Deuda Externa: Fuga y default

Por Juan Carlos Giuliani*

Los medios hablan de eso: Coronavirus, dengue, caída de las bolsas, suba del riesgo país, caída del precio del petróleo, parate de la actividad económica, lock-out sojero a bordo de las 4X4. Sin embargo, pocos se animan a plantear que el dilema pasa por pagar o no pagar ese cáncer que condena a nuestro país a ser pobre y dependiente y que ningún Gobierno se anima a extirpar. La Deuda Eterna es impagable. Y los primeros que lo saben son los acreedores, sumidos en una profunda crisis financiera a escala internacional. En el marco de esta crisis global del sistema capitalista es hora de tomar una decisión: Se trata de recuperar Soberanía o de seguir pensando y actuando en clave semicolonial.

A esta altura del partido nadie desconoce que la Deuda Externa contraída por el Gobierno anterior con el Fondo Monetario Internacional es ilegal e inconstitucional. Pese a ello, los gobernantes actuales han manifestado su voluntad de pagar esa Deuda mal parida que hipoteca a generaciones enteras de argentinos. El clamor de las mayorías, no obstante, va en una dirección contraria: La Deuda es con el Pueblo.

Aunque en su discurso ante la Asamblea Legislativa el Presidente de la Nación dejó abierta la posibilidad de investigar el endeudamiento contraído por el Macrismo, si tal hipótesis se concretara devendría en abstractos sus resultados puesto que la Deuda ya se reestructuró por Ley del Congreso y fue puesta bajo jurisdicción extranjera. Una renovada claudicación de nuestra Soberanía Nacional expresada por la mayoría de la dirigencia política-partidaria con representación parlamentaria.

Acá no hubo “Fuga y misterio” como en el tango del incomparable Astor Piazzolla. Los que se fugaron 9 de cada 10 dólares que ingresaron del FMI tienen nombre y apellido. Y deberían ser juzgados y encarcelados. Son pura certeza del desfalco perpetrado al Tesoro Nacional en beneficio de un puñado de beneficiarios del “capitalismo de amigos”.

En momentos como el actual resulta conveniente recordar a patriotas como Don Alejandro Olmos, quien inició la causa sobre la Deuda Externa en 1982. El trámite judicial demoró 18 años. Recién en el 2000 el juez Jorge Ballesteros emitió un fallo donde plantea la ilicitud de la deuda y habla de la responsabilidad del FMI en ese ilícito. No obstante, esa deuda se siguió pagando y refinanciando por parte de los distintos gobiernos que se han sucedido hasta hoy en día.

En los cajones del Congreso de la Nación duerme el sueño de los justos desde hace dieciséis años el instrumento jurídico que permite determinar la responsabilidad política de cada uno de los actores en los sucesos que provocaron el fenomenal endeudamiento externo argentino.

Dado el tamaño del fraude perpetrado por Donald Trump, el FMI y sus cipayos vernáculos con el afán de aportar cuantiosos recursos a la campaña electoral para la frustrada reelección de Macri, perfectamente se puede invocar también para no pagar la Doctrina de la Deuda Odiosa, que consiste en la inexigibilidad de las obligaciones que se contraen y pesan sobre el pueblo sin que las mismas hayan significado algún beneficio para éste.

Lo que no se puede es privar al país de la posibilidad del no pago o de la suspensión unilateral de los pagos. Por lo tanto, la única salida soberana es la suspensión unilateral de los pagos. El FMI y los organismos financieros internacionales saben de primera mano que el default de nuestro país es inevitable. Porque ellos mismos ya están en default.

A las usinas del ideario colonial que amenazan con el castigo de las diez plagas de Egipto en caso de no pagar a la usura internacional, y a los militantes del posibilismo que recitan el discurso resignado de “no tirar de la soga para que no se corte” como única salida a esta encrucijada, habrá que hacerles entender -con la gente en la calle- que es ahora o nunca. La oportunidad es histórica.

Aunque se hagan malabarismos para llegar a un acuerdo -bastante improbable- con los acreedores, todo parece indicar que no queda otra alternativa que suspender los pagos de la Deuda Externa, si es que no queremos volver a caminar por la cornisa que nos termine conduciendo a una nueva frustración colectiva.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la provincia de Córdoba