Mapa de la Pobreza argentina: Los números de los trabajadores de la Economía Popular

A través del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP) se pudo desglosar, entre otras cuestiones, las formas y tipos de trabajo de la economía que está fuera del mercado laboral formal.

Por Pablo Maradei

Los datos de la Argentina más dolorosa dan cuenta que hay un 42% de pobreza y un 10,5% de indigencia. Y desde que hace 10 meses se creó el ReNaTEP (Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular) se pudo hacer una radiografía sobre aquellas estadísticas que ahora da a conocer Mundo Gremial. Por ejemplo, al ReNaTEP se inscribieron 2.093.180, de los cuales el 95,7% son argentinos mayores de 18 años (el grupo más representativo con el 54% son personas comprendidas entre los 25 y los 45 años). Para poder inscribirse no deben emplear a terceros ni trabajar en relación de dependencia y deben desarrollar una actividad económica independiente en alguna de las siguientes ramas de la economía popular (la estadística indica la cantidad de trabajador@s que realizan esa actividad):

1. Servicios Socio Comunitarios (28,6%).
2. Comercio Popular y Trabajos en Espacios Públicos (13%).
3. Servicios Personales y otros oficios (30,7%).
4. Recuperación, Reciclado y Servicios Ambientales (3,9%).
5. Construcción e Infraestructura Social y Mejoramiento Ambiental (9,9%).
6. Industria Manufacturera (4,1%).
7. Agricultura Familiar y Campesina (8,6%).
8. Transporte y Almacenamiento (1,3%).

Estas 8 ramas se dividen en el formulario de inscripción en 69 ocupaciones y un rubro “otros”. En ese sentido cabe mencionar que si bien la amplia mayoría de la población inscripta optó por alguna de las ocupaciones propuestas en el formulario (69%) casi un tercio (31%), optó por la opción “otros”. Luego, el 16,9% de l@s inscript@s declaran como ocupación trabajar en comedores y merenderos comunitarios, un 6,9% en servicios de limpieza, un 4,7% en agricultura y 3,4% en la venta ambulante.

De ese registro, realizado entre el 16 de junio de 2020 y febrero de este año, se supo que la mayoría de los inscriptos son residentes de la provincia de Buenos Aires (representan el 35,7% seguido por Chaco con el 5,6%) y que son más mujeres que hombres (57,1% contra 42,9%) excepto en actividades como transporte y construcción. Dato: en el SIPA que registra a los asalariados privados es al revés: mujeres, 33%; mientras que los varones son el 67% de la masa trabajadora.

Si de educación hablamos, el 60,9% no completó los estudios obligatorios y en los casos en que sí lo hicieron solo el 28,7% culminó el secundario.

Se destaca que sólo el 22,4% de inscript@s percibe la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el 22,1%, el programa Potenciar Trabajo, orientado principalmente a fortalecer e impulsar el trabajo que se desarrolla en la economía popular. Debido al bajo porcentaje “se puede pensar que, los trabajadores y las trabajadoras de la economía popular forman parte de una realidad que desborda a la política social y laboral y que por lo tanto se presentan como un importante desafío para nuestra gestión”, argumenta el dossier.

Por otro lado, el documento señala que “en relación a los lugares principales de trabajo declarados, surge un claro predominio de los espacios domiciliarios ya sea en un hogar particular o en su propio domicilio. Esto se vincula a las características del trabajo auto-generado en las cuales las/os trabajadoras/es convierten sus medios personales en medios de trabajo y producción, incluyendo su propia vivienda”.

En la “Presentación” del documento, elaborado por el ministerio de Desarrollo Social y al que tuvo acceso Mundo Gremial y que lleva la firma de Emilio Pérsico en calidad de Secretario de Economía Social, justifica: “La inscripción abre la posibilidad de incorporarse al monotributo social, y de esa forma tener una factura para producir y vender y, al mismo tiempo, acceder a instrumentos de seguridad social. Queremos avanzar también en el acceso a programas de capacitación y acompañamiento, a redes de comercialización y a la obtención de herramientas crediticias y de inclusión financiera”. También sirve para saber la distribución territorial y las ramas de actividad en las cuales desarrollan sus tareas.

En las conclusiones esboza que los trabajador@s de la economía popular “producen mecanismos a través de los cuales complementan los servicios sociales del Estado en materia de educación, salud, cuidado, vivienda y hábitat, así como su acceso al mercado para la satisfacción de otras necesidades individuales y colectivas. También se puede reparar en el hecho que la economía popular es creadora de bienes y servicios, aún en condiciones de profundas desigualdades productivas, fiscales, crediticias y comerciales en relación a otras actividades del mercado”.

Fuente: www.mundogremial.com