No a la baja de la edad de imputabilidad

Por Alberto Morlachetti

Los accionistas de los niños descalzos piden bajar la edad para penalizar a los pibes. Como si los responsables de la pobreza y la inseguridad que vive nuestro país fueran esos pequeños hambrientos de miradas oscuras que piden un poco de amor aunque sea de segunda mano.
Los destinatarios de la Convención de Naciones Unidas sobre Derechos del Niño, nacida para proteger, alimentar, acariciar al cachorro humano, recorren las calles tirando de sus carritos cargados con los despojos de una felicidad ajena y descartable.
Los hacedores de leyes duras y penas de acero no salieron en otros momentos a alentar rebeliones, cuando el menemismo saqueaba nuestro país con privatizaciones impuras mientras amontonaba pobres a la intemperie.
Hoy el 60% de los pibes son pobres. Mientras el hambre-asesino serial-anda suelto por las calles matando y mutilando niños y niñas en un sistema patrocinado por el odio, que se empeña en enfatizar la inutilidad social de los excluidos, intentando bajar la edad de punición, para someterlos a drásticos procesos de encierro, para que no prediquen el evangelio de la disidencia, ni siquiera en el gráfico y terrible lenguaje de las paredes de un calabozo.
Quieren que la vida no valga nada. Una semilla de mijo en un granero. Pero que vayan sabiendo que la dignidad no se mide por el tamaño de los patrimonios, sino por aquellos benditos esperanzados que caminan a través de los siglos detrás de la utopía.