“Memoria, Verdad y Justicia” sólo será posible en un mundo nuevo

Reproducimos el Documento de las Juventudes de la CTA Autónoma de la Provincia de Córdoba en el marco del 24 de Marzo Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Día a día, barriada a barriada, en cada lugar de trabajo, en las calles, luchamos contra las condiciones que nos impone este sistema que precariza, margina y explota con el único fin de proporcionar ganancias a unos pocos. Nos organizamos porque nos duele este mundo, porque sabemos en carne propia, en los ojos de nuestra compañera o compañero, lo que es saltar una o varias comidas, lo que es no poder cambiar unas zapatillas rotas de tanto caminar para juntar el mango, para comprar la garrafa que le dé fuego al guiso colectivo. Porque sabemos lo que es laburar desde hace mucho, muchísimo, aunque nunca hayamos sabido de recibos de sueldo, aportes jubilatorios, obras sociales ni nada que se le parezca.
Nos organizamos porque empezamos a estudiar, se nos rompió la PC, nos quedamos sin datos y, finalmente, decidimos que no, que así no va, que así no se puede más, que tenemos que hacer algo. Y nos encontramos con otrxs, con muchxs otrxs, porque nuestro problema, el de las juventudes precarizadas, marginadas, con laburos esporádicos, sin casa propia, viviendo con nuestra familia recién constituida en casa de algún familiar o amigo, con un sistema educativo que, antes o después, nos expulsó, con condiciones planteadas de antemano en un mundo que parece no estar hecho para nosotras y nosotros, nos empujó a organizarnos para construir un mundo mejor para todxs.
Cada 24 de marzo, entonces, no es una fecha cualquiera para quienes padecemos las consecuencias de los platos que otros rompieron: somos hijxs y nietxs de lxs nacidos en la noche del “Proceso” y seguimos transitando los caminos que las corporaciones económicas nos marcaron a fuerza de detenciones, desapariciones, torturas y asesinatos en aquellos años. Una política de terror y violencia complementada por un clima de miedo que persiste hasta nuestros días: miedo a perder el trabajo, a que aumente el alquiler, a no poder pagar las expensas o la luz, a tener que elegir si comer un asadito el finde o comprar un buzito para el invierno que se viene, a que no te alcance lo que ganaste ayer porque la “inflación” -que no es más que el poder de algunas empresas de exprimir hasta nuestra última gota de sudor- carcome la plata de la changa, del laburo formal, de la tarjeta “Alimentar” o de donde sea que hayamos podido juntar el mango para vivir este mes, estos días, hasta mañana.
Por ello, este 24 de marzo es central disputar los verdaderos motivos de la conmemoración, alejarnos de visiones reivindicativas o melancólicas y transformar en tarea las cuestiones inconclusas de los movimientos populares que luchaban -y luchamos- por la liberación en toda Latinoamérica. Nuestras compañeras y compañeros detenidxs, desaparecidxs, torturadxs, asesinadxs, luchaban por una sociedad donde las corporaciones multinacionales y sus aliados locales no marcaran los destinos del Pueblo. ¿Y cuál es el balance tras casi 30 años de democracia ininterrumpida? Que las leyes de entidades financieras, el FMI con sus políticas de ajuste, la destrucción de las industrias y servicios públicos y toda una matriz extractiva de nuestros recursos y trabajo, siguen aplastando nuestros sueños.
Por ello, como homenaje y como impulso a la acción, compartimos algunas palabras de uno de nuestros grandes compañeros asesinados por la dictadura, para no perder de vista lo que motivaba su lucha, nuestra lucha. Es un fragmento de la “Carta Abierta a la Junta Militar” de Rodolfo Walsh, escrita por él con motivo del primer aniversario del Golpe Militar. Mientras Walsh, el 25 de marzo de 1977, repartía copias en la ciudad de Buenos Aires y se dirigía a encontrarse con un compañero que había sido detenido y torturado en la ESMA, fue interceptado por un Grupo de Tareas y acribillado a balazos. Moribundo, fue trasladado y, desde ese entonces, es uno de nuestros 30 mil desaparecidos y desaparecidas con que cuenta la Dictadura de Videla, Galtieri, Agosti, Menéndez, Martínez de Hoz, Blaquier, Astori, Cavallo, Fortabat, monseñor Primatesta y un largo etcétera de civiles y militares.
Si nos siguen sonando nombres, empresas, entidades, circunstancias, relatadas por Walsh en la carta que compartimos escrita hace 44 años, no es pura casualidad: es la línea histórica que une el “Proceso de Reorganización Nacional” con nuestros días. “Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio (…)
En la política económica debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales (…) Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios (…)
Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares (…) Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la “racionalización” (…)
Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete (…)
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el “festín de los corruptos”.”
Tras leer esto nos preguntamos: ¿Qué puntos en común encontramos entre lo enunciado por Walsh y la situación que atravesamos hoy como trabajadorxs? ¿Quién impulsa hoy reformas laborales para quitar derechos?¿Quién se opone a tributar por “grandes fortunas”?¿Quién explota parte de nuestros yacimientos de petróleo en Vaca Muerta, nuestro litio, nuestra pampa húmeda, nuestro mar?¿A quién debemos pagar la deuda odiosa e ilegítima con el FMI?
¿Quiénes fugaron ese dinero?¿Quién le pone precio a nuestra comida?
Son algunas de las preguntas que nos invitan a identificar a nuestro enemigo, al de las trabajadoras y trabajadores, de nuestra clase. Porque aún hoy luchamos por la liberación de nuestros pueblos, de nuestros cuerpos, por la solidaridad de los pueblos de América Latina, por un sistema sin explotadores ni explotados.
Porque “Memoria, Verdad y Justicia” sólo será posible en un mundo nuevo a la medida de nuestros sueños.
Juventudes de la CTA-A Córdoba