El hambre, virus de propagación masiva

Por Santiago Rodríguez*

La cuarentena obligatoria no es solo ver en el noticiero como se va propagando el virus y cuántas personas afectadas hay. Quizá también nos puede servir para cuestionarnos a nosotrxs mismxs y ayudar a la destrucción del egoísmo, el odio, el juicio de la moral acomodada.

También el entender que hay compañerxs que en medio de tanto caos y paranoia siguen combatiendo algo peor en el territorio: El hambre, la pobreza, el desamparo, las necesidades vitales en carne viva.

Agarré la playera y me fui hasta la casa de la compañera Liz. Esto pasó antes que se armara todo el lío de la pandemia y la cuarentena obligatoria. Al lado de su casa está el imponente nuevo edificio de los Tribunales de Río Cuarto. Las cuadras de esa calle no tienen luz, se iluminan con las luces del edificio donde habita la “señora de ojos vendados”.

Cuando llegué la Liz ya tenía la comida para las crías lista. Esperando que lleguen charlamos de nosotrxs, de cómo estábamos, cómo está la gente, qué viene pasando y obvio saltó lo del Coronavirus.

“Está difícil la cosa” me dice, y mientras charlamos sabemos que está mas difícil de lo que podemos expresar en palabras, porque la gente sigue sin trabajo, no hay changas, el hambre sigue estando y es como una vofetada a la dignidad. Porque la Policía sigue patrullando, la discriminación sigue disparando a los sectores populares y hay cuestiones urgentes de las que seguimos haciéndonos cargo nosotrxs porque los que debieran ocuparse siguen mirando para otro costado.

La Liz no tiene lugar en su casa, les da de comer afuera con una mesa y un par de sillas a lxs pibxs. Esa noche estaba medio fresco. Hace rato que empezó a construir un salón para poder juntarse ahí adentro. “Acá quiero poner una biblioteca para darles apoyo escolar y darles de comer más cómodos, en un lugar cerrado”, dice entusiasmada. Sólo le faltan unas chapas que la Municipalidad todavía no le facilitó. Con todo este desastre supongo que menos lo van a hacer ahora. Lo demás lo hizo ella a pulmón, con autogestión y mucho esfuerzo.

Entre el vapor del guiso que se va repartiendo en platos a las crías me dice: “La mayoría de la gente acá trabaja del carro”.

¿Cómo será la situación de estás familias hoy, cuando no hay un mango para llevar a la familia?. Quédate en tu casa dicen por ahí, ¿que privilegio no?

Hacer cuarentena en tu casa mirando todo el día Netflix, ¿que privilegio no?

Escrachar y hacer juicio moral a lxs compañerxs que no pueden cumplir la cuarentena desde tu facebook, ¿que privilegio no?

Poner a la Policía para la seguridad social, para otrxs seguridad, para nosotrxs palos y persecución ¿que privilegio no?

Y que loco que hoy todxs podamos ver el egoísmo humano de poder en una simple acción quedarte en tu casa y no hacerlo, sobre todo los que más tienen, los ricos, que en su soberbia encaran con prepotencia a los que les cuestionan su inconsciencia.

Que loco que hoy podamos denunciar y escrachar ese egoísmo de no respetar al otrx, cuando hace rato que nos movilizamos en las calles en contra del hambre y lo mínimo que recibíamos era “son todos unos vagos”. Ahora decime con una mano en el corazón ¿qué reflexionás desde tu cómodo sillón?

Hace años desde nuestra Central empezamos a denunciar en todos los lugares, espacios de discusión, políticos, sociales, culturales, territoriales, que el hambre es un crimen y no sólo denunciando, si no también poniendo en pie de lucha la exigencia de la declaración de la Emergencia Alimentaria.

En menos de una semana se declaró la Emergencia Sanitaria por un virus desconocido que se propaga ferozmente en todo el mundo, pero la denuncia del hambre y la desigualdad la venimos bancando y poniendo el cuerpo desde hace muchísimos años. En algún momento esto tiene que terminar. Porque es injusto. Y de esta peste vamos a salir más pobres. Por eso es urgente que nos unamos para pelear por una ciudad, una provincia y un país libres de hambre.

Nuestra Secretaria General de la CTA-A Río Cuarto, Silvia Alcoba, dijo hace poco a los funcionarios de acá y de la provincia: “Háganse cargo”. Nosotrxs hace rato que venimos luchando para que no falte el plato de comida en los comedores comunitarios, hace rato que sabemos quién es el de al lado. Si con un arroz, una salsa, un poco de carne molida y verdura donada podemos hacer un guiso y repartirlo entre 70 personas, imagínate lo que podría hacer el Estado con todos los recursos que tiene.

Es cierto, llegó el momento de que se hagan cargo y si no que se corran de esos espacios de decisión. Si no tienen ganas de moverse nosotros seguiremos construyendo poder popular para ir ocupando esos lugares como lo venimos haciendo de a poco.

Porque hay compañerxs como la Liz y muchxs más que no son sólo referentes de un comedor o un merendero. Son personas con ideas, soluciones, proyectos y más luchas que sueños. Y hace rato que tienen un virus en el alma que necesita respuesta urgente y que se lo vamos a seguir recordando a los que mandan cuando pase todo esto: El hambre es un crimen.

*Periodista callejero. Militante de la Federación Nacional Territorial (FeNaT) de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto