Eugenio Semino: “Casi cinco millones de jubilados y pensionados no cubren sus necesidades básicas”

Por Andrés Klipphan

“Casi cinco millones de jubilados y pensionados no cubren sus necesidades básicas. Son personas totalmente olvidadas”, dispara Eugenio Semino, el defensor de la Tercera Edad. Y opina: “El adulto mayor es el espejo en el que se ven aquellos que van envejeciendo, y hoy lo que allí se refleja es el empobrecimiento y la exclusión”.

La conclusión no es azarosa: es el resultado de cruzar los datos de la canasta básica de los jubilados, que trepó a los 35.000 pesos, con los haberes, mínimos y medios que cobran.

La cifra de los más postergados se estira a seis millones trescientas mil personas, si a ellos se les suman los discapacitados, que también están incluidos en el sistema de previsión social, aunque casi nadie los menciona.

“Calculamos la canasta del jubilado desde hace 12 años de manera semestral. Contempla gastos de vivienda y nos muestra que a través de los once años anteriores, los adultos mayores nunca pudieron cubrir en más de 60% sus necesidades básicas”, precisa el especialista en gerontología y explica: “En 2018, el reajuste de jubilaciones y pensiones por ley de movilidad, fue del 28,5%, y la canasta del jubilado, y la inflación, a nivel general, supero en cuanto a precios el 50%. Es decir, hubo una pérdida de esos haberes, de más del 20%. Como este año el proceso inflacionario no fue menor, como se habían entusiasmado algunos funcionarios, la situación de pérdida de poder adquisitivo se agudizó de manera dramática”.

Por esta razón, a Semino le llama la atención “que aún en momentos de altísima crisis, como la que estamos viviendo, el Gobierno fijó algunas medidas de auxilio para otros sectores sociales, sin embargo no fueron contempladas estas medidas para el adulto mayor, para el jubilado, para el pensionado”.

La evolución entre lo que cobran los jubilados y los precios de su canasta básica es realmente dispar.

En octubre de 2018, la última medición de esa canasta era, en números redondos, de unos 26.000 pesos. El haber mínimo para los jubilados y pensionados llegaba a los 8.000 pesos, y el haber medio rozaba los 12.500 pesos.

Pero, ¿qué pasó este año?

Esgrime el especialista que en abril de 2019 la nueva canasta era de 30.500 pesos, y la jubilación mínima de apenas 10.400 pesos. Los haberes medios rozaban los 14.000 pesos.

Con un dólar a 60 pesos, el traslado a precios de la devaluación, y el valor de los insumos de farmacia, que en muchos casos están dolarizados, el desfasaje es tremendo.

Por esa razón, recuerda Semino: “Hicimos una exhortación al Poder Ejecutivo, y a todas las fuerzas con representación parlamentaria, para que, de los casi dos billones de pesos que tiene el Fondo de Sustentabilidad y Garantía, tal como dice la ley de su creación, y el artículo cuarto de su reglamento, se acuda en auxilio de los jubilados que de manera cuantiosa han perdido su poder adquisitivo. Estamos muy preocupados por el deterioro de la calidad de vida de nuestros adultos mayores”.

—¿Y qué respuesta obtuvo?

—Silencio de todas las partes, naturalmente el principal responsable es el oficialismo.

—¿Si en abril pasado la canasta de los jubilados era de 30.500 pesos a cuanto llega en este mes de agosto?

—Hoy tenemos dos millones y medio de jubilados y pensionados que cobran 11.500 pesos de mínima, otros dos millones y medios, con una media de entre 15.000 y 20.000 pesos, y una canasta que ya debe estar superando los 35.000 pesos. Vale decir, los de la mínima apenas cubren un tercio de sus necesidades básicas, y los que cobran una jubilación media, un 50%.

—¿Pero, en qué consiste la canasta básica de los jubilados?

—Tiene tres grandes componentes. Por un lado los gastos de alimentación, que cubren unas dos mil calorías diarias; los gastos de vivienda, y los de salud. También cubre algunos rubros menores, como recreación que es simplemente una salida mensual a un cine y una comida en una pizzería. Sólo eso. Ningún lujo.

Llegado a este punto, el Defensor no quiso dejar de mencionar “al sector que los funcionarios se cuidan mucho de nombrar o no saben cómo hacerlo: los discapacitados, que tienen pensiones no contributivas, y que actualmente es de tan solo 8.000 pesos. Son alrededor de 1.300.000 personas. Esto nos habla a las claras, de la dimensión del problema del que estamos hablando, más de seis millones de argentinos. Estamos ante un problema de gran dimensión”.

Como estudioso en la materia que es, Semino da un pequeño ejemplo que sirve para demostrar por qué razón los gastos de los adultos mayores son, en muchos casos más, onerosos, que los de quienes no peinan canas.

“Por lo general los adultos mayores son hipertensos. Ergo, deben consumir sal con bajo contenido en sodio. Y la deben comprar con los 11.000 pesos de su jubilación. Las sales hipo sódicas tienen un valor de unos 200 pesos, y la común, la que está en la góndola de enfrente, está 20 pesos, que es la que pueden comprar. Al mes siguiente, cuando van al control médico, la presión arterial será mayor, entonces el médico les recetará un medicamento para bajar la tensión, y ese medicamento está en mil, mil quinientos pesos, y lo va a pagar mitad el jubilado y la otra mitad el sistema. O lo va a pagar cien por cien el sistema. En cualquier caso, la totalidad del valor, ya sea por vía directa o indirecta, lo estamos pagando los argentinos. Por lo cual, desde hace muchos años, la industria del medicamento, es muy floreciente en nuestro país, aún en momentos de vacas flacas. Y a su vez es un fuerte decisor porque financia las campañas electorales, incluida la última.Y mientras esto sucede, hay jubilados, adultos mayores, que mueren por no acceder a un medicamento, o de tristeza”.

Fuente: www.infobae.com