Viejos son los trapos: Por un transfeminismo intergeneracional

Por Equipo Pícara
Ilustración por Pícara

Empiezan los días de calor agobiante y el patio de Rosa está lleno de plantas y flores. Pedrito, su compañero perruno, ladra cada vez que alguna se levanta. Piensa que la visita se acabó.

En la mesa, las viejas feministas nos esperan con mates. Cuando llegamos la charla ya había arrancado y una de ellas le comenta a sus compañeras que semanas antes se había operado la vista. La conversación gira en torno a cuestiones médicas, la recuperación, los “achaques”, pero una pregunta casi inocente dispara un momento que nos arranca una sonrisa a todas:

– ¿Y cómo nos ves ahora?

– Con más arrugas.

Pedrito abortero

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Arrugas Más Arrugas Menos es una organización feminista de mujeres mayores en Río Cuarto. Actualmente son 12 integrantes y los inicios de la organización  se remontan a la marcha del 8M del 2020, semanas antes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio por Covid-19.

-Pícara: ¿Que las convocó a organizarse?

-Rosa: Todas somos amigas de distintos lugares. Con Lili, una compañera, habíamos participado de las reuniones de la Multisectorial de Género. Pero después de esa marcha (la del 8M) nos quedamos charlando y observamos que el movimiento feminista hoy tiene puesta la mirada en los derechos sexuales y reproductivos y a las viejas ya no nos contemplan, no contemplan nuestros problemas. Ahí convoque a las chicas que conocía, lo pusimos en Facebook, pero con un poco de temor de que vinieran mujeres buscando una cosa de autoayuda, por eso nunca hicimos una convocatoria tan pública.

Las jóvenes pecamos de ansiosas. Creíamos que el inicio de una organización como ésta se encontraba en el presente, pero las viejas vienen organizadas hace mucho tiempo. Las integrantes de Arrugas Más Arrugas Menos han sido protagonistas de la escena política y militante de Río Cuarto: Estela trabajó toda su vida como docente y psicopedagoga, Jorgelina fue delegada docente de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC); Cecilia fue la primera mujer Secretaria General del Gremio Docente Universitario (AGD); Rosa fue Decana de la Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de la UNRC. Nosotras, las mujeres, siempre estuvimos en los movimientos sociales, pero fuimos invisibilizadas.

De izquierda a derecha: Rosa, Jorgelina, Cecilia y Estela.

-Pícara: Nos interesa saber cómo era autopercibirse feministas hace unos años…

-Jorgelina: Éramos moscas en la leche. Por aquella época formábamos parte de la Comisión de Mujeres de Río Cuarto (COMURC), la primera agrupación feminista en la ciudad. Éramos diez gatas y realmente nadie nos daba bola.

Las integrantes de Arrugas Más Arrugas Menos (AMAM) luchan por poner en escena sus cuerpos viejos, romper los estigmas en torno a la belleza eterna y la vejez, visibilizar la violencia de género hacia las mujeres adultas mayores y vivir una adultez digna.

-Pícara: ¿Cómo es una adultez digna?

-Cecilia: Una adultez digna implica tener posibilidades económicas y sociales, es hacer lo que queremos hacer. Porque por un lado tus hijos definen a donde tienes que ir a vivir… “Ahora vas con este hijo, ahora con el otro, después a un geriátrico”. Somos personas que hemos llegado a esta edad, se nos tiene que respetar como personas que somos.

-Rosa: Obviamente puede haber personas que tengan un deterioro mental, que no pueden decidir, pero hay una infantilización de la vejez. Un ejemplo claro es cuando una persona mayor va al médico acompañada por el hijo y el médico se dirige al hijo, como si el viejo no entendiera…

Queremos viejas en el prime time

Entre las acciones de la organización, AMAM realizó un relevamiento de las representaciones sobre la vejez en los medios de comunicación de Río Cuarto. Algunas de las conclusiones a las que llegaron fueron contundentes: al viejismo* lo encontramos también en la tele. Lxs adultxs mayores son presentados como “decrépitos, sin utilidad y no productivos, que solo sirven para tejer y cuidar a los nietos” explica Cecilia. A partir de cierta edad pierden su identidad: “No nos nombran por nuestros nombres sino como la jubilada, la abuela”.

-Estela: Cuando hay un accidente, al viejo ya no lo nombran… dicen “hay un sexagenario”, ya no tiene nombre propio.

