Ecuador abre la esperanza

Por Adolfo “Fito” Aguirre*

Este 2021, en el cual la pandemia de coronavirus ocupara el centro de la agenda política, nos muestra un mapa electoral cargado en América Latina y el Caribe. Desde la clase trabajadora seguimos con atención esta disputa porque no es lo mismo un Estado en manos de fuerzas populares o progresistas, que en manos de la derecha o la extrema derecha. Esto ha quedado demostrado en la atención sanitaria por la pandemia que han brindado gobiernos progresistas en contraposición a los de derecha. Un ejemplo claro es la abismal diferencia entre la gestión responsable de Alberto Fernández en la Argentina frente a la gestión cuasi genocida de Jair Bolsonaro en Brasil.

Por estas razones es que las elecciones que se vienen en la región pueden ser claves para recuperar el sesgo progresista. El calendario arranca este domingo 7 con Ecuador, quien lleva cuatro años bajo un gobierno que se volcó de manera descarada a ser peón de los intereses del Imperio, y elegirá Presidente y Vicepresidente, Asamblea Legislativa y Parlamento Andino.

Luego viene El Salvador el 28 de febrero con elecciones municipales y Bolivia que el 7 de marzo elegirá gobernadores y alcaldes tras el retorno del MAS al poder, gracias a las luchas al interior y exterior del país, luego del golpe de Estado. El 11 de abril dos países claves y convulsionados en el cono sur pueden marcar un camino de cambio hacia la izquierda: se trata de Chile y Perú, el primero elegirá constituyentes y el 21 de noviembre Presidente y Vicepresidente, en tanto que el segundo elegirá Presidente y Vicepresidente, Congreso Nacional y Parlamento Andino. El 6 de junio México tendrá elecciones locales y 24 de octubre Argentina sus tradicionales elecciones de medio término. El 6 de noviembre Nicaragua elegirá Presidente y Vicepresidente, parlamento nacional y centroamericano. Honduras renovará todos sus estamentos el 28 de noviembre. Por último Haití que vive desde hace cuatro años una crisis institucional debería tener elecciones este año.

Sin duda esto genera esperanza por la posibilidad de la alternancia hacia gobiernos que se pongan al servicio del pueblo, pero es necesario subrayar la importancia de reagrupar al movimiento popular latinoamericano para garantizar justicia social. El poder popular desde abajo es fundamental para que la agenda de los pueblos se concrete.

Observamos entonces un escenario complejo en donde se disputa el sentido y el futuro de la Patria Grande. Recordemos que en el caso ecuatoriano apenas Lenín Moreno asumió como presidente, desbarató todo el camino de reformas sociales y económicas promovidas por Rafael Correa. Recetas neoliberales de la mano del FMI, alineamiento con EEUU y el Grupo de Lima, más represión interna se convirtieron en los pilares del gobierno de Moreno.

Moreno además de los intentos de imponer paquetazos neoliberales, atacó el derecho a huelga y la negociación colectiva. Fue vital la resistencia de la hermana central sindical CEDOCUT, del Frente Unitario de Trabajadores, de los estudiantes universitarios, del Movimiento Pachakutik y de Revolución Ciudadana de Correa. Todos sectores sometidos a la persecución por la justicia ecuatoriana adicta a un gobierno que olvidó los preceptos básicos de la democracia, los derechos humanos y los derechos de la clase trabajadora.

Otro ataque al correismo fue la proscripción de la candidatura a vice de Correa, quien debió exilarse en Bélgica por los permanentes ataques judiciales. A pesar de esto, se inscribió al periodista Carlos Rabascall secundando a Arauz. Sin embargo, las autoridades electorales continúan menoscabando a esta fuerza popular que encabeza todas las encuestas y puede ganar en primera vuelta, ya que se encuentra orillando o superando el 40% y sacando más de 10 puntos al segundo, el banquero ultraliberal Guillermo Lasso. Para colmo, con la crisis sanitaria hay rumores de que el Consejo Nacional Electoral pretende retrasar los comicios. Por eso el correísmo denunció que se trata de una maniobra para evitar la victoria de Andrés Arauz y su espacio Unión por la Esperanza (UNES).

Como en Bolivia el MAS de Evo Morales se levantó de un año de persecución, muerte y exilio para ganar las elecciones del 20 de octubre de 2020 y recuperar la democracia en ese país. Este domingo la Revolución Ciudadana busca el mismo objetivo de recuperar el poder tras cuatro años de ataque sin cuartel del morenismo.

En Ecuador arranca una seguidilla de elecciones para definir una nueva era que vuelva a beneficiar a los pueblos y no a los poderes económicos antipatrióticos. Arauz, de 35 años, ha demostrado una admirable voluntad política. Será un dato geopolítico si se confirma su victoria frente al derechista gobierno de Moreno.

Pero como dijo João Pedro Stedile, referente del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y de Vía Campesina, “Es bueno tener gobiernos amigos pero hay que construir poder popular”.

*Secretario de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma. Integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Industria (CNTI-CTA)

Fuente: www.ctainternacionales.org