La segunda ola, los discursos hegemónicos y las minorías prepotentes

Un estudio de opinión sobre el manejo de la pandemia y eventuales medidas restrictivas frente a un colapso sanitario arrojó resultados llamativos: mayorías responsables que se perciben minoría, pequeños grupos anti cuarentena empoderados y relatos mediáticos sin sustento. Entrevista a uno de los investigadores.

Por Diego Leonoff

¿Qué harías si fueras Presidente y se empezaran a llenar las terapias intensivas? No es un juego, sino uno de los escenarios hipotéticos de la encuesta sobre 1496 casos en CABA y PBA realizada por SocPol UNQ (Instituto de Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea de la Universidad Nacional de Quilmes).

“Es cierto que la situación suena drástica, pero es bien concreta; sólo basta observar lo que está sucediendo en Brasil”, aclara Javier Balsa, integrante de SocPol, investigador y docente universitario. “Un 63% optaría por implementar algún tipo de cuarentena (el 40% se inclinó por una estricta restricción de la circulación durante un mes y un 23% por cuarentenas rotativas), un 16% dijo que sólo cerraría algunas actividades y un 21% que no haría nada”.

En principio, resulta de por sí interesante que a casi un año de declarado el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) todavía exista una fuerte adhesión a medidas de prevención tan útiles para evitar la propagación como perjuiciosas para la economía. Pero más sorprendente aún es que esta aceptación continúe tras tantos meses de erosión mediática, en algunos casos a través del falseo o manipulación de la realidad y en otros producto de los propios errores del Gobierno.

En la misma linea, pero ante la consulta sobre cuál sería la postura en caso de que las autoridades -frente a una segunda ola- decidieran poner nuevamente restricciones como las de abril de 2020 (es ta vez, sin mención el dramatismo que implica el colapso de las unidades de terapia intensiva): un 55% respondió que estaría de acuerdo, un 35% que no estaría de acuerdo, pero las respetaría, y solo un 10% que no las respetaría.

“Incluso preguntamos a quién responsabilizaba por los aumentos de casos y muertes de fines del año pasado, y la respuesta mayoritaria señaló a las marchas anti cuarentena y la oposición política que las acompañaba. De hecho, la percepción de la mayoría era que el Gobierno había cedido demasiado, y que en caso de una nueva ola había que implementar más restricciones”, detalla Balsa.

Ahora bien, otro dato relevante de los resultados de la encuesta de SocPol es el grado de confianza o empoderamiento de aquellas minorías que rechazan las potenciales políticas activas para frenar el coronavirus. “Cuando le preguntamos a estos grupos cómo creen que reaccionaría la sociedad, el 66% piensa que la mayoría estaría de acuerdo con no tomar casi ninguna medida y sólo un 17% entiende que la inacción generaría bronca ante el descuido de la salud pública por parte del Gobierno”, explica el investigador del CONICET, y agrega: “es decir que aunque minoritarios -pero suficientes como para captar la atención de la prensa y crear una imagen sobredimensionada de rechazo-, estas minorías están convencidas de que todo el mundo las apoya y tienen derecho a imponerse, algo muy peligroso en términos políticos”.

“Un ejemplo de esto último fueron las últimas marchas anticuarentena en Formosa: un grupo de comerciantes intenta imponer su rechazo a las medidas implementadas por un gobierno provincial que -te guste o no- fue elegido con el 70% de los votos en la última elección”, señala el director del Instituto de Economía y Sociedad en la Argentina Contemporánea de la Universidad Nacional de Quilmes.

Entre el 63% que decretaría o respaldaría una futura cuarentena para contener la pandemia, solo la mitad piensa que la mayoría apoyaría estas medidas. “Esto habla de una mayoría a la que le cuesta imponerse en los debates, sea en un café, en las charlas con los padres de la escuela u otras instancias de sociabilidad u organización. Acá es donde creo que más se nota que el Gobierno falló en no haber podido instalar claramente dónde estaban paradas estas mayorías”.

