Culminó la etapa testimonial del juicio n° 19, ordenado por la Corte. Se reprodujeron fragmentos de la declaración de Luis Urquiza (víctima) realizada durante el Juicio Videla en 2010. Mientras que los imputados, Osvaldo Quiroga y Rodolfo Salgado, ampliaron su declaración. El 27 de octubre, comienzan los alegatos.
Por Katy García*
En la sala de audiencias del TOF 1 de Córdoba (TOF1) los jueces Facundo Zapiola (Presidente), Cristina Edith Giordano y Mario Martínez; los fiscales Facundo Trotta y María Laura Bazo Queirolo, la representante de la querella, Adriana Gentile junto a Natalia Bazán, defensora pública y Pedro Orlando Leguiza, defensor privado, se realizó la audiencia que cerró la etapa testimonial una semana atrás. Ampliaron su declaración los imputados Osvaldo Quiroga y Rodolfo Salgado que fueron absueltos en 2010. Asimismo, se pasaron tramos específicos que hacen a este juicio de reenvío realizado por Luis Urquiza durante el Juicio Videla y otros, en 2010. Este juicio conocido en la jerga jurídica se nomina como de reenvío. (1)
Soy inocente
Quiroga fue el primero en declarar por videoconferencia. “Soy inocente de lo que se me acusa. Solo he realizado un traslado llevando a la gente al lugar donde correspondía para prestar declaración y siempre me he hecho cargo de las actividades que se me han presentado, en ese sentido”, dijo el ex militar Osvaldo Quiroga, por videoconferencia.
Recordó que siempre estuvo a derecho en todas las presentaciones anteriores.

Refirió que hace unos 50 años, en cumplimiento de una orden, trasladó a los detenidos (Eduardo De Breuil, Miguel Hugo Vaca Narvaja (h), Higinio Toranzo, y Gustavo Adolfo de Breuil) desde la Unidad Penitenciaria n° 1 hasta el Comando de la Brigada de Infantería Aerotransportada n°4 donde funcionaba en forma provisoria una comisión estable de justicia donde les tomaban declaraciones a los prisioneros.
En 1976, año en el que se produjeron los hechos, Quiroga se reportaba ante el Regimiento de Infantería n°2 proveniente del Colegio Nacional donde se había desempeñado como instructor de cadetes. En enero, agrega, se instaló con su esposa e hijos y en mayo, fue enviado a Tucumán para participar del Operativo Independencia. En julio, volvió al lugar de origen donde debía seguir con los soldados del área aerotransportada. Por la enfermedad de su mujer fue trasladado a Buenos Aires según consta en su legajo.
Los jefes me desligaron
Le dijo al Tribunal que el 12 de agosto de 1976 mientras hacía las actividades diarias recibió la orden de efectuar el traslado de los detenidos. Le proveyeron dos vehículos y dos suboficiales de seguridad. Luego se dirigió al comando de la brigada ubicada en el mismo predio donde le indicaron que fuera a la UP1 a retirarlos.
Concurrió con el uniforme de fajina que tenía grabada su identificación. Esperó que trajeran a los detenidos, se identificó, y los ubicó con el personal dos en cada caja de los vehículos. Luego los cargaron y emprendieron la marcha por el camino más corto.
Afirmó que se efectuó el traslado sin novedad. “Me apersoné ante el Comando de la Brigada con los detenidos en cada vehículo y en el lugar me indicaron que no podían tomarles las declaraciones porque estaban con otra persona”. En ese período se dirigió al edificio de prevención, siendo el mediodía, y avisó sobre la demora transitoria. En ese momento, pasó una fracción de soldados a la orden de Francisco D’aloia. Al rato, recibió la orden de volver al Comando y que los entregue. Devolvió vehículos y oficiales y avisó que había concluido la misión quedando a cargo de la brigada. Al otro día, tomó conocimiento que un comunicado informaba que durante el traslado realizado el día anterior hubo un enfrentamiento, que habían fallecido los cuatro, y que hubo heridos. Ante esta situación declaró que se dirigió o a sus superiores quienes le respondieron que había sido un error y que había ocurrido de otra manera. Reiteró que los jefes lo desligaron de esa responsabilidad a él y su regimiento.
Asimismo, negó que haya sido nombrado como “Capitán Quiroga” porque era un oficial. Y que podría haber sido otra personas según otros detenidos. También afirmó que “el traslado del señor (Eduardo) de Breuil a la UP1, no quedó claro quién lo llevó”.
Sospechosos de ser “infiltrados”
A continuación se reprodujeron tres tramos específicos de la declaración realizada en 2010 seleccionados por su abogada Adriana Gentile. En el primer trayecto del vídeo Luis Urquiza cuenta que ingresó a la policía en 1974. Era estudiante de psicología en la Universidad Nacional de Córdoba. Coincidió que en esa camada habían ingresado cuatro universitarios que al instructor (Fernando) Rocha no le caían bien sobre todo cuando debatían fuerte acerca de los procedimientos que querían implementar. Entonces “el resultado de eso fue cuando nos dieron nuestros destinos a Tránsito y la Caminera fuimos con el sello de que éramos infiltrados” y cuando los recibieron les dijo el comisario: “sabemos que entre ustedes hay infiltrados”. Todos fueron trasladados. En Laguna larga estuvo seis meses y pidió volver a Córdoba. Estuvo un año en una comisaría y en 1976 fue trasladado al D2. Hizo 18 guardias en esa oficina y ahí pudo conocer “a quienes me torturaron, golpearon y baleado la rodilla derecha”.

