Villa María: Relatos de su proceso fundacional

Por Jesús Chirino*

Existe un relato histórico acerca del proceso fundacional de Villa María que posee consenso. La construcción del mismo cuenta con el invalorable aporte realizado por diferentes historiadores a lo largo de décadas, también de diferentes hombres y mujeres de la ciudad que desde la comunicación, el arte y las ciencias continúan indagando en la temática.

Pero la historia no es algo que descansa plácidamente al sol del presente, por el contrario, arde produciendo intensos calores cuando se la mira desde las concepciones que en su andar la sociedad va incorporando. Desde allí podemos preguntarnos qué está presente y cuáles son las ausencias en esos relatos.

Sólo los hombres fueron registrados

La fecha en la cual todos los años se festeja el aniversario del nacimiento de Villa María conmemora el 27 de septiembre de 1867, cuando el perito y vocal del Departamento Topográfico de la provincia, ingeniero Santiago Echenique, escribió que en cumplimiento del decreto, que forma parte del expediente, se deja archivado en esa oficina el plano de la “Villa María”.

A juicio del firmante podría tomarse lo formulado en una nota de Pablo Barrelier, apoderado de Manuel Anselmo Ocampo, respecto de los lugares destinados a establecimientos de servicios públicos. Aunque tiempo antes, el 6 de agosto, se había vendido un terreno a Manuel Yrigoyen, ciudadano paraguayo.

Se trataba de “un sitio esquina ubicado en la Villa María, pueblo deslindado en derredor de la Estación del Ferrocarril Central en Villa Nueva, manzana 53 del plano depositado en el Departamento Topográfico”. Incluso puede mencionarse que el 7 de junio de 1867 se tomaron medidas y se amojonó el terreno que Manuel Anselmo Ocampo vendió al gobierno nacional con la condición de que en él se erigiera la “Estación del Ferrocarril Central Argentino”. De la operación comercial participó Juan Manuel Perdriel, apoderado de la parte compradora.

Podría continuar mencionando innumerables datos acerca del proceso fundacional de Villa María, incluso rescatar cada detalle publicado por algunos historiadores documentados que trataron el tema como, por ejemplo, José A. Pedernera o Bernardino Calvo. Una de las cosas que surge de la historia de este proceso fundacional es la nula referencia a mujeres y el apego a documentación que bien es firmada por alguna oficina oficial o, siendo originada por particulares, está dirigida a algún agente gubernamental.

Esto no se debe a ningún error metodológico o algo por el estilo, por el contrario, se trata de trabajos que revisten rigurosidad, pero que no pueden escapar de concepciones propias de la época en que fueron escritos.

Quizás la historia de ese proceso fundacional podría ser descrito de otra manera. Si bien las mujeres no aparecen en los documentos oficiales, es claro que estaban. Que no figuren en esos papeles obedece tanto al estatuto legal que en esa época les otorgaba el derecho vigente, como el lugar social al cual se las recluía en la vida comunitaria.

Teniendo en cuenta esto, se entiende que sean hombres: el propietario de las tierras, su apoderado, el representante del gobierno nacional, el ingeniero que mide y amojona la tierra, los especuladores inmobiliarios que compran los primeros terrenos, el gobernador provincial que aprueba todo.

Otros registros

Es claro que tanto la documentación oficial como la comercial poseen límites para el registro de la realidad que no devienen de deficiencias en su confección, sino que le son constitutivos. De allí que el apego total a este tipo de fuente produciría un relato histórico que dejaría fuera de registro cuestiones importantes.

Esas “ausencias” suelen estar naturalizadas y, más allá de contar con fuentes para darles presencia en la historia, debemos tener interés en visualizarlas. Como vimos, una de las ausencias es la mujer que, debemos ser claros, que no estén registradas sus contribuciones no quiere decir que las mismas no existieran.

Otro aspecto que puede observarse en algunos relatos históricos es que casi toda la atención está volcada a agentes del gobierno, propietarios o partícipes en los intercambios comerciales.

Sin embargo, en registros de historiadores locales existen claras referencias a que, por ejemplo,  para el 27 de septiembre de 1867 ya existían lugares donde vivían quienes trabajaban en tendido ferroviario y, también, de quienes abastecían con alimentos a esa gente.

Es decir que antes de que algunos banqueros, terratenientes y especuladores inmobiliarios compraran los primeros terrenos en el lugar que se había demarcado, existían ya hombres y mujeres del pueblo trabajador que vivían en estas tierras. No existen elementos para decir que todos ellos se marcharon y no se afincaron en la naciente Villa.

Es claro que existe algo más que el proceso fundacional relacionado a la existencia legal de esta localidad con nombre de mujer.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar