Ajuste por inflación

Por Juan Carlos Giuliani*

El Salario Mínimo en nuestro país será a partir de febrero de $ 32.616. Se necesitan $41.423 para adquirir una Canasta Alimentaria Mínima de acuerdo a un informe de la Junta Interna de ATE-INDEC. La brecha de la desigualdad social en la Argentina es una bofetada a la dignidad que abochorna e indigna la conciencia.

Con una inflación interanual de casi el 51%, el ingreso mínimo no tan sólo está debajo de la Línea de Pobreza sino que roza la Línea de Indigencia. Concentración y extranjerización de la riqueza es el mejor argumento para explicar las causas de la miseria que padece nuestro pueblo.

La inflación es el mecanismo a pedir de boca del FMI utilizado para aplicar un ajuste soberano sobre salarios y jubilaciones. La suba de precios pulveriza los salarios y convierte a los trabajadores y trabajadoras un poco más pobres cada día.

Las predicciones acerca del índice inflacionario para el 2022 no son optimistas. Se calcula que rondará el 55 por ciento. Al alza constante del precio de alimentos, desde enero rigen aumentos en tarifas de servicios, peajes y combustibles que se irán reproduciendo a lo largo del año. Así las cosas, los acuerdos paritarios -en su gran mayoría- siguen corriendo por detrás de la inflación.

En este marco de empobrecimiento general de los sectores populares, el Gobierno decidió por presión de las patronales flexibilizar los protocolos Covid para el aislamiento de contactos estrechos en los lugares de trabajo. La Economía puesta por encima de la Salud. Los trabajadores -Personal de Salud y privados- están obligados a cumplir con sus tareas pero al terminarlas no pueden realizar actividades sociales sino que tienen que guardarse en sus hogares para cumplir con el protocolo normal de días de aislamiento. Un curioso caso de actualización de aquella recomendación del General Perón: “De casa al trabajo y del trabajo a casa”.

En el mientras tanto, y para justificar una nueva “agachada” frente a las corporaciones empresarias, se pretende negar la gravedad de esta Tercera Ola de Coronavirus aunque crezca exponencialmente la cantidad de contagiados,  de ocupación de camas UTI y no cese de contarse muertos a diario.

La Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizotti, sugirió que el virus podría derivar en una “gripe común” y, tanto a nivel nacional como en la provincia de Córdoba, los funcionarios del área hacen causa común con los patrones para denunciar “abusos” de trabajadores que usan el artilugio de los contactos estrechos de excusa para no ir a trabajar.

Hablan que hay muchos “pícaros” que están pidiendo constantemente los días por el contacto estrecho para ausentarse del trabajo y siguen haciendo vida social. Los únicos “pícaros” en este sistema son los empresarios que se quedan con la parte del león de lo que producen los trabajadores -que son los que generan la riqueza de las naciones-, mecanismo que Marx definió en 1848 como “plusvalía”, es decir, la esencia de la explotación o acumulación capitalista

El mal humor social no sólo se registra por la intensa ola de calor, los cortes de luz, la ineptitud del Gobierno para frenar la inflación, la falta de políticas universales para resembrar Justicia Social; por la falta de empleo, el trabajo precario y la plata que no alcanza sino, y sobre todo, por la inacción de la mayor parte de la dirigencia que sigue mirando para otro lado mientras el pueblo -literalmente- se caga de hambre.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la Provincia de Córdoba