Mundial de Qatar: El rostro festivo de la hambruna global

Por Jorge Falcone

Con ser una noticia auspiciosa el ajustadísimo triunfo de Lula en Brasil, y prometedora la posible oxigenación de organismos regionales de carácter multilateral – siempre útiles a la hora de confrontar en mejores condiciones con el Norte Global -, el segundo ciclo “progresista” en Nuestra América (Boric en Chile, Luis Arce en Bolivia, Pedro Castillo en Perú, Gustavo Petro en Colombia, y los Fernández en Argentina… todxs atadxs de pies y manos ante el poder real, gobernando en sociedades partidas) que muchos analistas celebran con bombos y platillos, carga con el pobre precedente del primero, que no modificó en ningún país del continente la matriz productiva extractivista de acumulación por desposesión, y ocurre en un contexto de mucha mayor concentración del capital multinacional, así como de carencias pendientes de resolución en materia de organización popular. De modo que, una vez más – y ya debería haber quedado definitivamente claro, porque experiencia al respecto sobra -, para cambiarlo todo, los pueblos solo se tienen a sí mismos y al invalorable patrimonio de lucha que atesoran.

“Los nombres no importan, las políticas sí. Mientras tanto, el capitalismo neoliberal, es decir, dejar que el mercado piense por nosotros, ha demostrado ser un fracaso masivo, ya que ha creado una enorme injusticia entre los seres humanos y ha iniciado un evento de extinción masiva en la biosfera, al tiempo que se proclama un éxito, que ha sido para el 1% y sus facilitadores, pero para nadie más. Así que, lo que no puede continuar, no continuará; y como el cambio tiene que ocurrir, ocurrirá. La única pregunta es: ¿se trata de un cambio a mejor o a peor? Somos nosotros quienes tomamos esas decisiones todos los días”. 

Kim Stanley Robinson. Autor estadounidense de ciencia ficción entrevistado para la Revista Jacobin.

Aprestos de campaña en Palacio y malestar creciente en La Calle 

Mientras en casi todos los quioscos del país puede leerse el ya clásico cartel que informa “no hay álbum ni figuritas del Mundial”, como suele ocurrir en el mundo  capitalista, en las altas esferas gubernamentales se traza el rumbo de la verdadera política, que en Argentina golpeará con fuerza al hogar de las grandes mayorías a lo largo del año entrante, toda vez que el Presupuesto previsto para 2023 cuenta con dos grandes limitaciones: por un lado, el peso económico de la deuda, que en 2022 representó el 7% del total del gasto, y pasará a superar el 10%; y por el otro las metas fiscales, monetarias y de crecimiento que debemos alcanzar, para aprobar futuras revisiones del FMI. También porque se van a empezar a aplicar subas de tarifas de los servicios públicos que no solo impactarán directamente sobre los precios, sino que restarán ingresos disponibles a las familias para el consumo.

En tanto, el Súper Ministro Sergio Massa – concentrando la suma del poder político -, se afana por amortiguar el ajuste en curso, en una carrera contra reloj para que el Frente de Todxs arribe a las próximas elecciones nacionales con alguna chance de éxito. Tarea digna de la saga fílmica Misión Imposible, en un contexto en el que un Primer Mandatario prácticamente aislado se empeña en competir en la interna de su partido, y la vicepresidenta se desvela por zafar del enredo en que la mantiene la Justicia.

Ante semejante desencuentro, tras la media sanción del Presupuesto 2023, el proyecto del Frente de Todos para eliminar las PASO que llegó a la Cámara de Diputados va en contra de lo pretendido por el presidente Alberto Fernández.

La impresión que viene creciendo en todos los sectores del peronismo es la de que Cristina y su hijo están jugando a dejar tierra arrasada. O sea, si no ganan y tienen que dejar el poder, prefieren quemar todo y hacerle la vida imposible al que gane de la oposición en vez de ayudar a que se termine imponiendo uno de los propios.

Las recientes tres renuncias ministeriales concretadas en apenas 72 horas, por motivos distintos pero concurrentes, han sido el corolario de una sucesión de conflictos profundos, de consecuencias todavía imprevisibles.

La inexplicable – pero sobre todo inexplicada – represión policial en La Plata y el desalojo de los predios ocupados por mapuches en Villa Mascardi, junto a la detención de media docena de mujeres de esa comunidad, precipitaron un pase de facturas interno, una devolución de rencores atrasados entre albertistas, kicillofistas y camporistas a cielo abierto y sin precedentes.

