Mientras dure este diluvio, ningún pobre sube al arca

Por Jorge Falcone

Salvo que el escriba en cuestión sea un negado, seguramente disfrutará más cuando  la realidad le brinda la posibilidad de ver “el vaso medio lleno”, que cuando le toca describir calamidades. Porque no es cierto que TODO ANDA MAL. Una de cal y una de arena: El avance de la vacunación masiva ha hecho retroceder el índice de contagios, y no falta  quien considera que la tendencia económica general para el segundo semestre de 2021 será de crecimiento y mejora de los ingresos, al menos hasta fin de año. Así y todo, si llegara a suceder que este año fuera el cuarto consecutivo de pérdida de poder adquisitivo del salario promedio – o sea, que lxs trabajadorxs ganaran durante el período consignado cada vez menos que el año anterior -, esto ocurriría por primera vez desde la recuperación del orden constitucional. Tal posibilidad amerita que pasemos revista atentamente al panorama nacional – en el marco del contexto global – antes de apresurarnos a descorchar champán.  

La riqueza solo derrama hacia arriba

Mientras un criminal bloqueo de 60 años perpetrado por el Imperio contra la isla socialista del Caribe contribuye a profundizar su crisis económica e incentivar protestas originadas en las medidas restrictivas adoptadas por el gobierno cubano para conjurar la emergencia sanitaria, un nuevo informe de Credit Suisse ha revelado que más de cinco millones de personas se han convertido en millonarias en el transcurso de la pandemia, mientras que el número de personas con un patrimonio superior a 50 millones de dólares aumentó en más de una cuarta parte.

Obviamente, el fenómeno descripto se concentró en los países ya ricos, con Estados Unidos representando un tercio de los nuevos millonarios. En tanto, el número de millonarios en China va en aumento y ya alcanza a uno de cada 200.

¿Cómo se explica que los países más afectados por la pandemia sean también los que han registrado los mayores aumentos de riqueza en el transcurso del último año? Hay una razón que se impone sobre todas las demás: las compras de activos de los bancos centrales.

El mundo está inundado de dinero de los bancos centrales y todo está fluyendo hacia arriba en lugar de gotear hacia abajo.

La pandemia ha impuesto una recesión sin precedentes: en lugar de descender, como en casos anteriores, los precios de la vivienda han subido. Merced al cierre de oficinas y a la consecuente emigración de las ciudades, mudarse al campo se encarece ahora a un ritmo de alrededor del 14 por ciento anual, frente al 7 por ciento de las zonas urbanas.

El dramático aumento de las fortunas de los súper ricos durante una crisis en la que han muerto millones de personas, y otras tantas se han visto arrojadas a la miseria, es una prueba más de que vivimos sometidxs por una economía feroz,  producto de un sistema cruel. Pero no basta con entender la irracionalidad del mismo. A menos que lxs trabajadorxs – formales e informales – se organicen para exigir cuentas a los poderosos, el Estado capitalista seguirá apoyando los intereses de los más ricos.

Si para muestra basta un botón, reparemos en que tres multimillonarios están compitiendo por ser los primeros turistas privados espaciales. El caballero Richard Branson fue el primero en lograrlo, Jeff Bezos despegará de un momento a otro, y Elon Musk se sumará a la aventura poco después.

Branson, fundador de las empresas del Grupo Virgin y multimillonario con una fortuna de más de seis mil millones de dólares, informó que con esto se inaugura el nuevo negocio de turismo espacial. Cualquiera puede apuntarse, el pasaje sólo cuesta 250 mil dólares y su lista de espera ya es de más de 600 turistas.

Los astronautas multimillonarios son las caras más conocidas de lo que ahora es la oligarquía estadounidense. Sólo durante el año y pico de la pandemia, los 719 multimillonarios más ricos incrementaron sus fortunas por más de 1,6 billones de dólares para llegar a un total de 4,6 billones de dólares.

Ante semejante panorama, suena cínico que la solución prometida por el progresismo consista en hacer un capitalismo “serio”.

Reformular el trabajo al servicio de la humanidad 

La Revolución Tecnológica induce a preguntarse si estamos frente al fin del trabajo humano. En tal caso, cabrá cuestionarse cuál será el futuro del mundo laboral, qué rol vienen jugando las organizaciones y los sindicatos en semejante contexto, o si finalmente ingresaremos a un sistema en el que la producción y el ingreso se desacoplen. Y, por último, si la Renta Básica Universal podrá constituir una salida.

De un lado a otro del arco ideológico se arriesgan respuestas a dichos interrogantes. Desde la perspectiva del sistema, sectores vinculados al Foro de Davos 2016, recomiendan mayor flexibilización a través de reformas laborales, adecuación legislativa para las innovaciones generadas por la Cuarta Revolución Industrial, y lobby para conseguir capital y beneficios impositivos para las inversiones en tecnologías. El  creador de aquel foro, proporciona tres razones para pensar que los cambios actuales implican una prolongación de la Tercera Revolución Industrial: velocidad, alcance e impacto de los sistemas. Opina que con las nuevas tecnologías digitales sobrevendrá una transformación sin precedentes en la historia de la humanidad; una auténtica revolución capaz de aumentar los ingresos globales y mejorar la calidad de vida global a expensas de mayor eficiencia y productividad, así como  significativos abaratamientos  en el transporte y las comunicaciones.

