Río Cuarto: ¿Cuánto sale ofrecer la merienda en las copitas?

La organización ante el aumento de la pobreza en Río Cuarto. Enfrentando la estigmatización social y el agravamiento en las condiciones de salud de la infancia.

Por Marita Pedernera

Son 22 las copitas del Movimiento de Acción Popular (MAP-CTA) que ofrecen merienda a más de 600 chicos en condiciones de pobreza estructural. En la ciudad, un tercio de la población es pobre, es decir que no alcanza a cubrir los gastos del hogar. La pobreza pasó del 24,4 % al 28 % en la ciudad de Río Cuarto, según los datos publicados en junio por el INDEC. Las referentes barriales que coordinan los merenderos conocen este contexto desde siempre, algunas de ellas han sido niñas recibiendo parte de su alimentación en comedores populares.

Cada uno de estos espacios -llamados copitas- atiende alrededor de 30 chicos. Nos preguntamos cuánto cuesta afrontar los insumos diarios y cómo se financian. Las coordinadoras -a su vez las dueñas de casa- nos dieron información de sus listados de elementos necesarios, cuánto gastan en servicios en luz, en gas, en limpieza, cuántas vecinas realizan la tarea de elaborar, servir, limpiar, cuánto tiempo le destinan, para traducirlo en valor de horas laborales, aunque el trabajo sea voluntario.

De este sencillo estudio surge que en cada merendero hacen falta 3.080 pesos para ofrecer 2 comidas diarias –una merienda y un almuerzo o cena- a 30 niños. Esto no significa que el MAP esté cubriendo el valor nutricional que cualquier niño o niña requiere en su etapa de crecimiento, sino que otorga contención del hambre en la segunda mitad del día, dado que cada vez más familias carecen de merienda y almuerzo o cena familiar.

El último impacto de la transferencia a precios pesó más de lleno en productos en la góndola del supermercado. El té y la leche son dos de los productos que más aumentaron en septiembre de este año. Justamente son dos de los insumos básicos de toda copa de leche; el té aumentó un 12 % y la leche 8 %.

Este monto diario de 3.080 pesos es asumido por diversas fuentes de financiamiento. La mayor parte de los insumos los provee la CTA Autónoma a través del MAP, otros provienen de donaciones ocasionales, algunos del Municipio y del trabajo voluntario de las mismas protagonistas, ya sea a través del tiempo dedicado diariamente y en actividades de autogestión.

Cabe agregar que frecuentemente, durante los fines de semana, se organizan ventas de panificados, de pastas caseras, de pollos asados, rifas de donaciones recibidas como pueden ser lechones o bolsones de mercadería, te tómbolas.

La condición social de las familias del MAP

Son similares las condiciones socioeconómicas que conllevan a la clase social de las familias que asisten como a quienes son asistidas. Generalmente los hombres trabajan como changarines, jornaleros, en obras de construcción, en jardinería, en fletes. Mientras que las mujeres se dedican al trabajo doméstico y cuidado de niños. Estos trabajos han disminuido notablemente en la ciudad y las personas aún ocupadas siguen siendo pobres por no alcanzar a cubrir sus necesidades básicas.

Entonces vemos que hoy en las barriadas populares ocupación no es igual a salir de la pobreza.

Las familias están integradas mínimamente por 5 integrantes. Las personas beneficiadas por las copitas del MAP en su mayoría reciben la Asignación Universal por Hijo, cuyo monto es de 1.494 pesos, por un máximo de 5 hijos. Si bien este valor se ajustaría en diciembre, los alimentos también aumentarán quedando sin cubrir esta brecha de necesidades básicas.

En cuanto a la educación primaria la mayoría de los niños y menos cantidad de jóvenes acceden en los centros educativos ubicados en la periferia. Los útiles escolares y la ropa son provistos al inicio del ciclo
escolar, en alguna medida, dado que durante el año es muy difícil reponer esos materiales, por parte de la familia. Es cada vez más corriente que las madres circulen por los centros comunitarios, en búsqueda de donaciones de ropa y zapatillas.

