Se cumplen 52 años del “Viborazo”

Por Rodolfo Laufer

El “Viborazo”, parte central de la oleada de luchas que desde el “Cordobazo” de 1969 asediaron a la dictadura, mostró la fuerza del movimiento obrero cordobés y terminó de forzar el repliegue de la “Revolución Argentina”.  

Pocas frases tan desafortunadas como aquella que el nuevo gobernador de Córdoba, José Camilo Uriburu, pronunció el 7 de marzo de 1971, anunciando que él sería el encargado de cortar la cabeza de la “venenosa serpiente” que anidaba en la provincia. Diez días después, devorado por la mentada criatura en un levantamiento que el humor cordobés bautizó como “el Viborazo”, Uriburu se veía obligado a renunciar, arrastrando con él al presidente de facto, Roberto M. Levingston.

Desde el “Cordobazo”, el movimiento obrero cordobés no había hecho más que intensificar su movilización y la radicalidad de sus posicionamientos. Así, a la fuerza de los gremios del peronismo combativo dirigidos por Atilio López y los seguidores del sindicalismo de liberación impulsado por Agustín Tosco, se sumó en 1970 la impetuosa aparición de los clasistas de SITRAC-SITRAM. Los sindicatos de Fiat, encabezados por Carlos Masera y Florencio Díaz, fueron promotores de una profunda democracia sindical y una intransigente combatividad, que acompañaron con planteos revolucionarios, antiimperialistas y socialistas. En ese contexto, los intentos de Levingston por rehabilitar la desfalleciente dictadura y la provocativa designación de un oligarca y fascista como Uriburu sólo echaron más leña al fuego.

El 12 de marzo, respondiendo a la convocatoria de la Comisión de Lucha de la CGT Córdoba, más de un centenar de fábricas, reparticiones públicas, comercios, diarios y hospitales fueron ocupados pacíficamente por sus trabajadorxs. Mientras, en las barriadas aledañas a las plantas de Fiat, la represión policial se cobraba la vida del joven obrero Adolfo Cepeda, desatando el “Ferreyrazo”. Tres días después, el 15 de marzo, un nuevo y contundente paro activo detonaría el estallido del “Viborazo”.

Tras un gran acto en la Plaza Vélez Sarsfield, miles de obreros y estudiantes marcharon a ocupar los barrios, donde, con el apoyo de las organizaciones revolucionarias marxistas y peronistas, montaron barricadas y enfrentaron durante todo el día a las fuerzas represivas. El área de combate se extendió por 600 manzanas, el cuádruple que en 1969. Y la destrucción también alcanzó mayores proporciones, abarcando cientos de comercios, edificios gubernamentales, empresas extranjeras y bancos.

Los saldos fueron más de 300 detenidos, la intervención de varios sindicatos y un nuevo trabajador muerto, Pablo Javier Basualdo. Sin embargo, una vez más, la clase obrera y el pueblo de Córdoba mostraban la enorme potencia de su movilización, dando el golpe de gracia a la dictadura y alentando las esperanzas de quienes apostaban por cambios de fondo en la Argentina.

Fuente: www.historiaobrera.com.ar