La cara invisible del mercado

Desde el Sindicato Joven CIS-CTA Autónoma denunciaron el brutal avance sobre los derechos laborales que sufren les trabajadores que son convocades desde el extranjero por la empresa Telefinper. El contacto virtual permite la estafa a les empleades que, luego de ser explotades y hostigades, son desvinculades sin recibir el pago correspondiente.

Así como el advenimiento de la pandemia sacó a relucir el costado humano de muchas personas, también profundizó las miserias del sector empresarial. Desde el Sindicato Joven CIS de la CTA Córdoba –que reúne a las actividades vinculadas al Comercio, Industria y Servicios– denunciaron el brutal avasallamiento que sufren les trabajadores que son contratados desde el extranjero.

Adrián Amaya, Scretario Adjunto del gremio en la provincia, apuntó a la triangulación que realizan las empresas en distintos países para estafar y vulnerar los derechos laborales de las personas. Puntualmente, se refirió al caso de Soledad Álvarez, una cordobesa que fue convocada por la firma Telefinper (Perú) para vender servicios de Direct TV a Uruguay. “Nunca le hicieron firmar ningún contrato. Entonces ella envió un telegrama a la empresa y a AFIP para que la registraran como trabajadora. Luego de eso, la despiden”, explicó a Al Revés.

Call center de Telefinper alreves.net.ar

Favorecidos por una comunicación exclusivamente virtual y telefónica, los rostros y nombres de los responsables de las empresas logran mantenerse ocultos. Al inicio, esa cara invisible del mercado ofrece una propuesta laboral tentadora, pero luego modifica las reglas del juego estafando, hostigando y despidiendo a las personas que se postularon con la esperanza de conseguir trabajo en medio de la pandemia.

“Al principio, ofrecían un básico de 300 dólares y las comisiones por venta alcanzaban los 10 dólares dependiendo el producto vendido”, detalló Soledad quien realizó esas tareas desde mediados del año pasado. “Pero luego cambiaron las cosas: nos instalaron un programa para controlar que cumpliéramos un horario fijo – a pesar de ser considerados freelancers – y nos daban 15 minutos para ir al baño y 30 de descanso”, señaló.

El comienzo de la pesadilla continuó con la modificación de las exigencias y el desprecio por la condición humana. “Nos exigían que alcanzáramos 3 horas de tiempo hablado por jornada, aunque solo nos daban una base de entre 10-15 datos para llamar por día y el resto de los contacto debíamos buscarlos nosotros”, precisó. El punto máximo de esclavización al que la sometió Telefinper fue cuando se infectó de covid. “Trabajé sintiéndome muy mal porque me dijeron que si no me iban a descontar los días y necesitaba el dinero”, indicó.

Como resultado de sus demandas laborales, Soledad fue avisada de su desvinculación por medio de una llamada telefónica de su supervisora quien la responsabilizó por “no cumplir con las métricas” y no supo confirmarle cuándo se le iba a abonar lo adeudado. “Me bloquearon a las 2 horas de despedirme. Recién el miércoles se comunicó un gerente desde Perú, me dijo que esperara unos días y que me iban a pagar. Hasta ayer, no me habían depositado nada”, finalizó.

La empresa echó a más de 20 trabajadores en todo el país. Si bien tiene sede en Perú, también está presente en Colombia, Chile, Uruguay, Ecuador y Argentina. “El futuro depende de lo que hagas hoy. ¡Tú puedes!”, reza una de las invitaciones publicadas en su cuenta de Facebook.

Fuente: www.alreves.net.ar