Trabajador Autogestionado

Por Juan Carlos Giuliani*
El Trabajador Asociado y Autogestivo es un sujeto colectivo, plural, histórico, pero por sobre todas las cosas, un sujeto socioeconómico que lucha no sólo por el salario, sino por el trabajo. Con esa concepción surgió en el año 2004 en el seno de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) la Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados (ANTA), liderada por el compañero Mario Barrios.
En esta materia, justo es reconocerlo, la CTA ha sido pionera en darle continente y contenido a los trabajadores de la economía solidaria y popular. Como antes, desde su misma fundación, la Central lo fue al considerar como trabajadores a todos los que sientan la identidad de clase: Formales e informales, desocupados, autogestionados, activos, jubilados, discapacitados, de pueblos originarios.
Después de unos años en los que, por razones de distinta índole, ANTA-CTA redujo la intensidad de su accionar, es necesario que en este momento, frente a las penurias que azotan a la mayoría de nuestro pueblo, se ponga manos a la obra para reactivar esa herramienta política y organizativa de extraordinaria vigencia para la dinámica actual de la Central, a la que llegan hombres y mujeres que no se resignan y plantean su lugar en el protagonismo de la lucha política, social y ambiental.
Actualmente, las empresas autogestionadas se constituyen en cooperativas, la figura que se les reconoció desde el Estado para poder enmarcarlas legalmente. Pero no son exactamente eso. Se sienten trabajadores, no socios de una cooperativa. Ambicionan organizarse en un sindicato, elegir sus delegados y dirigentes, funcionar en asambleas donde prime la democracia sindical. Por esto es necesario la constitución de un Estatuto del Trabajador Autogestionado. Si son trabajadores necesitan la misma protección que tienen aquellos que lo hacen en relación de dependencia, porque lo que está cambiando es la relación de subordinación.

Resta entonces un cuerpo normativo que otorgue un marco de promoción al sector a través del reconocimiento jurídico al trabajador autogestionado como sujeto laboral, con derechos del trabajo y seguridad social en igualdad de condiciones que el resto de la clase trabajadora.

El Trabajador Autogestionado –en tanto nuevo sujeto social, económico, político y cultural– irrumpió como una nueva forma de organización y resistencia del campo popular, al tiempo que sentó las bases para instaurar un nuevo modelo de sociedad, más justa, igualitaria, colaborativa e inclusiva, donde la redistribución del ingreso es consecuencia de la nueva forma de producción y de organización del trabajo.

En una coyuntura marcada a fuego por la profundización de la crisis -tras cuatro años de pesadilla Macrista, la pandemia del Covid-19, el ajuste vía inflación y la pérdida de Soberanía a partir del nuevo Estatuto Legal del Coloniaje que implica el Acuerdo con el FMI- es hora de retomar la experiencia histórica de ANTA.
Más de la mitad de la población está en la pobreza y la inflación galopa al ritmo incontrolable de las empresas formadoras de precios superando el cien por ciento anual y, por lo tanto, pulverizando los magros ingresos y arrojando todos los días más gente a la banquina de la miseria y el desamparo.
El desafío consiste en contribuir, junto a otros actores, a la reconfiguración del Movimiento Popular que contará, seguramente, con la participación de los trabajadores y trabajadoras organizadas y del sujeto que hoy se expresa mayoritariamente a través de las organizaciones sociales, territoriales y ambientales.
La últimas movilizaciones que se registran en Córdoba, Buenos Aires y otros puntos del país, dan cuenta de la articulación entre trabajadores ocupados y desocupados, registrados, informales y autogestivos, activos y jubilados, en lo que resulta todo un síntoma acerca de los senderos que va tomando el incipiente reagrupamiento de las fuerzas patrióticas y anticoloniales.
*Periodista. Congresal Nacional de la CTA Autónoma en representación de la provincia de Córdoba