Se aprobó la declaración política del Congreso Nacional de la CTA Autónoma: “Rebeldía y esperanza”

“Al nombre del compañero Alberto Piccinini, al que queremos y respetamos mucho,junto al Comité de Lucha y al Cuerpo General de Delegados, se asociaron los conceptos de firmeza y decisión para defender los derechos de los trabajadores, y pese a las contingencias de la lucha, con asesinatos de obreros, encarcelamiento de sus principales dirigentes, intervenciones, etc.,  tuvo la clara determinación de seguir siempre adelante para conquistar una vida mejor para todos los sectores laboriosos dela población. Ese es en definitiva el saldo extraordinario de toda esta lucha que evidentemente aún no ha terminado; que está prosiguiendo en todo el País; que aquíen Córdoba adquiere nuevamente contornos masivos y de combate a fondo”. 

Carta enviada por Agustín Tosco al Comité de Lucha de la UOM de Villa Constitución.

Al cumplirse 50 años de “El Villazo” (16 de marzo de 1974), recordamos uno de los hitos de lucha más significativos de la historia del movimiento obrero en la Argentina, un ejemplo de unidad entre trabajadores metalúrgicos y el pueblo de Villa Constitución y de un triunfo extraordinario contra la multinacional Acindar conducida en ese momento por Martínez de Hoz y contra la burocracia sindical. Alberto Piccinini, protagonista fundamental de aquella gesta, luego fue uno de los fundadores de la CTA.

Por otra parte, el 16 de marzo de 1998, una comitiva de la CTA se presentó ante la Audiencia Nacional de Madrid para dar testimonio ante el juez Baltasar Garzón y denunciar la existencia de un plan concertado por los grandes grupos económicos y las Fuerzas Armadas, el 24 de marzo de 1976, para implementar el terrorismo de Estado y el genocidio en nuestro país con el objetivo de disciplinar socialmente a la clase trabajadora y obtener mayores ganancias y concentración económica.

La causa por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Argentina, surgida a partir de la denuncia en los tribunales españoles del abogado argentino Carlos Slepoy, estuvo acompañada por la comitiva integrada por Víctor De Gennaro, Marta Maffei, Víctor Mendibil, Alberto Piccinini, Juan Carlos Caamaño y Alberto Morlachetti con el patrocinio letrado de los abogados Horacio González y Juan Carlos Capurro. Junto a nuestra querida Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.

La denuncia de la CTA permitió dar a conocer al mundo la documentación más esclarecedora sobre el genocidio, la represión al movimiento obrero y la complicidad empresarial con la dictadura cívico militar.En un momento de la historia argentina donde —a raíz del Indulto del presidente Carlos Menem y las leyes de Obediencia Debida y Punto final— ningún represor y genocida era juzgado en los tribunales argentinos. Esta denuncia marcó un antes y un después en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

 Destacamos estos dos grandes hitos de la historia argentina que ocurrieron en el mes de marzo por la relevancia que en ellos tuvo el movimiento de trabajadores. Hitos en los cuales nos reflejamos porque guían la historia de nuestra CTA. La pelea contra los grupos económicos y los juicios de lesa humanidad van de la manode la libertad y democracia sindical y del protagonismo de la clase trabajadora.

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 Hoy la Argentina atraviesa una nueva oleada neoliberal que trae consigo la profundización de la crisis económica, social, política y cultural que es devastadora para nuestro pueblo en estos 40 años de democracia ininterrumpida. El triunfo de Javier Milei reabrió las compuertas para que los grupos económicos arrasen y saqueen todo lo que está a su alcance, amparados por un DNU escrito por ellos mismos con el aval de la Casa Rosada, implementando una reforma constitucional de facto, y en pos de una dolarización que destruya la soberanía de nuestra nación para definitivamente fragmentarla y disolverla.

El gobierno del Frente de Todos fracasó por su claudicación ante estos grandes grupos económicos y ante el Fondo Monetario Internacional. El acuerdo en el Congreso de la Nación —que avaló la estafa del endeudamiento que Mauricio Macri y el organismo internacional habían perpetrado contra el pueblo y la nación argentina—permitió que los grupos más concentrados del capital regresaran en revancha con las mismas recetas de la dictadura genocida y de los años 90 para imponer más ajuste, más entrega y más saqueo. Este experimento“libertario”, esencialmente inhumano,es la expresión del sistema capitalista de descarte que ejerce la derecha neofascista de Milei.

Los retrocesos en materia económica y social desde la asunción del nuevo gobierno (hiperinflación, recesión, reestructura del Estado, ajuste en las provincias, que se visualizan claramente en el documento que presentamos titulado“100 días de experimento libertario, ajuste, entrega y saqueo. 100 días de resistencia y el desafío de construir una alternativa”) tuvieron como respuesta inmediata por parte de las centrales sindicales y los movimientos sociales el Paro Nacional del 24 de enero, y por parte del movimiento feminista popular una enorme demostración de fuerza el 8 de marzo, en un proceso creciente y permanente de conflictividad sectorial.