Por otro lado, observamos que las condiciones sociales también determinan la salud de los niños. Ésta se ve más afectada porque la atención primaria carece diariamente de profesionales en los dispensarios barriales. Si bien los niños son atendidos por médicos generalistas en estos centros de la periferia, para los tratamientos posteriores son derivados a la pediatría hospitalaria y allí es frecuente el desborde en la emergencia pediátrica.

Según datos proporcionados por los propios médicos trabajadores del Hospital Central, los niños llegan a la guardia hospitalaria con cuadros agravados, y las madres reconocen que no acudieron al momento por la dificultad de asumir el costo de movilidad hasta el centro. Una mamá con su bebé gasta entre 80 y 100 pesos para asegurarse ser atendida por un pediatra. Y hoy este monto es necesario destinarlo a comida.

La estigmatización

Esta red integrada por mujeres en su mayoría, que contiene en alimentación todos los días a 660 chicos de la ciudad, también soporta la presión social de los sectores medios de la sociedad riocuartense que las denomina “planeras y piqueteras”.

Aversión sostenida por quienes piensan que los pobres lo son por ser vagos y si están en manifestaciones son llevados por un bolsón de comida.

Esta molestia que puede llamarse estigmatización, surge de quienes integran las clases sociales medias que hasta ahora sostuvieron un cierto nivel de confort en su nivel de vida. Actualmente estos estratos sociales se encuentran en riesgo de perder su trabajo o perciben que deberán desprenderse de ciertos bienes para sostenerse en esa línea.

Las estrategias de consumo que conocen estos sectores han sido individuales.

Cuando la mujer saca el eje de lo individual y se desplaza hacia lo social, adquiere una nueva noción de sí misma. Las mujeres referentes de la copitas además de practicar la solidaridad ofreciendo alimentación, salen a las calles a reclamar por sus derechos, se forman y participan políticamente en actividades de militancia social.

La necesidad de alimentación va creciendo y superando las demandas de actividades deportivas, culturales, de recreación, los cursos de oficios que se habían incorporado a la vida de los barrios. En Barrio Alberdi, de los 6 merenderos, 4 preparan un almuerzo además de ofrecer una merienda diaria. Mientras que en Banda Norte, de 6 centros, 3 ofrecen almuerzo, además de merienda.

“Cuando la mujer saca el eje de lo individual y se desplaza hacia lo social, adquiere una nueva noción de sí misma”

Por otra parte, destacamos que si hay algo que caracteriza a la sociedad capitalista es que los productos del trabajo toman la forma de mercancía o sea que nuestro trabajo tiene un precio. Sin embargo todos los días se realizan actividades que no tienen ese don de ser intercambiables por dinero. Miles de horas son dedicadas a tareas voluntarias y solidarias asumidas por personas con trabajo pero sin salario.

¿Estaríamos hablando de trabajadoras familiares sin remuneración? Así define el Departamento Nacional de Estadística para la Encuesta Permanente de Hogares a la persona que trabaja en un negocio familiar por lo menos 15 horas a la semana semanales. En Río Cuarto las personas que elaboran y ofrecen dos comidas a 30 chicos dedican 4 horas diarias a esta tarea. Razón por la cual en el monto estimado de 3.080 pesos diarios se incluye el valor de la hora de trabajo, estimada en 100 pesos, que es el valor actual en el empleo doméstico.

Creemos legítimo asignar esta suma por estar ocupadas y asumir una responsabilidad diariamente.

Aunque para salir de pobres falte todavía.

Finalmente, invito a repensar los versos de Silvio Rodríguez:

Viene la cosa,/viene por todos lados;/viene la cosa/rescribiendo el pasado./ Pero, a falta de dios,/doy pecho al huracán/y saco bien la voz/y al pan le digo pan. / Porque viene una cosa/que sólo la sinceridad/destroza

*Secretaria de Formación de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto

Fuente: www.retruco.com.ar