Breve repaso de la trayectoria de pobreza

Publicamos la introducción del Informe “Aumento de la pobreza y derrumbe social”; Distribución territorial y diferencias de género que contó con la coordinación de Ana Rameri y Claudio Lozano del Instituto de pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).

La relevancia histórica del reciente salto en la pobreza, su distribución territorial y las diferencias de género

Es difícil imaginar que en el ordenamiento económico social vigente dominado por la primacía del capitalismo financiero y las renovadas formas extractivas–desposesivas, los cuellos de botella del proceso económico no se resuelvan trasladando los efectos de las crisis a los sectores populares. En este sentido, lo acontecido recientemente con las dos corridas cambiarias del 2018 y el correlato desfavorable en la pobreza, no resulta llamativo. Pero sí preocupa la sobre-reacción que va adquiriendo la tendencia de aumento de la pobreza en relación con otros momentos de la historia reciente.

Se dice que las crisis son expresiones de reordenamiento en los esquemas de acumulación, reorientaciones en los rumbos económicos mayormente originadas por el poder de veto de algunos grandes actores económicos cuyos intereses o esquema de negocios entran en colisión con otros posibles o imperantes. De esta manera, las grandes crisis que generalmente trastocan la relación de precios (donde el salario siempre pierde) definen jerarquizaciones hacia el interior de los sectores dominantes. Un ejemplo de ello es la hiperinflación de 1989-90, que obedeció a una puja intersectorial de fracciones del capital como los acreedores externos (que se encontraban en moratoria de hecho) junto con el sector financiero y los organismos internacionales ávidos de impulsar las privatizaciones y la receta neoliberal disputaban el proyecto económico contra la denominada patria contratista que buscaba sostener la captación de subsidios públicos, promociones industriales y sobreprecios y los grandes exportadores que atravesaban un contexto externo desfavorable con pseudo retenciones para paliar el déficit fiscal. Tal conflicto que se resuelve con el punto de inflexión de la híper y la renuncia del presidente de turno, se tradujo en términos sociales en un aumento de la tasa de pobreza del 46% cuando ésta pasa del 32,3% al 47,3% (+15 p.p.).

El segundo golpe distributivo que se observa en el pico más moderado, aunque menor que el anterior, también tuvo origen en un cimbronazo, esta vez internacional, pero de gran impacto para toda la región latinoamericana, producto de la crisis financiera ocasionada por la devaluación del peso mexicano. El caracterizado “efecto tequila” implicó un aumento de la pobreza del 46,8%, 8,9 p.p.

En esta serie de tiempo corta aquí presentada, el pico corresponde a la  hecatombe que provocó la salida de la Convertibilidad que hizo duplicar la pobreza y aumentar la tasa de indigencia en un 250%. Sumariamente aquí podemos concluir que  también estuvo asociada a un importante desacuerdo entre dos proyectos de esquema de negocios enfrentados en el establishment, principalmente a partir de la segunda parte del decenio de los ´90. Por un lado, el de la “dolarización”, que definida como fase superior de la Convertibilidad, era impelida por los acreedores, el sector financiero y los dueños de las privatizadas y, por otro lado, la “devaluación” vinculado a los intereses de los grupos locales y algunos conglomerados extranjeros propietarios de empresas productivas mayormente exportadoras que buscaban consolidar la recepción de  subsidios estatales para favorecer la producción nacional.

Sin embargo, durante el peor año de la última década, el 2018, la tasa de pobreza y la indigencia subieron de manera significativa, similar a lo sucedido a mediados de los ´90 (en puntos porcentuales) bordeando incluso las magnitudes de empobrecimiento de los peores momentos de la historia. Si bien el hundimiento de las condiciones de vida de la población experimentada durante el 2018 no alcanza la gravedad que asumió la salida de Convertibilidad (aunque equivale a un tercio de aquella debacle social), quedó a menos de 5 p.p. de los efectos de la hiperinflación (+9,6 p.p vs + 15 p.p.).

Debe resaltarse, que en el marco de un aparente acuerdo dentro del establishment sobre el rumbo del esquema de negocios en la Argentina, las inestabilidades macroeconómicas o más específicamente, la disputa por los dólares en el marco de otra nueva e inminente crisis de la deuda parecen no poder resolverse sin un desplazamiento social de relevancia.

La dimensión del deterioro ocurrido durante el año pasado, a la luz de lo acontecido en la historia reciente, es asimilable a lo que sobrevino en el período previo a la crisis del 2001. En el año que hizo de antesala al estallido de la salida de la Convertibilidad, desde octubre del 2000 a octubre del 2001, la tasa de pobreza pasó del 28,9% a 38,3%, es decir un aumento de cerca de 10 p.p. tal como lo hizo la economía reciente durante el último año.