Una estrategia de los pueblos en el medio de la guerra interimperialista

El desarrollo de la Cumbre de la CELAC en nuestro país, con la presencia de la mayoría de las y los presidentes de la región, fue un buen disparador para reflexionar junto a Carlos Rang, docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y Delegado de ATE en la Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (SACFI), sobre el papel que cumple Argentina y el continente en un mundo atravesado por guerra militares y comerciales, que ponen sus ojos en los recursos naturales de la periferia capitalista y obturan el protagonismo de los pueblos.

Mientras se desarrollaba la VII Cumbre de la CELAC, Rang reflexionó las fuerzas que se enfrentan y el papel de los pueblos en ese contexto. “El enfrentamiento principal, en el marco de un capitalismo que está en una crisis crónica, es el de una guerra interimperialista. Llegamos a un momento donde el capitalismo tiene que ir a la guerra y ésta no es solo en ucrania, sino que toma distintos formatos bajo la forma de lucha por los territorios, por el control de la moneda, de la tecnología, de los bienes naturales, de la especulación de la mercancía”, explicó el delegado, que ya publicó punblicó un artículo muy interesante al respecto en la web de la CTA Córdoba.

¿Quienes pelean?

-No nos tenemos que quedar con la mirada local, si el conflicto es entre el Parlamento peruano y Pedro Castillo o el “Bolsonarismo” brasilero y el PT y Lula y sus alianzas, al igual que en Argentina o cualquier otra parte de Latinoamérica. Se trata de un enfrentamiento general de grandes actores de facciones del capital que conjugan proyectos estratégicos y tienen capacidad de poder desarrollarlos y llevarlos adelante.

Por eso estamos viviendo un caos sistémico como en otros momentos de la historia donde hubo este tipo de grandes crisis. Vemos enfrentamientos entre varias líneas de jugadores: Hay un sector que es más globalista y financiero, que está sentado en los grandes fondos de inversión, relacionados con la energía verde y las criptomonedas: Eso es parte de una fracción que tiene capacidad global y que empuja al mundo hacia un nuevo orden.

Por otro lado encontramos lo que conocimos como el viejo imperialismo norteamericano y los continentalismos, ya sean yankys o europeos, fracciones de capitales que empujan su propio proyecto, relacionada con las energías viejas, el dólar, el armamentismo, las petroquímicas.

Además, empuja fuertemente un proyecto que nace al calor de la deslocalización de los capitales, las nuevas formas como el capital financiero trasnacional que tuvo que trasladarse a otras regiones para generar condiciones de acumulación en distintos territorios, generando un mundo nuevo, que se asienta en China –con su nacionalismo y el Partido Comunista- y en Rusia –con el partido de Putin-, fuerzas que se concentran en las alianzas como la que establecen la Cooperación de Shanghái y el BRICS.

¿Qué pasa con Nuestamérica?

-Lo que está en juego es el territorio nuestramericano, esa es la diputa principal de lo que se ve. Tenemos ejemplos para dar, como el nuevo el proyecto de la Ruta de la Seda, las nuevas monedas para el intercambio comercial que demuelen el dólar. También hay discusiones respecto a las inversiones, por caso Argentina está por comprar los aviones de guerra y están discutiendo China, EEUU, Rusia también, Brasil a partir de las cartas de intención firmadas con Lula Da Silva.

Es una disputa general por los territorios sociales en medio de la geopolítica mundial. Recordemos que en el sur tenemos cuestiones como los recursos naturales, el litio y los minerales estratégicos, los alimentos, el petróleo. Eso está en disputa para ver quién gana y se los lleva en esta carrera donde el nuevo orden mundial impone las monedas, los patrones y las instituciones que lo van a dominar.

Nombraste los bloques que se enfrentan, algunos más ligados al dólar y otros al desarrollismo o al globalismo financiero. ¿Cuáles son las estrategias de los pueblos para no quedar encapsulados bajo estos liderazgos y cuál el camino a recorrer?

-Vemos que la historia del capitalismo periférico en Nuestamérica se subordina al mandato que impone la división del trabajo, donde somos grandes productores de materia prima y no nos permiten jamás generar un desarrollo autónomo y propio donde participe el pueblo. Por eso generan condiciones para dividirnos al pueblo y enfrentarlo. Este globalismo financiero tiene una forma política neoprogresista. Hay muchos presidentes de Latinoamérica que tienen este discurso de la interseccionalidad, donde el discurso de las clases sociales queda solapado a los criterios de etnia, raza, las diversidades y el tema climático. Muchas veces esto termina separando al no poner a discusión el conjunto de variables para que podamos tener una estrategia común que englobe las particularidades y parcialidades.

También hay otras formas de imponer políticas a través de las nuevas iglesias protestantes, tenemos el narco que se mete de lleno en los barrios destruyendo las capacidades de nuestros jóvenes y el pueblo trabajador.

-¿Estamos preparados para asumir estos debates?

-Para enfrentar este panorama los pueblos tienen que encontrar nuevas estrategias organizativas y de poder, con una mirada que ponga el acento en una estrategia de la totalidad. Para eso se necesita una organización que tenga escala, materia y moral suficiente para enfrentar al enemigo principal, que en este caso son las fuerzas reaccionarias del imperio norteamericano y secundario, las fuerzas neoprogresistas. También hay que prestar atención a este llamado multipolarismo relativo con China y Rusia que nos quiere llevar a un proyecto de proveedores de materias primas. Necesitamos un proyecto autónomo y soberano a escala continental donde la clase trabajadora tenga un rol central. En ese marco, precisamos organización, fortalecer las organizaciones que pongan el foco en la formación de cuadros que sean articuladores de la totalidad del problema y con una perspectiva general de clase.

Por ahí es el camino donde podemos arrancar para desarrollarnos en un mundo convulso, en medio de una guerra interimperialista que lleva a un montón de trabajadores y trabajadoras al enfrentamiento y el combate entre sí. De esta forma se transformarían los conflictos actuales en una guerra revolucionaria donde seamos los trabajadores quienes fijemos nuestro propio destino.

-Recientemente se desarrolló la VII Cumbre de la CELAC y paralelamente se realizó una Cumbre de la CELAC de los Pueblos. ¿Cómo ves el tratamiento de estas agendas en los espacios donde los pueblos puedan generar discusiones al margen de las consignas de los gobiernos?

-Es muy importante que las centrales de trabajadores estemos participando y discutiendo en estas cumbres porque lo que se pone en juego es el destino conjunto en Latinoamérica por un proyecto soberano, para no quedar debajo de las patas del imperialismo en cualquiera de sus fracciones interesadas en nuestro territorio.

Hay que decir también que es importante salir del oportunismo de las organizaciones y los partidos políticos para mirar la totalidad y armar una agenda programática y de poder, en vez de poner en agendas parcializadas. A veces las partes no hacen al todo. Es necesario tener una estrategia de poder y discutir las estrategias centrales que tiene un programa de la CTA que nos dé Soberanía Popular. Necesitamos un programa en base a alianzas sociales que permita plantear con firmeza nuestro programa estratégico que tiene que ver con un proyecto de poder y no uno de consigna donde esté reflejado únicamente la particularidad de los movimientos sociales. Hay que cerrar un proyecto que tenga una mirada de la totalidad que reconstruya una estrategia de poder para el pueblo argentino y latinoamericano, un programa que genere una unidad de los pueblos que sea un actor importante en el contexto del escenario global que estamos asistiendo de guerra interimperialista.

Fuente: www.atecordoba.org