Ese conflicto ocurre en un corredor cordillerano abundante en bosques, ríos y lagos, que va desde Bariloche hasta El Bolsón, aunque puede extenderse hasta Esquel, al noroeste de Chubut.

Es una zona estratégica de gran valor paisajístico para turismo VIP, nacientes de agua dulce y la incalculable biodiversidad de los bosques andinopatagónicos aún no del todo mensurada. Eso, además de la especulación inmobiliaria y el negociado forestal.

En las inmediaciones poseen estancias la reina Máxima de Holanda, el empresario farmacéutico Alejandro Röemmers, el banquero Eduardo Maschwitz, los grupos Belgian Urban Renovation Company (BURCO), Benetton y Massuh, la corporación británica Lago Escondido, e inversiones de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y Qatar (compradas al financista Marcelo Mindlin), entre muchos otros.

Estos intereses y los de grupos turísticos, financieros, inmobiliarios y forestales tienen su cara visible en Consenso Bariloche, organización creada en 2021 como evolución de un bloque anti tomas desarrollado meses antes en Bariloche por la ascendente presidenta del PRO, Patricia Bullrich, lo cual indica que, de cara a un año electoral, dista mucho de resolverse.

Los sectores más ultramontanos de la sociedad no dejan de sorprender en su vertiginosa radicalización: Hace poco Javier Milei brindó un efusivo discurso junto a Vox en España, ratificando la superioridad moral de las derechas globales.

A medida que el clima político se enrarece, referentes como Manzur, que alguna vez fueran promesa en el gabinete nacional, preparan su equipaje para retornar a sus respectivos distritos, en procura de resistir allí en mejores condiciones el desenlace de una nueva oportunidad histórica desperdiciada. En esa suerte de “sálvese quien pueda” se inscribe la salida de Ferraresi de la cartera de Vivienda y Hábitat.

A todo esto, la severa crisis económica también tensa la cuerda en la base social del gobierno, donde tampoco hay homogeneidad respecto del rumbo a seguir.

En una dura carta, Juan Grabois cuestionó al Gobierno y criticó el bono para indigentes señalando que “fue lamentable”. El dirigente social, cercano al Frente de Todos, sostuvo que hubo “problemas operativos” y también apuntó a la cantidad de restricciones para acceder al aporte, preguntándose “cómo puede ser que haya funcionarios tan preocupados por contarles las costillas a los pobres”.

Por su parte, Emilio Pérsico, referente del Movimiento Evita, también criticó en duros términos el mismo bono de 45.000 pesos que otorga el Gobierno: “Es difícil encontrar indigentes en una planilla de Excel”; manifestó.

En tales circunstancias, un Alberto Fernández sumamente debilitado debe mediar entre el sector de Grabois, al que respalda Cristina Kirchner, y el de Pérsico, que ha venido siendo su principal sostén. 

Por su parteel clima en el que quedó envuelta la Confederación General del Trabajo luego de que la Cámara de Diputados votara en contra de un artículo del proyecto de Presupuesto 2023 acordado con el Frente de Todos y que iba a permitir un alivio en el creciente déficit financiero de las obras sociales, es de profunda insatisfacción, ya que ha quedado al borde del colapso, y encarando un plan para enfrentarse con La Cámpora y recortarle poder. En la reciente “Conferencia 2022: Desarrollo, Producción y Trabajo”, una iniciativa organizada por un puñado de gremialistas no pertenecientes al núcleo duro de la central obrera, quedó constituido el Espacio Laborar, por ahora definido como apartidario y sin fines de lucro, pero que tiene como ejes la investigación, el análisis y la construcción de políticas públicas.

En tanto, el poderoso movimiento piquetero coincidió con los líderes sociales oficialistas en que el monto de la nueva “ayuda” para paliar la indigencia es a todas luces insuficiente y, retomando su Plan de Lucha, volvió a ocupar las calles por esa causa y porque a dos años del violento desalojo de lxs vecinxs sin tierra en Guernica, el gobierno aún no cumple con su compromiso de entregar lotes con servicios y viviendas dignas.

El bono “Fiestas” – destinado a trabajadores privados y por única vez – que la Casa Rosada impulsa bajo presión luego de que el kirchnerismo pidiera dar una suma fija para compensar la inflación, difícilmente alcance para desescalar la conflictividad social existente, motivada por una feroz asimetría entre precios y salarios.   