En esta entrevista con Canal Abierto, Javier Balsa explica por qué hay minorías que piensan como mayorías -y viceversa- en relación a cuáles debieran ser las políticas públicas frente al COVID y cuál es el peso de este fenómeno en el relajamiento de los últimos meses. Además, otra mirada sobre la apresurada vuelta a las aulas y el rol de los medios en la construcción de discursos hegemónicos.

Discursos hegemónicos

“En las construcciones de sentido juegan muchos elementos, entre ellos el bombardeo por parte de los medios de comunicación hegemónicos. Pero también las vivencias personales. Antonio Gramsci planteaba que la práctica le pone un límite a la capacidad de imponer discursos. Es decir, que la gente no come vidrio”

“Si bien son los que están menos a favor de la cuarentena, en todas nuestras encuestas encontramos entre un 20 o un 35% de los votantes macristas que están del lado del Gobierno en relación a las medidas cuidado, que no acompañan las posturas de la oposición, que están a favor de las vacunas, que culpan a las marchas anti cuarentena por el aumento de casos del año pasado. En cambio, casi todos los votantes de Alberto Fernández optan por apoyar las medidas de cuidado”

“Si bien aún siguen pesando más las identidades políticas que la evaluación respecto del manejo de la pandemia, hoy el terreno de disputa son esos votantes de Macri que se sienten más cerca del Gobierno que de Patricia Bullrich. En el medio, vemos a Rodríguez Larreta haciendo malabares para no perder ese sector. Para el oficialismo la clave no sólo va a ser lograr una campaña vacunación exitosa o bajar la inflación, sino encontrar un discurso claro. Por ejemplo, el macrismo logró convencer a un 40% de la población de que sus errores eran por culpa del gobierno de Cristina, incluso luego de cuatro años de mandato”.

  “Es importante que el Gobierno tome una posición clara, con un Presidente que maneje el timón  llevando al barco en una dirección. La actitud de bandearse para un lado para otro es la que hace que sea más dificil para la gente vincular la posición gubernamental y la experiencia personal”

Vuelta a las aulas

“En otro estudio, consultamos a la gente si quería que las clases empezaran ya o que había que esperar a que los docentes estuvieran vacunados. El 73% decía que prefería esperar esto último, incluso en el segmento de padres y madres con niños y niñas en edad escolar”

“Por otra parte, en una encuesta que realizamos en febrero vemos que los padres valoraron mucho el trabajo docente realizado el año pasado, y de ningún modo se prenden a la idea de que no hubo clases”

La política

“Hay sectores de la oposición a los que hay que pedirles un poco de coherencia: no se puede un día estar en contra de las vacunas y al siguiente fustigar con que se vacuna lento u otras cosas por el estilo, sembrar dudas en la población y después criticar las campañas de promoción para la vacunación”.

“El Gobierno fue débil en sostener el discurso inicial y cedió de forma poco clara. Las estadísticas en Argentina eran fabulosas hasta el mes de julio, pero después pasamos a tener un nivel de muertos similar al del resto de los países”

“El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y las marchas anti cuarentena fueron empujándonos a que aceptáramos mesetas cada vez más altas, con una cierta resignación oficial y procesos de negación. Por ejemplo, en una de las encuestas y ante la pregunta sobre cuarentena si o cuarentena no, la gente que no tuvo casos graves o muertes de familiares o allegados se dividió mitad y mitad. Por otra parte, cuando el virus estuvo cerca de su experiencia vital, el porcentaje de los que apoyan medidas mas estrictas sólo sube hasta el 60%, con un 40% que no las apoya pese a tener algún conocido o familiar cercano que murió o la pasó muy mal”

Salida colectiva

“El neoliberalismo nos ha penetrado de múltiples maneras, a todos. Por ejemplo, nos hizo creer que nuestras prácticas de consumo son parte de nuestro ser. Pero también instaló la sensación de que no es posible resolver los problemas de forma colectiva, y que está bien que cada uno haga lo que quiera y pueda. Y si bien hay una parte de la población que tiene conciencia de que esto no debiera ser así, también piensa que es demasiado complejo hacerlo de forma colectiva y que el resto no lo va a acompañar. Cuesta en la academia, en las reuniones de padres o con amigos, etc. Si no apelamos a recuperar esto, va a ser difícil”.

Fuente: www.canalabierto.com.ar