Me torturaron Salgado y Romano
El segundo tramo da cuenta del 12 de noviembre cuando llegó a su casa de Villa Allende Rodolfo Salgado acompañado de dos agentes pidiéndole que los acompañe porque “el 1” (Pedro Raúl) Telleldín lo esperaba. Entró al lugar donde había varios jefes y le retiraron el arma. Mientras, golpeaban a José María Arguello pidiéndole datos, nombres. Luego lo llevaron al banco de cemento, lo esposaron y empezaron a torturarlo con Salgado y (Américo) Romano. Estaba vendado y recibió todo el día golpes y mojarrita seca. Después llegó el Gato Gómez y le dijo: “vos sabés que conmigo hablan todos y se sentó sobre su tórax” preguntándole dónde estaban las armas que robaron, nombres de guerra, entre otras preguntas. En el último fragmento ratificó que quienes podían participar del interrogatorio era sobretodo Gómez y “en mi caso particular fueron Salgado y Romano”.
Los métodos de la patota
En el otro corte dice que (José Raúl alias Sérpico) Buceta le apagó un cigarrillo en el pecho. Había hecho 18 guardias donde hacía mandados a Bomberos. Habló con (Carlos Daniel) Esteban para reclamarle sobre las guardias de 24 x48 le iban a perjudicar cursar la carrera. También pidió hacer unos cursos para ascender como oficial.
Cuando estuvo en la guardia de Salgado pudo ver que trajeron detenidas a personas de Punilla. Le molestó que les pegaran y pidió que lo sacaran de ahí. Con la única persona que hablaba era con el cocinero de apellido Pereyra. Recordó que antes, otro cocinero, de apellido Filichup, no se lo vio más. Fue Pereyra quien le advirtió que tenga cuidado con el Gato Gómez porque tenía mucho poder y le contó que al cocinero lo habían visto en el campo de concentración La Perla donde fue “trasladado”. Agregó que le habían allanado la casa y que encontraron una lista de personas secuestradas que una chica se la había dado. (N. de la R. El represor Gómez condenado varias veces falleció días atrás).
También indicó que la patota salía de noche, de civil, en autos sin identificación. A veces traían gente que ingresaba por el Pasaje Santa Catalina. Una noche, le llamó la atención porque salió “el 1”. Según información radial hubo una redada en barrio Ituzaingó y detuvieron a unas 20 o 30 personas. Explicó que quienes podían participar del interrogatorio eran sobretodo Gómez y “en mi caso particular fueron Salgado y Romano”.
Nunca fui denunciado por haber violado derechos humanos
El imputado Rodolfo Salgado ratificó lo manifestado durante la declaración que realizó durante el juicio Videla en 2010. “Niego terminantemente tener responsabilidad en los cargos que se me adjudican”, sostuvo. Contó que ingresó a la fuerza a los 15 años y que tras haber accedido al cargo de oficial, en 1976, ingresó al D2 –también llamado Inteligencia -donde fue destinado a la Guardia donde trabajó con Luis Urquiza.

Detalló que como oficial se encargaba de llevar el libro de detenciones, revisar las pertenencias, entregar un certificado, recibir la comida y ropa que traían las familias. “Nadie podía interrogar a los prisioneros”, aseguró. Porque además de hacer 24×48 horas cargaban en la espalda un fusil Fal. “Por ese motivo no podíamos interrogar a detenidos y tampoco maltratarlos porque teníamos que identificarnos, éramos la fuerza de choque que tenía que frenar si había un intento de copamiento”.
En relación a Urquiza dijo que una vez le pidió permiso para inscribirse en una materia en la universidad. Se lo denegó porque eran solo dos personas. Entonces, le pidió al comisario (Juan Fernando) Esteban quien lo autorizó. Volvió a la tarde y le llamó la atención porque se había demorado 4 horas. Le respondió que se había demorado porque se encontró con una chica y se fueron a un hotel. “Le pedí el traslado de mi guardia y Esteban lo sacó, por eso es la enemistad que tiene conmigo”, argumentó.
Solo llevé la citación
Salgado le explicó al Tribunal que el 12 de noviembre de 1976, el comisario inspector Telleldín lo mandó al domicilio de Luis Urquiza para que le entregue una citación. Lo esperó y luego llevó hasta el D2. Durante el trayecto le devolvió la citación firmada y portaba el arma. Al llegar “veo que le entrega el arma a Tissera” pero al regresar de su descanso “figuraba como detenido por aplicación de la ley 20840 y a disposición del juzgado federal y militar. En ningún momento lo detuve, solo le llevé la citación”. Aclaró que fue sentado en el asiento de atrás sin esposas ni tabicado. “Cumplí una orden de servicio y no un secuestro como él aduce”, afirmó.
Finalmente manifestó que durante los años de servicio en la capital y el interior: “nunca fui denunciado por haber violado los derechos humanos. Me siento honrado de haber vestido el uniforme policial, de no haber tenido ninguna denuncia en mi contra, salvo el caso este de Urquiza. No tengo más que decir”, concluyó.
Cuarto intermedio, hasta el 27 de octubre, a las 9:30.Por ahora la próxima audiencia será en la sede de del TOF3, en barrio Cofico. Cualquier cambio se dará a conocer.
Referencia
1-Se trata de un proceso surgido después de una sentencia previa anulada por un tribunal superior. En este caso, la Corte Suprema ordenó que se realice un proceso nuevo porque los acusados fueron absueltos. El ministerio público fiscal y la querella apelaron y las instancias superiores del Poder Judicial les dieron la razón. Ver más aqui https://que.fcc.unc.edu.ar/dos-represores-vuelven-a-ser-juzgados/
*Periodista.
Foto principal Alexis Oliva (archivo)
Fuente: www.prensard.org.ar