Cómo y porqué llegamos hasta aquí 

Según la teoría clásica, a las guerras inter estatales sobrevienen revoluciones en los países derrotados. Hoy el mundo sigue atento la prolongada confrontación en Europa del Este entre la OTAN y la Federación Rusa, desarrollada en el marco de una transición hegemónica en la que se advierte un significativo repliegue de EEUU en posiciones estratégicas como Siria o Afganistán, mientras sin prisa y sin pausa la Ruta de la Seda continúa expandiéndose hacia occidente. 

En ese damero, así como el Estrecho de Ormuz es el corredor por el que circula el 50% del combustible del planeta, y quien lo controle manejará esa superlativa palanca de poder, por nuestro Río Paraná viene circulando el 53% del producto granario que alimenta al resto del mundo. Ello permite inferir hacia dónde se replegará el imperialismo yanqui en decadencia cuando vuelva malherido desde Oriente Medio.

Sin ir más lejos, como lo consignó sin cortapisas la revista Crisis, “el 30 de marzo de este año hubo un cónclave del Consejo de Seguridad Interior, organismo perteneciente al Ministerio de Seguridad que, con foco en el narcotráfico, realiza reuniones periódicas entre ministros provinciales, fuerzas federales, representantes de la justicia y de seguridad nacional e internacional para articular una agenda transnacional contra el delito organizado. Ese día los agentes de la DEA Richard Candelaria y Kevin Wood blanquearon que la agencia norteamericana no solo selecciona a los oficiales argentinos que componen los Grupos Operativos Conjuntos (GOC) que funcionan en el NOA y en el NEA desde 2017, sino que también los conducen”.  

Esos datos habilitan a preguntarse en qué condiciones encontrará dicha avanzada a un pueblo como el nuestro – con importantísima tradición de lucha soberanista pero actualmente muy fragmentado – para poder hacerle frente al saqueo impune de nuestros bienes con la unidad que tal empresa requiere. 

Evidentemente, el cuadro de anomia y luchas eminentemente defensivas que presenta hoy la Argentina no es ajeno a la derrota de la estrategia revolucionaria de los 60 y 70s – aquí y en todo el mundo no alineado – durante la transición entre un capitalismo productivo y otro financiero; la consiguiente implosión de la Unión Soviética, que despojó a los pueblos rebeldes de un norte aspiracional; la Revolución Tecnológica en curso, que aceleró el proceso de globalización de la ideología promovida por las potencias hegemónicas, imponiendo una homogeneización cultural sin precedentes; y, a nivel local, la regresiva conjunción entre el saldo socialmente escarmentador remanente del genocidio dictatorial, así como el rol retardatario que viene jugando un peronismo absolutamente alejado de algún pasado subversivo y devenido en partido del poder, garante de la gobernabilidad burguesa. 

Ante dicho escenario, cuesta creer que bastará con acordar un programa revolucionario de mínima entre las fuerzas políticas insumisas, sin que – para que ello cuaje – concurra un acontecimiento disruptivo del tipo octubre de 1945, mayo de 1969, o diciembre de 2001. 

Probablemente la asignatura pendiente de carácter más urgente para propiciar tales condiciones sea conseguir interpelar a esa base social común – tan empobrecida económica como culturalmente -, capaz tanto de cortar el Puente Pueyrredón desafiando al poder como de engrosar la concurrencia a cuatro actos distintos por el Día de la Lealtad que no movieron el amperímetro.

Puede que la tarea de la hora sea, en todo caso, despertar a esas células dormidas que atesoran la memoria latente de nuestras gestas más heroicas, y que hoy vienen jugando el rol de rehenes de los planes sociales fomentados por el Norte Global para frenar la revuelta, y administrados a diestra y siniestra por esta democracia de la derrota presta a cumplir cuatro décadas.

En contextos como el descripto, el escenario deportivo mundialista reinstala un velo entre la opinión pública y la realidad más acuciante, reeditando aquello de “pan y circo”, ahora con más circo que pan.

Pero cualquiera sea la suerte competitiva de nuestra Selección Nacional – ojalá que la mejor -, diciembre seguirá siendo el mes de las grandes turbulencias sociales, cada vez más difíciles de asordinar con vuvuzelas.

Fuente: La Gomera de David