Por Jesús Chirino*
Es muy triste lo que sucedió con lo que se ha dado en llamar “Vacunatorio VIP”, y no alcanza con señalar, y seguir denunciando, la indolencia de otros sectores que fueron en contra de la Salud Pública.
No existe justificación posible para privilegios de clase si queremos la construcción de una sociedad justa.
Tampoco debe aceptarse el escarnio de individuos.
Por otra parte, es imposible creer que esto es fruto de decisiones de tres o cuatro personas.
Está claro que se repitió en diferentes lugares, restando vacuna a Personal de Salud para entregarlas a privilegiados y privilegiadas del sistema.
Quizás debemos mirar más profundo y aportar análisis más pretenciosos tratando de escudriñar porqué se naturalizan ciertas acciones.
Adelantarse en la fila para recibir la vacuna contra el COVID-19 no es punible penalmente, pero no zafa de la condena social por tratarse de una conducta inmoral, reñida con la ética de la solidaridad.
Si bien vemos que se desgarran las vestiduras aquellos que posiblemente hubieran actuado igual, eso no disculpa nada si la pretensión es diferenciarse.
No todo puede ser igual o dar lo mismo.
*Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María