A los derechos laborales les siguen clavando el visto

Trabajadores riocuartenses de PedidosYa realizan un reclamo ya que desde la semana pasada la empresa bloqueó las cuentas a través de las cuales registran sus viajes y ganancias. De esta manera, no pueden realizar más pedidos y los responsables de la APP no brindan respuestas.

“Te proponemos ser tu propio jefe, que trabajes en tus horarios y el tiempo que quieras”, así se presentaba la atractiva propuesta de la empresa PedidosYa, la cual inauguró en la ciudad una nueva modalidad de trabajo a través del uso de APPS. “Lo pedís, lo tenes”, “Si no llega en 20 minutos es gratis” y tantos otros mensajes publicitarios buscaban generar la demanda que se hizo efectiva al poco tiempo. Así fue como las calles de la ciudad comenzaron a poblarse de bicicletas que transportan a los cadetes de la empresa, con una gran mochila roja donde llevan los pedidos que una pantalla de celular les indica. ¿Todo bien? No. La empresa no se hace responsable de los trabajadores, pues estos son tan solo monotributistas, sin paga fija, sin ART, sin derecho a vacaciones pagas.

¿Dónde están los derechos laborales? A estos empresarios multinacionales poco les importa. De hecho, puede darse lo que ocurrió a pocos meses de haberse instalado en la ciudad: de repente, tres trabajadores se encontraron con sus cuentas bloqueadas y la imposibilidad de cumplir con el trabajo. Así lo reflejaron los protagonistas de esta historia en el programa Puntal AM, transmitido en la señal Somos Río Cuarto.

“Nos aparecía como que ingresábamos una contraseña inválida. Y cuando pregunté en el grupo de WhatsApp si a algún compañero le pasaba lo mismo, otros dos contestaron que tenían el mismo problema”, relató uno de los cesanteados. Así, de sorpresa y sin aviso previo, se quedaban sin trabajo. Al parecer, la tecnología vino a acelerar los procesos que indudablemente se dan en muchas empresas de nuestro país, sólo que sin la posibilidad de ser indemnizados. A un click de distancia. “Lo pedís, lo tenes”.

Los trabajadores intentaron comunicarse con algún coordinador para que les puedan proporcionar respuestas ante esta sorpresiva situación. Desde el jueves que les están clavando el visto. Nadie les respondió, y sólo se limitan a googlear “¿Pueden echarme de PedidosYa?”. Esperan por respuestas por parte del gremio de trabajadores en APPS, el cual no tiene sede en la ciudad.

Al parecer, la empresa cuenta con una modalidad de “premio/castigo” a partir del cual puede bloquear las cuentas de sus trabajadores si estos no cumplen con algún objetivo. “Está bien, debería ser así en todos lados”, puede responder el defensor de la meritocracia. El tema es que en cualquier empleo, si algo se hace mal se le notifica al trabajador qué fue lo que incumplió y cuál es el “castigo” que debe recibir -de por sí, esto tampoco está bien. Sin embargo, a estos trabajadores aún no los han notificado. Represalias sin ningún marco legal de referencia.

“Venimos trabajando normalmente y estamos haciéndolo de manera legal”, se convence uno de los trabajadores, entendiendo que su monotributo es suficiente para garantizar su seguridad laboral y que el contrato que mantienen con la empresa es transparente. También puede intuirse que son condiciones que deben cumplir para mantener su trabajo, como una forma leve y tácita de ser extorsionado. Pero bueno, “trabajo es trabajo”.

Sin embargo, los “riders” -como se autodenominan los cadetes ciclistas- reconocen que mantienen “una relación tensa” con la empresa ya que “no responden debidamente los reclamos”, como por ejemplo la cuestión de la seguridad al ser enviados a lugares de la ciudad en donde se han vivido situaciones riesgosas.

“Yo necesito este trabajo para salir adelante”, contó el trabajador en cuestión, ese que debe realizar entre 15 y 20 viajes por día para llevarse un mango a la casa. El problema es que los buscan convencer de que trabajan para ellos mismos, y de esta manera cualquier reclamo o duda se debe realizar de la manera menos interpersonal posible. “¿A quién le pregunto?¿A quién le reclamo?¿Quién me echó?”, se preguntan. Quien sea que fuera, está del otro lado de ese mensaje de Whatsapp. A los derechos laborales les siguen clavando el visto.

Fuente: www.retruco.com.ar