A 65 años de la primera reacción nuclear argentina, perspectivas del trabajo de la Comisión Nacional de Energía Atómica

Condiciones de trabajo y salariales de relevancia no pueden realizarse en un país sin un proyecto soberano. Es por ello que ATE Córdoba conmemoró el 65° aniversario de la primera reacción nuclear en la Argentina, ocurrida el 17 de enero de 1958, en una entrevista realizada a Maximiliano López Pinto, geólogo de la CNEA y delegado de ATE en el establecimiento que el organismo tienen en el barrio de Alta Córdoba de la capital provincial.

En el diálogo, que se llevó adelante en el programa “Entre Todos y Todas” que ATE Córdoba produce todos los martes de 18 a 20 horas por la FM Gen 107.5 de Córdoba Capital (y en Internet por www.genfm.com.ar), el delegado anticipó los avances en un nuevo reactor nuclear que desarrolla CNEA, el RA10, que estará listo el año próximo y los reclamos por condiciones laborales, salariales y presupuestarias que las y los trabajadores realizan a la patronal de este organismo público, dependiente del Estado Nacional, especializado en el desarrollo de ciencia y tecnología en el ámbito nuclear.

-¿Cuál ha sido la importancia del Estado en el desarrollo nuclear nacional?

-La energía nuclear es nuestra fuente de trabajo en CNEA. Involucrarnos más allá de lo salarial o de las condiciones laborales, es también importante: para nosotros y para toda la comunidad. Se cumplió un nuevo aniversario del primer reactor nuclear de investigación, el RA1, de toda Latinoamérica. Esto se da en el marco de la política pública del Plan Nuclear Argentino que impulsó Juan Domingo Perón en 1950. El objetivo fue la soberanía tecnológica, científica y, ligado a ello, económica. En este punto particularmente podemos ver hoy cómo gran parte de los dólares que se gastan en la balanza comercial son para la importación de energía: el RA1 fue el puntapie inicial de los grandes hitos de desarrollo tecnológico tanto en la tecnología nuclear como en la industria de la metalurgia asociada a la tecnología nuclear.

El RA1 nace de la decisión de no comprar un reactor sino encarar su construcción: se compran los planos y los científicos que ya estaban en lo que era CNEA encaran la puesta en marcha en lo que hoy se conoce como el Centro Atómico Constituyentes. Y fue u hit tecnológico también desde el puto de vista de su tiempo récord en su construcción -algo clásico en nuestro país también-.

Esto ha permitido el desarrollo de los reactores que luego se construyeron en la Argentina, que fueron de producción de energía eléctrica. Sin embargo, estos reactores de investigación nos han proporcionado la producción de radiosiótopos que son elementos para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer, elementos que se exportan, y también sirvieron de capacitación para el personal y nuevas fuentes de trabajo de mucha calidad y especialiazación.

Ligado a esto, otro de los hitos tecnológicos que se conmemoran estos días -el 20 de enero-, es el 39° aniversario de la primera criticidad -es decir de la puesta en producción del núcleo del reactor- de la Central Nuclear de Embalse (Río Tercero).

En Córdoba también tenemos el RA0 que es un reactor que se dedica casi exclusivamente a la capacitación y se llama cero porque tiene potencia 0. Alcanza a desarrollar apenas un megawhatt, que es una potencia muy baja y no requiere sistema de enfriamiento. Ese reactor está en la UNC y es otra herramienta más para capacitar investigadores, estudiantes, trabajadores.

-EL RA-10 que estaría listo el año próximo, ¿qué características tiene?¿es un equipo de escala y de punta a nivel global o está atado a las imposiciones de la división internacional del trabajo donde nuestra ciencia y tecnología nunca puede alcanzar primerísimos niveles porque las potencias se encargan de desestabilizarnos cuando ello sucede?¿Cómo sería la “geopolítica global del conocimiento” en este caso?¿Estamos a la vanguardia técnico-científico global o es tecnología para la venta de servicios y hasta ahí nomás?

-El ambiente nuclear ha tenido siempre la restricción externa, principalmente de los Estados Unidos, pero a su vez ha tenido la gran capacidad de desarrollar tecnología sorteando algunos controles. Hasta el 83´ muchas cosas se desarrollaban en secreto, sobre todo las vinculadas al enriquecimiento de uranio, y se han retomado recién con el Plan Nuclear de Néstor Kirchner y se han mantenido. Lo más relevante es una de las tecnologías de enriquecimiento que se desarrolla en el Complejo Pilcaniyeu de Neuquén. No somos ajenos al control imperial para el desarrollo científico tecnológico, sin embargo tenemos algunos proyectos que escapan por el esfuerzo en la visión de la estrategia de quienes sostenemos CNEA.

Uno de ellos es el RA-10 que es otro reactor de investigación pero de una escala más grande a los que actualmente funcionan (RA-1, RA-3 y RA-6) que lo que nos permitiría principalmente es captar mercados -que es de las cosas que más molestan- a la vez que abastecer a todo nuestro mercado interno, los Hospitales de Alta Complejidad y, por su tamaño, podrá desarrollar centros tecnológicos para investigaciones con ases de neutrones que nos permitiría estar a la vanguardia en algunos sectores de la investigación.

Y en esto del ambiente nuclear es importante mencionar que se han dado muchos avances en el proyecto modular, el denominado Proyecto Carem de la CNEA que es un reactor de potencia que produce energía eléctrica, lo que permite construirlo en mucho menos tiempo. Para que tengamos una idea, la Central Nuclear de Embalse, en una buena época de financiamiento, se demoró 10 años en construcción. Estos reactores modulares se producirían en muchísimo menos tiempo. Hace poco tuvimos la visita de Anne Gasner, una militar “diplomática” -al estilo yanqui- con la intención de adquirir el proyecto, la patente, de ese reactor. La intromisión de los Estados Unidos no está para nada ausente en estos tiempos.

-Por último, ¿cuál es la agenda de reclamos de las y los trabajadores de la CNEA?

-El tema más delicado hoy es la puesta en marcha del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu donde se produce el agua pesada, que fue parado en el año 2000, se volvió a poner en producción en el 2007 y durante la era Macri se desfinanció y se produjo un vaciamiento de la planta. Sin embargo hace poco hubo un nuevo plan para reactivar la planta y estamos pendientes en este año electoral de que tengamos presupuesto para estos grandes proyectos, que tienen una inversión muy grande pero que son muy necesarios para el desarrollo general de la sociedad y que de alguna manera también impulsan a que otros sectores con muchísmo menos presupuesto como es Córdoba que está más encargado de la exploración de terreno para proveer la materia prima, sean también impulsados. Por eso estamos en alerta, porque necesitamos más impulso a nuestros salarios, a más personal, pero sabiendo que luchando podemos cambiar las perspectivas.

Fuente: www.atecordoba.org