La Argentina concita hoy la mirada internacional como lo demostró, por efectividad y magnitud, la huelga de enero. El gobierno de Milei es observado como un ensayo del laboratorio mundial. Pero mientras que el poder financiero alienta este experimento destructivo, el movimiento obrero aflora como baluarte de resistencia. La solidaridad al Paro fue inédita: nunca antes se habían recibido apoyos desde los cinco continentes y desde todas las federaciones globales.

Por ello, como clase debemos disputar el relato del individualismo y la meritocracia en el que se fundamentan las políticas del libre mercado. Para frenar al Gobierno y defender la soberanía nacional necesitamos organización y resistencia popular, los cimientos para construir una alternativa que supere esta crisis y avance en un proceso que no repita los errores del pasado.

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Comenzamos una nueva etapa en la historia del pueblo argentino. En ella, y para no repetir situaciones desalentadoras como las que ocurrieron luego de enfrentar y derrotar electoralmente al gobierno de Mauricio Macri, es imperioso que los derechos de las trabajadoras y de los trabajadores estén en primer orden.

El gobierno del Frente de Todos, además de pulverizar una esperanza superadora, agravó la calidad de vida de nuestro pueblo y generó un estado de descreimiento, de confusión y de pérdida de rumbo que llevó a que algunos sectores del campo popular terminaran votando a Milei, produciendo una agravamiento de la fragmentación política y orfandad del movimiento nacional y popular.

Como central de trabajadores no dudamos en advertir, cuestionar y rechazar el acuerdo de Macri con el FMI ni su validación, ejecutada por el Gobierno de Alberto Fernández. En esta Memoria que aprobamos en este Congreso se detallan cada una de las luchas sectoriales y nacionales, incluso el Paro Nacional del 16 de junio de 2023,contra las políticas económicas del ministro Sergio Massa bajo la consigna “la deuda no es con el FMI, sino con el pueblo”.

Hoy tenemos una Argentina caracterizada por la vigencia de un mundo laboral dominado por la flexibilización laboral, el debilitamiento del salario y,en consiguiente, por la pobreza y el hambre creciente. Esta situaciones el resultado de un proceso de reestructuración que hace 48 años fue instaurado por la dictadura genocida como política de descarte social, de destrucción de derechos y de identidades. El progresismo argentino en sus intervenciones gubernamentales en democracia fue incapaz de resolver y de comprender el impacto arrasador de este modelo en la sociedad.La falta de agudeza para acompañar a las nuevas generaciones y la ineptitud para resolver sus problemas permitieron la aparición de estos nuevos fenómenos políticos neofascistas y de extrema derecha que capitalizaron esos descontentos, aprovechando las divisiones y vacíos de liderazgos del campo popular.

Es tiempo de analizar nuevos horizontes y empujar a la rebelión,no sólo para resistir a las derechas sino también a la hora de gobernar. La inconsecuencia del Gobierno de Alberto Fernández sepultó cualquier intento de distribución de la riqueza y taponó un momento histórico para que la participación popular creara nuevas instituciones que pudieran profundizar la democracia y salir del fraude de una democracia restringida y un Estado vaciado por el neoliberalismo.

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En la Memoria que con mucho orgullo presentamos en este Congreso Nacional se detallan decenas de actividades, movilizaciones, luchas sectoriales, marcos de unidad del campo popular y posicionamientos internacionales; pero fundamentalmente se destaca la incorporación de nuevos sindicatos y organizaciones, que amplifican el volumen de representaciones que tenemos en todo el territorio nacional, y cada una de las personerías e inscripciones gremiales que se fueron obteniendo en los últimos años. Esto expresa un crecimiento institucional que posiciona a la CTA como un actor protagónico en la prosecución de un nuevo modelo sindical basado en la libertad y democracia sindical, que crea permanentemente nuevos espacios de participación y organización, especialmente de las trabajadoras y trabajadores precarizados que hoy representan el 55% de la población económicamente activa. Organizaciones de la economía social y popular, autogestionadas, cooperativas, empresas recuperadas y de la agricultura familiar, entre otras, son una pata fundamental del movimiento obrero actual. Necesitamos avanzar juntos en la reconstrucción de un país que incluya a todos los sectores, principalmente a los más desprotegidos.

Este progreso se debe a los lineamientos históricos de nuestra Central, a la política de lucha y representación como expresión de un modelo sindical diferente, y a la búsqueda permanente de la unidad del campo popular que es el principal objetivo de la CTA. Sabemos que el cuestionamiento de sectores de nuestro pueblo hacia las organizaciones es amplio, incluso la crisis de representatividad nos incluye. Pero como nuestro sistema nervioso de clase es la lucha y la unidad, hoy “La CTA que crece” es más una realidad que un consigna.

