Territorio: Seguir la lucha sin bajar los brazos

Dayana Morre es una mujer de barrio. Lejos de las estrellas televisivas que por estos días se sacan selfies mostrando, de manera impúdica, las enormes habitaciones de sus mansiones donde pasan el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Dayana entiende la vida de otra manera y vive la cuarentena en otros espacios. Sabe de las diferencias sociales que la pandemia resalta. Junto a su marido, trabajador del sector lácteo, y sus dos hijas, vive en el barrio Carlos Pellegrini, sector popular de Villa María.

Es una mujer de lucha, a sus 28 años estudia Enfermería en el INESCER y a pesar de las tareas del hogar y el estudio sabe hacerse tiempo para colaborar en el Comedor Comunitario “Lugar de Amparo” del barrio Nicolás Avellaneda. Comenta que en su barrio se cumple con el aislamiento. Reflexiona que “el principal problema es no poder salir a trabajar y todo lo que eso conlleva. La dificultad de poder contar con lo esencial para vivir”, por si quedan dudas aclara “por ejemplo, el alimento”. El 28 de abril participó, codo a codo con compañeras y compañeros del comedor, en la Jornada Nacional “Mil Ollas Populares” de la Federación Nacional Territorial (FeNaT-CTA).

Con el apoyo de la Secretaría Gremial de la Central en Villa María, estuvo en la organización de una de las tres ollas populares que se hicieron en la ciudad. Acerca de esa jornada dice: “Me pareció algo muy positivo, en el sentido que salió todo bien” pero no se queda con eso. Su sensibilidad social le hace agregar que, por otra parte, eso mismo “duele ya que en el barrio se dieron alrededor de 170 porciones de comida, lo que lleva a concluir en que hay mucha necesidad”. La noche anterior a la jornada de las ollas Dayana, junto a sus niñas, hicieron un cartel de la FeNaT que llevó a donde se cocinó, está orgullosa de participar de esta organización. Como todas las personas que colaboraron ese día, entiende la necesidad que azota los barrios populares de la ciudad.

Hablando acerca de esa situación, con conciencia de clase dice “ya existía la crisis económica, porque nosotros, los de abajo siempre tuvimos que lucharla para poder llevar un plato de comida al hogar, lo que el aislamiento empeoró ya que no todos contamos con un trabajo registrado y eso lo hace más difícil”. De nuevo, por si hace falta, aclara “la mayoría vivimos con las changas del día a día”. Poco tiempo antes de que se decretara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, colaboró acercando alimentos a quienes realizaron la mayor toma de tierra en la historia de Villa María. Fueron 200 familias que acamparon solicitando se atendiera la necesidad de tierra para poder construir sus viviendas. Se trató de un hecho que mostró, sin tapujos, la problemática de acceso a la tierra por parte de los sectores populares. Situación ante la cual el poder político local se mostró impotente para aportar una solución real, sólo azuzó la intervención policial y del sistema judicial. Fue así que, por primera vez en Villa María, se les inició una causa judicial a vecinas y vecinos que reclamaban poder acceder a tierra, pagándola en cuotas.

A Dayana le tocó ser una de las personas a la cuales el poder le hizo sentir su peso. Pero no la doblegaron, sigue con sus convicciones y prácticas coherentes, durante la cuarentena continúa colaborando en “Lugar de Amparo”, la solidaridad no sale en las selfie pero ella la respira. Se siente orgullosa de su pertenencia a la FeNaT de la CTA Autónoma villamariense. Trabaja para una sociedad justa, dice “debemos seguir la lucha, de ninguna manera bajar los brazos, queremos que sea igual para todos, que nadie deba pasar ninguna necesidad”.