El dirigente de ATE Córdoba, Carlos Rang, escribió un libro publicado por Acercándonos Ediciones, que funciona como herramienta para ayudar a entender el mundo que nos rodea.
Frente al mundo movilizado por las grietas comerciales y militares que resquebrajan el status quo, donde salieron a la luz con la pandemia no solo los animales escondidos de nuestra mirada cotidiana sino también la profundas contradicciones y miserias que envuelven el sistema de producción y trabajo, un trabajador estatal como Carlos Rang tiene mucho para decir y lo plasmó en su libro de reciente aparición “Dialéctica de la Guerra Interimperialista”, con subtítulo ‘La estrategia de los pueblos’, donde aborda las tensiones que se cruzan, y a veces chocan, en un planeta siempre convulsionado.
Integrante del Consejo Directivo Provincial de ATE Córdoba, delegado de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF) y docente universitario, Rang le entra al hueso con convicción de clase y por eso gusta decir que “el trabajo es un escrito personal pero fruto de un debate colectivo, de la participación de las y los trabajadores y el aporte de compañeros de distintos sectores que venimos discutiendo hace un tiempo la realidad mundial, desde la perspectiva obrera”.
-¿Cómo se explica este orden mundial que la pandemia dejó a flor de piel?
-Hace un tiempo que vemos como la clase trabajadora viene enfrentándose al capital. Desde 1989 con el Caracazo para adelante, luchando con una perspectiva de transformación social, agudizada a partir de la crisis de 2008, con fuertes movimientos en 2017 y 2019 en Argentina, pero también en otros países Latinoamericanos donde las y los trabajadores se organizaron en el marco de la pandemia para resistir las políticas de imposición del capital.
En esta etapa el capitalismo empieza mostrar una descomposición, llevándose puesto a los pueblos con más miseria y precarización y, en el medio, aparece un debate donde se ponen en juego nuevas tecnologías para el apoyo de las fuerzas productivas, una cuarta revolución industrial, que ha tocado los intereses de las distintas fracciones de clase y particularmente produjo una metamorfosis en el mundo del trabajo.
-¿Hacía donde vamos?
-Es una transición a un nuevo orden con el pasaje del globalismo neoliberal, al globalismo neoprogresista. Algunos autores los definen a este pasaje del Consenso de Washington al Consenso de Cornwall.
Esto se manifiesta con crisis múltiples, y tensiones globales que profundiza la guerra Interimperialista, dónde el fenómeno se nos presenta como confrontación de distintos proyectos estratégicos entre Globalistas Multilaterales con su vertientes neoprogresistas asentadas en las grandes fondos financieras y sus plataformas, los Unipolaristas Continentalistas del viejo imperialismo multinacional, los Nacionalistas conservadores y el llamado nuevo “Multipolarismo Relativo”, con cabecera en la Organización de la Cooperación de Shanghái.
Esto se da en un momento de la historia que la crisis estructural orgánica del capital manifiesta una profundización de síntomas financieros, como la crisis global de la deuda, las burbujas especulativas y la inflación por emisión donde se pone en juego el nuevo sistema monetario global.
-¿Como encuentra a la clase trabajadora este cuadro?
Esto se da en medio de una tremenda desigualdad social donde se puede ver con la pandemia como se profundizo la misma, en un mundo dominado por la prepotencia de las mercancías de un capitalismo en descomposición, en su fase financiera de plataformas, dónde vemos que ayudado por la digitalización ha podido dar un salto en la concentración y la centralización generando más precarización, miseria, continentes y países a la deriva con la población sin inmunizar y con el agravamiento del cambio climático y la destrucción de nuestro planeta.
La pregunta que nos hacemos como clase trabajadora es de cómo retomar la iniciativa de organizar el poder para superar revolucionariamente el sistema en medio de esta gran crisis y disputa interimperialista y su caos sistémico.
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Fuente: www.atecordoba.org