Ciencia precarizada: Reclamo salarial pero también de cambio de cultura

Por Miriam Campos

En cinco años, el sueldo de los científicos de Conicet cayó un 50%, sin convenio colectivo propio ni ley de financiamiento, la pandemia ubicó al sector en el escaparate del entramado social. Rol y valorización.

“Este año es muy particular porque de hecho, muchos nos preguntamos o compartimos con cierta contradicción eso del ‘hashtag’ que circuló sobre la recomposición salarial, porque si bien es un reclamo justo, es necesario una pregunta extra, de pensar que esto no es solamente una cuestión de aritmética, sino algo más transversal a toda la población: asumir y también verbalizar que hay gente que no está comiendo hoy en día”, dice el biólogo Guillermo Albrieu Llinás sobre el reclamo del deterioro salarial que la comunidad científica lleva adelante este mes y sobre el cual, el propio directorio de Conicet hizo una declaración pública donde planteó que la investigación científica y tecnológica “no se sostienen sin presupuestos adecuados y sin el compromiso y empeño de sus trabajadoras y trabajadores”.

“Los salarios del Conicet están significativamente rezagados incluso respecto de aquellos percibidos, en posiciones de igual responsabilidad y preparación, por agentes de otros organismos. El deterioro lamentablemente repercute ya en las propias condiciones de vida y de trabajo”, planteó el organismo en medio de una coyuntura que políticamente es más afable con el Gobierno pero que socialmente sigue siendo adversa.

Degradación salarial

En los días previos se difundió el dato que en cinco años, el salario de un científico cayó un 50% y que parte de los trabajadores, los que están en los escalafones más bajos, rozan la línea de pobreza, en un contexto que también dejó al sector sin actualización paritaria.

“Es un reclamo legítimo e histórico porque venimos de una degradación salarial en los últimos años. La llegada de Macri liquidó los salarios de los investigadores, y este recuento que se hace de nuestra pérdida salarial en los últimos cinco años es consecuencia de un proceso que empezó con el Gobierno anterior prácticamente”, aporta la investigadora Lorena Capogrosi, quien se dedica al estudio de la antropología del trabajo, y cuenta que con la nueva gestión, se volvió a poner en funcionamiento la Mesa de Relaciones Laborales, que reúne a gremios y las autoridades de Conicet, pero en estos meses solo se pudo convocar a una sola reunión y la negociación quedó trunca.

En ese marco, Capogrosi, que también es delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), aclara: “Hay una realidad que dentro del conjunto de trabajadores somos unos privilegiados, entre comillas; es real que en esta situación nunca dejamos de cobrar el sueldo como otras personas pero también es real, que más allá de los que está pasando, una gran deuda con el sector es la recomposición salarial”.

Durante este 2020 la comunidad científica no tuvo ningún aumento y transita los meses de pandemia arrastrando la degradación económica. Solo hubo un aporte para las y los becarios -que cursan el doctorado o postdoctorado- y los administrativos del organismo que quedaron bajo la línea de pobreza, ya que no están atados a la paritaria nacional, y por lo tanto, no se les reconocen derechos laborales. Pese a algunos avances, como la incorporación al beneficio de la obra social, siguen siendo el eslabón más vulnerable.

En Córdoba son 3.500 trabajadores del Conicet que, junto a la comunidad científica del resto del país, sigue reclamando por una ley de financiamiento para el sector y un convenio colectivo propio, dado que la dinámica de trabajo es muy diversa respecto a la que realizan otros trabajadores del Estado. Sin embargo, la pandemia puso punto suspensivo a esos avances.

Diálogo y cambio transversal

Albrieu Llinás es investigador especializado en virología, hace cuatro años, en pleno auge macrista, entró en lo que se conoce como “carrera de Conicet”, es decir, a planta permanente en la línea más baja y junto a sus compañeros resistió el embate del vaciamiento: Salarios congelados y falta de fondos estatales para los proyectos laborales. Trabaja en el Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades infecciosas (Cidie-Conicet-UCC) y en su grupo, poco después de instalarse la pandemia en Argentina, dieron un volantazo en el laboratorio y se focalizaron en la adaptación de una plataforma de vacunas para la generación de inmunidad contra la infección por Sars-Cov-2.

Dicha plataforma de vacunas es algo muy novedoso que el grupo de investigación venía desarrollando desde hace tiempo. Es un sistema versátil, de efectividad y aplicación segura para el virus de influenza, y ahora es un sistema versátil que permite cambiar de blanco al que uno quiera atacar, entonces si funciona con influenza es muy probable que con algunas adaptaciones pueda funcionar con coronavirus.

Son poco más de una docena de personas que organizaron un protocolo de alternancias para poder trabajar de forma segura durante el confinamiento. Y para ir ganando tiempo, con fondos propios del instituto, solicitaron la compra de insumos que les permitirá avanzar, mientras esperan ser seleccionados para recibir parte del financiamiento que dispuso el Gobierno para las investigaciones abocadas al contexto de pandemia.

“Es un momento de crisis global, una crisis tan grande que nos ha puesto a la clase media universitaria académica a analizar los fenómenos que están ocurriendo. Está claro que un salario debe estar aparejado a que una persona pueda pagar su alquiler, comprarse las cosas necesarias, pero a su vez creo que eso termina siendo consecuencia de un cambio cultural del que tenemos que ser parte como un sector más también”, dice el virólogo y puntualiza que la “puesta en valor” de la ciencia en el país no es “primero monetaria”, sino que debería surgir de una “visibilidad” en el entramado social.

“Se presta poca atención al diálogo social para entender qué preguntas deberían emerger de la situación actual de nuestra gente. Entonces la academia se va separando y termina autoalimentándose con preguntas propias, pero perdiendo en gran medida el diálogo con la sociedad con la cual debería interactuar constantemente”, explica Albrieu Llinás, para quien esa visibilización del rol que ocupa la ciencia debería surgir de una construcción en conjunto con la sociedad, porque el valor real no es solo monetario, tangible, sino que surge porque el sector está siendo reconocido y se está prestando atención.

Quizás la centralidad que tiene la ciencia en el contexto de pandemia sirve para habilitar esos diálogos que faltan. “Nos hemos distanciado mucho de la sociedad. Y esto no tiene que ver solamente con que hay un Estado que no termina de observarnos del todo sino que hay una sociedad que no ha sido invitada a nuestras preguntas, y a nuestra manera de responderlas. Por lo tanto, visto así, en este contexto la reparación salarial, pese a que es algo súper necesario, se puede volver un reclamo muy solitario y muy sectorizado”, dice el investigador.

“Creo que tenemos que reclamar por un cambio cultural, que comience por incluirnos y eso muestra que el reclamo tiene que ser más amplio que lo salarial. No puede estar ajeno a que haya que reclamar antes, el acceso a la salud, la alimentación y educación básica de todos nuestros vecinos. Tiene que ser un reclamo transversal, y empezar nosotros a reconocernos como trabajadores de un sistema público”, dice el investigador y cierra: “No estamos todos los sectores dialogando, ni siquiera hoy en día para reclamar por los salarios. Todo está muy fragmentado y estamos ya a nivel mundial pidiendo un cambio de paradigma”.

Fuente: www.lmdiario.com.ar