El 15 de abril de 1953, mientras se realizaba un acto de la CGT en la Plaza de Mayo, y Perón hablaba desde el balcón de la Casa Rosada, estallaron dos bombas que mataron a seis personas e hirieron a casi un centenar. Los terroristas habían dispuesto más bombas en la azotea del Banco Nación, para que el edificio se desplomara sobre los civiles y la masacre fuese mayor, pero no estallaron.
El antiperonismo inició así su camino de odio y muerte, que siguió con las bombas de 1955, los fusilamientos de 1956 y la “desperonización” para erradicar al peronismo de la historia argentina. Entre los asesinos estuvieron Roque Carranza, que más adelante sería Ministro de Alfonsín, Arturo Mathov, luego diputado radical y padre de Enrique (funcionario de De la Rúa y condenado por la represión del 21 de diciembre de 2001 que terminó con 39 muertos). Los demás verdugos eran miembros de destacadas familias antiperonistas de la República. Tras el Golpe de Estado de 1955 que derrocó a Perón, todos los imputados fueron amnistiados por la autodenominada “Revolución Libertadora”.
El atentado en la Plaza de Mayo del 15 de abril de 1953 fue un ataque terrorista que consistió en la detonación de dos bombas mientras se realizaba un acto sindical organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT) en la Plaza de Mayo (frente a la Casa de Gobierno). Como resultado murieron seis personas y más de 90 quedaron heridas, entre ellos 19 mutilados. En respuesta al atentado de la Plaza de Mayo, grupos de militantes y manifestantes peronistas provocaron incendios en sedes emblemáticas de la oposición peronista. Se trató de las sedes de los partidos demócrata, radical y socialista, así como el Jockey Club.

La explosión tuvo lugar en la céntrica Plaza de Mayo de Buenos Aires y la Línea A de subterráneos que corre por debajo de la misma, mientras el entonces Presidente Juan Domingo Perón se dirigía a los presentes desde la Casa Rosada. También habían colocado bombas sobre la azotea del edificio del Banco de la Nación, con la intención de que la mampostería se desplomara sobre la multitud apiñada en sus cercanías. Afortunadamente, estas bombas, que hubieran causado un número mucho mayor de víctimas, no estallaron. Días después los responsables de los atentados de la Plaza de Mayo, jóvenes profesionales y universitarios pertenecientes a familias de clase media alta, fueron detenidos y procesados por la Justicia ante los jueces competentes, con todas las garantías de la Constitución y de la ley.
El grupo atacante estuvo conformado por Roque Carranza, Carlos Alberto González Dogliotti, y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, apoyados por el capitán Eduardo Thölke, que les proveyó los explosivos. El ataque terrorista provocó la reacción violenta de varios manifestantes que incendiaron locales de las agrupaciones que asociaban con los responsables del atentado. El jefe del operativo, Arturo Mathov, tuvo cierta notoriedad pública al llegar a ser diputado nacional por el radicalismo. Con respecto a las bombas, el historiador Félix Luna, citado por Galasso, sostiene que se trataba de un grupo de jóvenes, activistas habituales de la FUBA, que se habían adiestrado en el manejo de armas y explosivos, y ya habían intentado matar a Perón en uno de sus viajes. Casi todos pertenecían a familias tradicionales de buena posición económica.
Roque Carranza (1919-1986) ―quien más adelante fue Ministro del Presidente Raúl Alfonsín― y Carlos Alberto González Dogliotti fueron detenidos como autores materiales del atentado. Ambos confesaron su autoría en el hecho. Con posterioridad, González Dogliotti reconoció haber puesto las bombas, pero sostuvo que las mismas sólo eran bombas de estruendo y que los muertos y mutilados fueron consecuencia de la estampida de la multitud a causa del terror provocado por la explosión.

Por su parte, Carranza negó luego haber colocado las bombas, aunque reconoció haber conocido el lugar donde las mismas se armaban, en tanto que los testimonios de sus conocidos son coincidentes en sostener que “la actividad de Carranza durante los nueve años de gobierno peronista fue un incesante trajinar por los laboratorios caseros, donde se fabricaban explosivos”.
Como resultado murieron seis personas: Santa Festigiata D’ Amico, Mario Pérez, León David Roumeaux, Osvaldo Mouché, Salvador Manes y José Ignacio Couta y más de 90 quedaron heridas, entre ellos 19 mutilados. Tras el Golpe de Estado de 1955 que derrocó a Juan Domingo Perón fueron amnistiados por la dictadura de Aramburu y Rojas, conocida por el pueblo como la “Revolución Fusiladora”.
En 1987, un año después de la muerte de Carranza, se nombró en su honor una estación de subte de la ciudad de Buenos Aires.
El atentado en la Plaza de Mayo del 15 de abril de 1953 fue un ataque planificado por grupos golpistas que ya iban perfilando el golpe al pueblo peronista en 1955.