Estancamiento, desaliento y subsistencia: Los rasgos del Mercado Laboral 2021

Según un informe del IPyPP, la caída del desempleo se explica por quienes dejaron de buscar trabajo al perder las expectativas de encontrarlo. Además, ocho de cada diez puestos nuevos son autoempleo de subsistencia o precarios. Con un consumo por debajo de la prepandemia, la reactivación todavía no se nota.

Pese a la reactivación económica sostenida luego de un 2020 en picada y una presunta caída en los niveles de desocupación, los números del empleo aún están lejos de ser alentadores.

“Los resultados del mercado laboral al segundo trimestre de este año dan cuenta de un estancamiento del nivel de empleo. La tasa pasa del 41,6% durante el primer trimestre al 41,5%, describiendo incluso una leve caída”, sostiene el informe Estancamiento del empleo, efecto desaliento y menor ocupación en el sector privado. Los tres rasgos del mercado laboral durante el segundo trimestre de 2021, elaborado por un equipo del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que encabeza el director del Banco Nación Claudio Lozano.

Como su título lo indica, el “efecto desaliento” o refugio en la inactividad es otra de las características del periodo. Según el informe, se verifica una salida de más de 123 mil personas de la búsqueda activa de empleo, es decir que decidieron dejar de buscar ante la parálisis del mercado. Y, al mismo tiempo, una caída en la tasa de desocupación del 10,2% al 9,6%, que significan 129,4 mil desocupados menos, un número similar a la cantidad de personas que pasaron a la inactividad.

“En otros términos, podemos afirmar que durante este trimestre el indicador de la desocupación cae simplemente porque las personas que carecen de un empleo dejan de buscar activamente uno en el mercado laboral ante la falta de expectativas de encontrarlo”, sostiene el estudio del instituto coordinado por Ana Rameri.

Si se mira en detalle la composición del empleo, desde el IPyPP observan una “mayor cantidad de  puestos  de  trabajo  asalariados  registrados  en  el  marco  de  una  caída  del cuentapropismo y la informalidad asalariada”, una tendencia que ya se había verificado en el primer trimestre del año. Pero el aumento de la asalarización no viene de la mano del sector privado sino, por el contrario, se explica por la incorporación de empleo en el sector público. “Según los resultados recientemente publicados la tasa de empleo específica en el sector privado cae en el trimestre de 33,1% a 32,4% mientras el estatal aumenta de 8% al 8,4%”, detalla el informe.

Los números de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC ratifican esos datos: desde que inició la pandemia se perdieron 555.256 ocupaciones del sector privado y el sector estatal se amplió en un 463.178. Las empresas, en este escenario, pasaron de explicar el 80,9% del empleo al 78,1%.

No obstante, aclara el IPyPP, el volumen del autoempleo continúa hoy por encima de los niveles previos a la pandemia, “mayormente explicado por el despliegue de estrategias de supervivencia”.

Mejora desde 2020

Pese a que los números del empleo en el segundo trimestre de 2021 por ahora no reflejan una reactivación, si se miran los datos de año a año los principales indicadores laborales muestran una mejora, esperable debido a que se está comparando con el peor momento de la crisis generada por la pandemia.

En concreto, en el segundo trimestre de 2021 la tasa de actividad respecto del mismo período del año anterior pasó del 38,4% al 45,9% (+3,4 millones de personas), mientras que el empleo creció del 33,4% al 41,5% (+3,6 millones de personas). “Esta dinámica generó una caída en la tasa de desempleo que implicó una reducción de 243 mil personas en la cantidad de desocupados”, relata el informe.

Este año también se observa un incremento en la presión efectiva sobre el mercado laboral –que pasó de 24,7% a 26,6%– que se explica debido a que las restricciones de movilidad aplicadas frente a la segunda ola de COVID-19 fueron mucho más laxas que en la primera.

Puestos a desglosar, quienes ganaron peso en el conjunto de trabajadores fueron las categorías no asalariadas, principalmente los “por cuenta propia”, que pasaron de representar el 19,8% al 23,2%. En tanto, la asalarización se redujo del 76,9% al 72,6%. Al interior del conjunto de asalariados, la categoría que más creció fueron los “no registrados”, en buena medida debido al desplome que habían sufrido durante el 2do trimestre 2020.

“Mientras se crearon 544,5 mil puestos asalariados formales, los asalariados informales crecieron el triple (+1,5 millones). Este incremento, en conjunto con el de los cuenta propia (+1,3 millones), lleva a destacar que en este período casi 8 de cada 10 ocupaciones creadas tuvieron que ver con el autoempleo de subsistencia y los puestos bajo relaciones de dependencia encubiertas (categorías ambas que habían sido las más golpeadas durante el ASPO por ser justamente las más desprotegidas)”, sostiene el estudio.

Pese a la mejora interanual en los niveles de empleo y de actividad – que emprendió un proceso de recuperación y acumuló +17,9%–, aún hay un descenso si se los contrasta con los niveles prepandemia: entre el segundo trimestre 2019 y el segundo trimestre 2021, la tasa de actividad se redujo 1,8 puntos porcentuales (pasó de 47,7% a 45,9%), mientras el empleo registró una caída de 1,1 (pasó de 42,6% a 41,5%), mayormente explicada por la caída en el servicio doméstico, seguido de la industria, el comercio y la construcción.

El PBI, por su parte, todavía se encuentra un -4,5% por debajo de 2019.

El mercado interno y el “déficit cero”

De acuerdo con el estudio, “la desaceleración del proceso de recuperación no es consecuencia únicamente de los vaivenes y las eventuales restricciones que requiere la emergencia sanitaria, sino que también tiene lugar por la debilidad que manifiesta el consumo interno”.

El mercado interno se fue desacelerando de forma sistemática hasta que, en el segundo trimestre, quedó prácticamente estancado, con un aumento del 1,1%. En comparación con la prepandemia, el consumo se encuentra actualmente un 7% por debajo de 2019.

Si bien durante el segundo trimestre de este año se dispusieron algunas medidas en línea con fomentar el consumo –como la ampliación de la Tarjeta Alimentar, bonos extraordinarios para beneficiarios de programas sociales, aumento del salario mínimo–, “tales resultados son el reflejo estadístico de una estrategia conservadora en materia de política de ingresos del gobierno nacional, que luego del golpe recibido durante el crítico 2020, no fue debidamente fortalecida durante el corriente año en el marco de un cuidado excesivo con los márgenes presupuestarios, que al primer semestre cumplimentaba la meta fondomonetarista del ‘déficit cero’”, señala el IPyPP.

En efecto, los conceptos de ingresos más relevantes en términos de población involucrada, salario y jubilaciones, describieron  hasta  junio  caídas  sistemáticas  de  poder  de  compra: el nivel general de salarios cayó desde el inicio de la pandemia la primera mitad del 2021 un -9,2%. Las jubilaciones, por su parte, se sostuvieron en 2020 pero enfrentaron una caída del -3,3% en la primera parte de este año.

Ilustración: Marcelo Spotti

Fuente: www.canalabierto.com.ar