Para el pensamiento crítico, corresponde un planteo más global, que toma en cuenta la forma de apropiación de las riquezas desarrolladas por el sistema político-económico en el que se producen los avances consignados. Algunos cientistas sociales, por ejemplo, sostienen que la automatización puede transformar radicalmente los mercados de trabajo, pero consideran que solamente un gobierno no capitalista podría cumplir con el ideal de la plena automatización, propiciando una sociedad donde abunden productos destinados a saciar necesidades y escasa labor que realizar. Quienes abogan por una renta básica universal, apuntan a que esta constituya la transición hacia una suerte de comunismo automatizado, en el que inteligencia artificial, energía solar, edición genética,  minería de asteroides y proteína elaborada en laboratorios den paso a un mundo de ocio creativo.

Otra posición tercia insistentemente desde Silicon Valley, con una perspectiva sumamente tecnocrática. Desde su punto de vista, el discurso de la automatización no admite lugar a dudas: en primera instancia corresponde  automatizar, con la lógica consecuencia de un mayor desempleo, y por último aplicar la trajinada Renta Básica Universal.

Como queda de manifiesto, no resulta sencillo transitar el mundo que vivimos, y ello se complica más aún en el contexto actual. No obstante, una perspectiva transformadora, parte de entenderlo en profundidad, revisando los mecanismos que hoy permiten a lxs poderosxs permanecer en su sitial de privilegio. Resulta indiscutible que la clase trabajadora de nuestros días no posee las características de aquella de principios del siglo XIX, la tecnología al servicio del capital procura  convencernos acerca de que se torna inevitable transitar el rumbo que él traza. Todo indica que nuestra lucha debe proponerse la apropiación popular de los desarrollos científicos y tecnológicos, incluida la automatización, con miras al buen vivir de los pueblos, consecuente con una perspectiva antiimperialista, anticapitalista, y antipatriarcal.

Nuestra economía va del tajo a la curita

El Gobierno Nacional ha puesto en revisión el acuerdo sellado en abril para incrementar el Salario Mínimo Vital y Móvil en un 35% en siete cuotas hasta marzo de 2022. El acta labrada en el Consejo del Salario Mínimo incluía por primera vez una cláusula de revisión para el mes de septiembre.

Aunque no está dicha la última palabra en cuanto al alcance de la modificación, fuentes gremiales y oficiales coincidieron en que, por el momento, se espera que se adelanten las cuotas ya pautadas y se fije una nueva fecha de revisión que  mejore la pauta del 35% llevándola al 45 por ciento.

Desde las esferas oficiales trascendió que tal revisión no dependerá de reunir nuevamente al Consejo del Salario Mínimo.

El monto, que ha venido rozando los $ 26 mil, opera simbólicamente en el empleo no registrado pero impacta concretamente en el casi millón de beneficiarios de los Programas Potenciar Trabajo que perciben un 50% de ese valor.

El aumento de 35% en seis cuotas otorgado hace un par de meses ya se desdibujó. A partir de ahora, el salario mínimo será de $27.216 y no de $25.275, como estaba pautado. No casualmente, el adelantamiento de las cuotas coincidirá con las elecciones primarias. Es decir, se llegará a los $29.160 el mes de las PASO y no en febrero de 2022. Además, se mantiene la cláusula de revisión para esa fecha.

La intención oficial es elevarlo a 45%, en línea con el nuevo tope salarial que fijaron algunas paritarias del sector público (personal legislativo, PAMI y la ANSES) y privado (Camioneros, bancarios y encargados de edificios) Ese nuevo salto también llegaría con la primavera.

La definición del piso salarial impactaría en lxs trabajadorxs fuera de convenio, y es importante porque sirve como referencia para el salario inicial docente (que ronda los $31.000 y por ley debe estar al menos un 20% por encima del salario mínimo); los planes sociales (la mitad del monto representa el salario social complementario) y los haberes jubilatorios (la evolución del salario mínimo determina el valor diferencial de la jubilación básica con el 82% móvil de aquellos con más de 30 años de aporte)

Además, el salario mínimo es un indicador para el trabajo informal y para actividades que no están sindicalizadas en jornadas laborales de ocho horas.

Queda claro que, en un año electoral como este, el Gobierno de Alberto Fernández no puede darse el lujo de ignorar cómo evoluciona el humor social. Si se repara que en los últimos 12 meses la inflación ha escalado hacia el 50.2 %, todo indica que no bastará con lograr la inmunidad de rebaño para imponerse en las PASO.

Eso explica que el Gobierno haya ampliado – por séptima vez en lo que va del año – el Presupuesto 2021 en $24.312 millones, para incrementar las partidas de gastos a cargo de los ministerios de Salud, Desarrollo Social, Educación y de la Tesorería. Con similar propósito, a principio de este mes, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aprobó un préstamo de 200 millones de dólares destinados a la Tarjeta Alimentar para hogares con menores de hasta 14 años y a asegurar niveles mínimos de ingresos a mujeres embarazadas y personas con discapacidad.

Muy a pesar de este respirador aplicado a una economía sin aliento, el analista atento advertirá – ni hablar de quien se movilice en su propio vehículo intentando atravesar en día hábil la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -que la conflictividad social está bien lejos de descender: Cortes de vías de tercerizados ferroviarios de la Línea Roca; Jornada Político Cultural por Tierra para Vivir y Autogestión de la Vivienda; Jornada Federal de Trabajadores de la Salud; asambleas ambientales peleando por un mar libre de petroleras, comunidades mapuche de Río Negro cerrando sus tranqueras a las empresas mineras, etc.

En tanto, cada vez más lejos del olor a goma quemada, los movimientos sociales  asimilados al Frente de Todxs que cuentan con los padrones más voluminosos, se fusionan atentos a la agenda electoral y, mientras aguardan que el sindicalismo empresarial les conceda un lugarcito en la central obrera, continúan apostando a ser la termita que roe por dentro los cimientos del Estado burgués.

Fuente: La Gomera de David