Afirman que Río Cuarto es “especialmente desigual” comparada con otras ciudades del país. Mujeres jóvenes son quienes atraviesan una mayor crisis ocupacional. Apuntan a políticas públicas que consideren estos índices.
El trabajo informal joven es uno de los indicadores más elocuentes de la desigualdad de género laboral en la ciudad de Río Cuarto. Con un 36,11% de empleo no formal para varones entre 18 y 30 años, el número en el caso de las mujeres asciende al 57,14%. Esto significa que, de las mujeres jóvenes que trabajan, más de la mitad lo hace en negro.
Los datos surgen de un análisis realizado por el Centro de Estudios Pensamos Río Cuarto, el cual se basa en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.
En el marco del 8M, los especialistas creen que no tenía sentido hacer una campaña tradicional deseando un simple ‘Feliz Día’ a las mujeres, y es por ello que pensaron en una campaña que visibilice las problemáticas que tienen las mujeres en nuestra ciudad.
“Río Cuarto se presenta especialmente desigual comparada con otras ciudades del país, posee indicadores mucho más graves. Las brechas entre hombres y mujeres en lo que se refiere a mercado laboral y a niveles de ingresos son profundas”, comenta Lucas Gil, coordinador del mencionado Centro de Estudios.
Las estadísticas pertenecen al tercer trimestre del año pasado, es decir, cierra en septiembre 2020 (último informe de la EPH).
Para dar cuenta de las principales conclusiones a las que arribaron, Gil comienza con el nivel de desocupación en la ciudad, el cual se ubicó en 13,79%, y que no es igual en términos de género.
“Si se toma a niveles globales, considerando la EPH del tercer trimestre del 2020, el porcentaje de mujeres desocupadas es de 14,35%, mientras que el de los hombres es de 13,28%. Allí encontramos una brecha de un 1%, pero la cuestión es cuando tomamos la desocupación joven, de 18 a 30 años. En este caso, la brecha crece exponencialmente. El nivel de hombres desocupados entre 18 y 30 años es de 14,3%, mientras que el de las mujeres es de un 21,8%”, detalla el contador.
Así, enfatiza que la cuestión crítica radica en las mujeres jóvenes de Río Cuarto, quienes atraviesan una crisis ocupacional.
Por otro lado, el trabajo no formal en hombres de la ciudad se ubica en un 28,1%, mientras que la estadística para las mujeres marca el 37,8%. Como se dijo al comienzo, este indicador potencia las diferencias con la variable de edad, sobre todo entre los 18 y 30 años.
Pero hay más índices que reafirman la desigualdad de género y uno clave es el nivel de ingresos.En nuestra ciudad, el ingreso promedio de los hombres es de $ 30.440. En mujeres, de $ 23.910. De esto resulta que las mujeres ganan un 20% menos que los hombres en Río Cuarto.
A la hora de explicar estos números, Gil afirma: “Los jóvenes no ven futuro en la ciudad, no tienen un motivo para quedarse y formar un futuro acá. Lo que ven con aspiraciones y admiración son otros destinos, ciudades más grandes que les presentan una oferta más abarcativa en potencialidad laboral, de ingresos y desarrollo personal. Vemos una crisis de pertenencia de los sectores jóvenes respecto a su ciudad natal”.
Siguiendo con el aspecto geográfico, el coordinador del Centro de Estudios Pensamos Río Cuarto sostiene que si se toma una ciudad como Tandil, Villa María, San Francisco, que en términos poblacionales son algo similares, “uno ve desigualdades y flagelos de este tipo, pero no son tan pronunciadas como en Río Cuarto”.
A esto agrega que no se observa que se acorte la brecha, sino que se profundizan las desigualdades. “Río Cuarto va a una tendencia a la desigualdad de género y etaria, en otras ciudades se mantienen en los mismos niveles”, subraya.
Políticas públicas integrales
En cuanto a las acciones de gobierno, para Gil “las plataformas programáticas tienen un vacío en estos temas, en considerar la situación de jefas de hogar y en políticas destinadas a jóvenes”.
En esta línea, indica que hay que partir de la idea de que una misma política pública no puede ser igual para hombres y para mujeres, porque la situación es diferente.
“Si se plantea un plan de viviendas, uno podría considerar que la mitad de los hogares tienen al frente a una mujer, que la jefa de hogar es una mujer”, ejemplifica.
Por último, comenta que vieron con felicidad el hecho de que el programa municipal Mi Primer Trabajo contemple la situación de madres jóvenes, ya que se amplía la edad para esas mujeres.
“Allí al menos se tuvo la intención, aunque es escaso, porque el flagelo más grande que tienen las mujeres es el nivel de ingresos y para eso habría que considerar una política pública de manera integral”, concluye.
Fuente www.puntal.com.ar