“Hay una fuerte naturalización de la desigualdad en Córdoba”

Por José Busaniche

Lo señala Liliana Córdoba, Secretaria de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC a propósito del estudio “Desigualdades: acceso a derechos en la ciudad de Córdoba desde una perspectiva interseccional”.

Liliana Córdoba, Secretaria de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC, dialogó con PERFIL CORDOBA sobre los objetivos, propósitos, conclusiones y alcances del estudio cuantitativo “Desigualdades: acceso a derechos en la ciudad de Córdoba desde una perspectiva interseccional” (Ver “Se incrementó la desigualdad…”) que se realizó desde la casa de estudios.

-En una investigación se parte de algunas hipótesis que luego el campo va confirmando o refutando, ¿qué impresión les quedó después de hacer el trabajo?

-No hay duda que los números impactan. Que la desigualdad es un drama de nuestra sociedad y de nuestra democracia es una certeza ya. Creo que en el caso particular de Córdoba hay una fuerte naturalización, podríamos decir, de la desigualdad. Nos hemos acostumbrado a recorrer la ciudad y a vivir con esa dimensión como parte del paisaje. Teníamos la hipótesis fuerte de que la pandemia había profundizado las desigualdades existentes y había generado algunas nuevas y el trabajo confirma todo eso. Nos parece importante tener el incentivo de que estos datos puedan ayudar a generar políticas públicas más efectivas. La cuestión de la desigualdad y la dificultad para el acceso a muchos derechos es parte de lo que constituye una de las deudas fuertes de nuestra democracia que promete la igualdad. Cuando uno mira los extremos es impactante, eso es lo que permite una categoría como la desigualdad, que te permite mirar en relación. No estamos hablando de la pobreza como un dato en sí mismo, sino que no hay manera de medir esa pobreza si no miramos la concentración de la riqueza. En ese sentido, el estudio trata de trabajar ahí y en ese plano los datos son interesantes.

-Para algunas variables hay una relación de 10 a 1, por ejemplo, en términos de pérdida de trabajo, según la clase a la que se pertenece.

-En la mayoría de los indicadores analizados hay mucha desigualdad. En casi todos los sectores se dio, por caso, la pérdida de ingresos, pero la pérdida de ingresos en el sector bajo fue del 80% y en el alto el 40%.

-Hay cuestiones llamativas también, como que el 10% de los hogares de NSE alto tienen notebooks de Conectar Igualdad, contra el 5% de los hogares de clase baja.

-En ese programa puntual hay que tener en cuenta que en muchos colegios de sectores bajos no se entregaron las computadoras, sino que las usaban solo en el colegio. Hay distintas realidades, por eso nos parecía interesante mostrar esos datos, porque a veces las políticas públicas se piensan generalizadas y, muy por el contrario, cuando uno quiere atender la desigualdad hay que atenderla de manera muy focalizada.

-Dispositivos como el IFE y el ATP que buscaron atenuar el impacto de la pandemia, ¿cómo operaron?

-Tanto el IFE como el ATP han sido políticas públicas que mostraron alcance y relevancia para, por lo menos, contrarrestar la deficiencia en los ingresos que vieron muchas familias. Atendieron a sectores de manera diferente y eso es muy interesante como política pública. Y después hay otros elementos como el sistema de salud, donde claramente fue el sistema público el que se hizo cargo, sobre todo en los primeros tiempos, de la atención de Covid. Hay un porcentaje de los niveles socio medio bajo y bajo que solo cuentan con ese servicio de salud con lo cual uno podía hipotetizar que vieron disminuidas sus posibilidades de que atiendan otras dolencias porque el sistema estaba sobrecargado por el Covid. Y el otro punto a analizar es el de la conectividad, ahí está claro que hace falta un tipo de legislación que permita un acceso generalizado, gratuito o con tarifa subsidiada porque los sectores bajos están accediendo al servicio más deficiente y más caro como es el de las conexiones de datos de teléfono que se compran como recarga. El Estado podría hacer una intervención más fuerte.

-En concreto, hay desigualdades que no nacieron con la pandemia y que no van a desaparecer cuando termine la pandemia.

-Absolutamente. Hasta el propio tránsito de la pandemia se hace en condiciones desigualdades. La pandemia afectó más a los hogares de NSE bajo que a los altos y eso se puede explicar por un montón de razones. La situación de precariedad laboral es una, la imposibilidad de hacer teletrabajo, o la dificultad para mantener condiciones de aislamiento en un hogar. Por eso consideramos que la universidad pública tiene que trabajar muy fuerte en la construcción de datos, de comprensiones, en una escucha activa de lo que le está pasando a la población con esto. La expectativa nuestra es poder lograr trabajos articulados con las agencias estatales que diseñan políticas para atender estas cuestiones.

Fuente: www.perfil.com (Edición Córdoba)