Sin embargo, son tiempos donde todo se pone en discusión y nada alcanza. Para seguir fortaleciendo aún más a nuestra CTA y situarla en estado de asamblea, tenemos que profundizar el diálogo en los barrios, en los sindicatos, en las oficinas, en las fábricas, en las cooperativas, en el campo; tenemos que ser parte y potenciar los reclamos y exigencias de nuestro pueblo. Con responsabilidad pero con vértigo. Escuchar y salir casa por casa, de ciudad en ciudad, a convencer con nuestras ideas y propuestas, con nuestro pensamiento e ideología. Tenemos que hacer un llamamiento a la unidad porque asumimos responsabilidades con proyectos colectivos. Amplificar la organización de multisectoriales como ya lo hicimos en 27 de diciembre pasado convocando al Paro Nacional de enero entre nuestra CTA, la CTA de los Trabajadores, la UTEP, el Movimiento Productivo 25 de Mayo de pymes y cooperativas y la Mesa Agroalimentaria Argentina de productores agrarios.Hay que ayudar en la olla de los comedores, acompañar a las trabajadoras y trabajadores despedidos, realizar tomas en los organismos y, como siempre dijimos: “fábrica que se cierra, fábrica que se ocupa”. Debemos imponernos como protagonistas de una estrategia política de unidad del campo popular.Los que estamos acá tenemos que ser el ejemplo para ayudar, colaborar, acompañar y construir: tenemos que ser el motor para mejorarla vida de los más desprotegidos y crear nuevas institucionalidades de las organizaciones libres del pueblo en el camino hacia una sociedad igualitaria.

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 Hoy más que nunca es imprescindible la unidad de todos los sectores del campo popular para enfrentar y vencer esta política de gobierno que quiere fragmentar la República, destruir nuestra soberanía y dinamitar los escasos pilares de una democracia que apenas se sostiene y que tanto nos costó recuperar.

Para que esa democracia, tan vapuleada y vaciada pueda ser transformada se requiere de un poder popular que revalide la construcción colectiva y comunitaria con la construcción de nuevas institucionalidades que vehiculicen el protagonismo y la soberanía popular.

Es imprescindible que en este tiempo la unidad no sea sólo por espanto, sino por conciencia de clase de los derechos que están siendo arrasados. Y con conocimiento pleno de las demandas que deben canalizarse en un gobierno que privilegie los intereses de la clase trabajadora y del pueblo: la soberanía, la integridad como nación y la construcción de la Patria Grande, de una América Plurinacional.

Sólo el crecimiento de la participación y la movilización popular abrirá el campo de imaginación a las transformaciones institucionales y culturales para encontrar una salida a esta crisis.

Estamos seguros de que la rebelión popular sepultará este gobierno despótico y neofacista y abrirá el camino a una democracia popular y participativa.

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Las elecciones de 2023 graficaron brutalmente la crisis de representatividad de las instituciones vigentes y, al mismo tiempo, la dispersión y el vacío de liderazgos del campo popular producto del deterioro de las condiciones de vida de la sociedad. Estos comicios abrieron un escenario peligroso, que a la vez representa una oportunidad deintervenir en el debate y construir poder popular con inteligencia y creatividad.

Al mismo tiempo, las transformaciones en el mundo de las relaciones laborales nos obliga a profundizar los debates con organizaciones hermanas de otras centrales sindicales y movimientos sociales. Este debate debe llevarnos a construir un programa de organización y acción como el que planteamos en “Aportes y propuestas de la CTA Autónoma para enfrentar la crisis”, que permita la unidad de clase y el poder transformador necesario para hacerlo viable.

Somos una organización de clase pero también multisectorial, colectiva y asamblearia. Esa es nuestra única manera de construir un nuevo actor social capaz de nutrirse de una raíz antiimperialista y emancipadora para la edificación de una democracia transformadora.

La construcción de un nuevo Paro Nacional para el mes de abril es la profundización del plan de lucha para quebrar la posibilidad de que este gobierno siga gobernando por decreto, para forzar a que el Congreso de la Nación ponga freno a este disparate dictatorial y para que la salida de esta crisis nazca de un pueblo movilizado y protagonista.

Si el Presidente convoca a la rebelión de los ricos pidiendo que no se paguen impuestos, nosotros tenemos que convocar a la rebelión de los pobres para poner en el centro de las prioridades a la soberanía popular, la justicia social y los derechos que tenemos como clase trabajadora.

Estamos siendo actores centrales de un plan de lucha que debemos profundizar dándole continuidad al Paro Nacional del 24 de enero, a la inmensa movilización del 8M en el Día de la Mujer Trabajadora y a la contundente marcha que seguramente protagonicemos mañana 24 de marzo por más Memoria, Verdad y Justicia contra este gobierno negacionista que reivindica la dictadura cívico-militar.

Abril será el tiempo de un nuevo Paro Nacional y de una Marcha Federal para derogar el DNU,y también el inicio de la construcción de la contracara al pacto de resignación y rendición que intenta imponer Milei: un Pacto de Unidad Popular para una patria emancipada, donde la justicia social y la soberanía nacional sean los rectores de una democracia plena.

“Cuando la Patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

Fuente: www.ctaa.org.ar