El relevamiento de los medios de comunicación terminó en una guía de recomendaciones básicas para el ejercicio del periodismo sin discriminación por edad. Podés consultarlo acá. Con frecuencia los medios de comunicación reproducen prejuicios y estereotipos que alimentan la discriminación por edad. La violencia de género hacia mujeres adultas mayores aún es invisible y es nuestra responsabilidad abordar las temáticas desde una perspectiva de derechos humanos.

-Rosa: Cuando se piensa en la Violencia de Género, que generalmente se da por parejas o ex parejas, siempre te imaginas la violencia sobre un cuerpo jóven y no sobre un cuerpo deteriorado. Cuando nosotras éramos jóvenes lo que hoy se considera violencia estaba bien visto, entonces las que han llegado a viejas capáz hace 40 años que viven situaciones de violencia… Muchas de esas situaciones son naturalizadas también por los hijos, el famoso “y bueno, el papi siempre fue así”.

Las mujeres adultas mayores, explican las compañeras, son violentadas también por lxs hijxs, comenzando con la violencia económica: “son los hijos quienes le van a cobrar la jubilación y se quedan con la plata, o las mandan al geriatrico para quedarse con la casa” explica Rosa. Muchas veces, las mujeres adultas no denuncian porque les genera vergüenza: “la maternidad está romanizada y es muy difícil que una mujer denuncie o al menos mencione que su hijo es violento. El feminismo tiene que desromantizar la maternidad de las viejas”.

-Pícara: ¿Cuáles son sus objetivos como organización? 

-Jorgelina: Visibilizar, romper los estigmas sobre la vejez. Romper con la idea de la eterna juventud. Hay que vivir la vejez como un proceso más de la vida, natural.. vivirlo, sin que sea para la mujer una situación de estrés permanente, porque ese estrés empieza cuando tenes 30, que queremos ganarle a la edad por los mandatos sociales. El objetivo es vernos de otra manera, ser vieja es una etapa, que por supuesto tiene sus achaques pero queremos vivirlo de otra manera.

La industria cosmética realza un tipo único de belleza: occidental, blanco, joven, delgado. Y en ese mundillo horrible, la vejez es algo que debemos ocultar, pasando por alto un pequeño detalle, la vejez es un proceso natural e incontrolable. Las viejas de AMAM dicen “Además de ser publicidad engañosa -el elixir de la eterna juventud no existe- estos mensajes pueden generar ansiedad, especialmente en las mujeres, por no poder lograr los estándares impuestos por la sociedad”.

-Rosa: También estamos preocupadas por nuestra esperanza y calidad de vida. La estadística muestra que la esperanza de vida de los hombres es mucho menor que la de las mujeres, las mujeres vivimos 7 años más. Sin embargo, nosotras vivimos más pero en general, vivimos con más achaques. Las mujeres envejecemos de manera más desfavorable, más solas y más pobres porque nos dedicamos a las tareas de cuidado con trabajos precarios o sin trabajo formal.

-Estela: Nosotras trabajamos el doble.

La pandemia puso en evidencia las desigualdades en el trabajo doméstico y de cuidados. “Eso que llaman amor es trabajo no pago” reza una imagen que en los últimos años se viralizó en redes sociales. En 2020, por primera vez en la Argentina, comenzó a medirse el aporte del trabajo doméstico y no remunerado al Producto Interno Bruto (PIB).  El aporte de este sector previo a la pandemia fue calculado por la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía (2020) en 15,9%, y se estima que la participación en el PIB en la pandemia ascendió a 21,8%. Si tomamos una de las formas de leer este indicador (por la relación en su composición), es el sector que más aporta seguido por la industria (13,2%) y el comercio (13,0%).

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Las viejas nos abrieron la puerta para que hoy podamos autopercibirnos feministas, a calzón quitado, sin vergüenza. “Nuestra lucha también es por las que vienen” dicen las integrantes de AMAM, y nos enseñan que los feminismos intergeneracionales son posibles y necesarios.

“Arroz con leche, yo quiero encontrar una compañera que quiera soñar” como las pibas de AMAM, como nuestras madres, tías, abuelas, vecinas, compañeras, profesoras, amigas. “¡Valientes sí, sumisas no!”.

Esta nota fue realizada y financiada en el marco del programa de formación “Comunicar Diversidad” de Wikimedia Argentina 

Fuente: www.picara.ar