoba. Secretario General electo de ATE Córdoba