La sindicalización en el sector privado de Córdoba es un terreno baldío

En ese baldío enorme que es la sindicalización en el sector privado, los compañeros del Sindicato Joven CIS-CTA de Córdoba van demostrando que la legalidad de un sindicato no la regala un gobierno ni la legitima el sello y la firma de un ministro. Eso viene de los trabajadores cuando lo eligen como su organización colectiva desde donde discutirán sus intereses profesionales.
En ese baldío se exilian los que vienen huyendo de los quejosos de los efectos para no abordar la causa. De los talentosos para instalar una mentira sin capacidad para sostener una verdad.
De los generales que estaquean a los suyos y repiten eso de ‘no confundir al enemigo’ .
De los que le dedican más tiempo a los enemigos que a los compañeros, y viven para los primeros sacrificando el interés de los segundos.
Del buró de notables de la real academia sindical que definen lo que es y no es un ‘sindicato’.
 
Acaso es un ‘sindicato’ un edificio cerrado cuando los trabajadores más lo necesitan. Acaso el ministro tiene la potestad de graduar de dirigentes a quienes no dirigen y viven más concentrados en los cargos que la función.
Son las preguntas que dispara la afiliación directa en esos grandes latifundios del abandono sindical que cuando apenas alguien siembra una papa, te aparece el terrateniente acompañado de la policía corrupta del legalismo, con su franquicia exclusiva de la afiliación, a reclamar la patria potestad de los huérfanos.