El progreso atacando al monte

Por Jesús Chirino*

Testimonios de viajeros que llegaron a Villa María en 1868 señalan el gran movimiento comercial en el lugar y la explotación de los montes de la zona. Un dato que debe tenerse muy en cuenta en la historia de la ciudad es el impacto del desarrollo en el medioambiente.

Partiendo desde Rosario

El británico William Hadfield, quien ya había visitado Argentina en 1853, en mayo de 1868 arriba a Rosario, declarando que “el gran objeto de mi visita aquí fue por supuesto ver el Ferrocarril Central Argentino”. Aún hoy se puede leer el registro de las circunstancias de ese viaje en su libro “Brazil and River Plate en 1868 / Showing the progress of those countries since his former visit 1853” publicado en la ciudad de Londres durante 1869.

La circulación del tren entre Rosario y Villa María estaba habilitado, a las 8 horas de la mañana partía desde la ciudad santafecina y el mismo Hadfield señala que se preveía “su llegada a Villa Nueva a una distancia de 158 millas (254 km), a las 6 p.m.”. También dejó constancia de que la formación ferroviaria viajaba “a una velocidad promedio de cerca de 16 millas por hora (25,7 Km/h)” y se detenía en ocho paradas. En cuanto al tren en sí lo describe “compuesto por vagones y dos coches para pasajeros norteamericanos” uno para primera y el otro para segunda clase.

Un día de mayo de 1868 que partió desde Rosario salió “después de las ocho en punto con un largo tren y los coches estaban bastante completos”. Describe su paso por algunas de las estaciones. Primero las de Roldán y Carcarañá, “estas dos primeras estaciones son meros ranchos de barro, siendo solamente temporarias…”. Luego pasa por Cañada de Gómez de cuya estación escribió que “está muy bien edificada en ladrillos”. También hace mención de la llegada a Leones, no sin antes pasar por Tortugas.

Coexistencia de sistemas de transportes

En un punto, Hadfield dice “pasamos una larga caravana de carretas marchando desde Rosario, llena de mercaderías para lugares distantes; también tropas con mulas cargadas avanzando en la misma dirección, dado que las instalaciones ofrecidas por el ferrocarril aún no son suficientes para eliminar este engorroso y caro medio de transporte”.

Estación Fraile Muerto “los árboles comienzan a aparecer, y atravesamos un denso bosque, algo muy placentero, luego del largo trecho de tierras desprovistas de arbustos o árboles”. La estación en “Fraile Muerto es un sólido edificio de mampostería, y será muy cómodo cuando esté finalizado… siendo ya bastante tarde, ya estaba oscuro cuando llegamos a la actual terminal de Villa Nueva, donde fui amablemente recibido por el jefe, Mr. Lloyd, quien me brindó alojamiento por la noche en su pequeña, pero confortable casita cerca de la estación”. Aquí se encuentra con gente relacionada con la empresa ferroviaria y exfuncionarios del gobierno, es así que señala haber estado con “un sobrino de Mr. Wheelwright y al señor (Lucas) González antes ministro de Hacienda, acompañado por su familia, aguardando proseguir viaje a Córdoba”.

La estación de diligencias

Luego de pernoctar en la casa del jefe de Estación, a la mañana siguiente se levanta temprano con el objetivo de “presenciar la salida del tren a las siete para Rosario, y las diligencias para Córdoba, Río Cuarto y otros lugares”. Dice que las diligencias le recuerdan las antiguas malle poste francesas (carruajes livianos de tres asientos y el del correo), solo que los aperos son completamente de cuero en vez de sogas, y son tirados por seis caballos, todos montados por peones, con riendas muy largas, cada caballo aparentemente independiente de los demás”.

Al igual que otros viajeros señala el mal estado de los animales de tiro, dice que “en su mayoría con sus lomos llagados, son primero dirigidos a un corral próximo a la posta, donde son enlazados uno a uno, se les coloca un cabestro alrededor de sus cuellos, y se los lleva a ensillar”.

Por lo que dejó escrito este viajero, por entonces la estación de las diligencias era un centro de gran actividad. Dado que la línea ferroviaria solo llegaba a la estación Villa María y aún no continuaba hacia la capital provincial, desde esa estación partían las diligencias hacia “Córdoba y otros lugares distantes; hay también carruajes particulares”.

La estación ferroviaria

En cuanto a la estación ferroviaria dice que en “un gran terreno” colindante a la misma “estaba lleno de carretas de bueyes, algunas transfiriendo cargas a los vagones ferroviarios”, mientras que otras “traspasaban mercaderías traídas por el tren desde Rosario”, también se descargaban bultos en carretas pequeñas para luego pasarlas “a otras carretas a poca distancia, porque no había espacio para estas últimas en la estación, donde un gran depósito de mampostería había sido construido y otras obras a gran escala estaban en curso de ejecución, lo que facilitará grandemente el tráfico. De hecho, todo era bullicio y movimiento de acción. Entre los productos venidos del interior había lana en pacas, cueros secos, trigo, grandes barras de cobre, frutas y otros artículos, sin omitir aves en grandes jaulas, que habían sido traídas todo el viajes desde Córdoba”.

Aserradero a vapor sobre las vías

Luego de observar todo ese movimiento en la naciente localidad sale a cabalgar con el jefe de la estación “para visitar un gran bosque y lago situado a dos o tres leguas de la estación. Aquí se corta la leña usada por las locomotoras. Se encontró que era la mejor alternativa al carbón, y es por supuesto mucho más barata.

Pasamos por los recientemente tendidos rieles y terraplenes en previsión de la continuación de la línea, a lo largo de pilas de leña extendidas a lo largo de un cuarto de milla así como una gran cantidad de durmientes de madera de excelente calidad para ser usados, creo, entre aquí y Córdoba.

Entonces galopamos a través del campo hacia el bosque, entrando poco después a uno de los más pintorescos lagos que recuerde haber visto. Marchamos por su margen, que es principalmente de arena, observando cantidad de aves silvestres y cisnes de cuello negro”. También escribe que “el bosque está compartido en propiedad tanto por el ferrocarril como por una de las órdenes religiosas de Córdoba y es capaz de proveer durmientes para construir la línea hasta esa ciudad, tanto como para suministrar leña para las locomotoras en años por venir.

El ferrocarril tiene aquí una pequeña colonia para cortar leña, la que es transportada a un aserradero a vapor sobre la línea, procesándola de la manera más expedita”.

En cuanto a la gran cantidad de árboles en la zona, es algo que también señala el testimonio de otro viajero de los primeros días de octubre 1868. En su relato publicado en “La Capital” dice “Puede decirse que la estación está entre el monte”. También describe el gran movimiento que existe en el lugar, escribió: “Hoy recorrí la estación Villa María y fui al pueblo de Villa Nueva, cruzando el tercero en balsa, porque está muy crecido.

Me convencí de la importancia de Villa María por su movimiento comercial y fue fácil contar más de quinientas carretas entre las tropas de Cuyo, Córdoba y Tucumán”.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar