Raúl Ricardo Cuestas: Un militante cabal

Este 26 de octubre se cumplen cuatro años del fallecimiento del compañero Raúl Ricardo Cuestas, periodista, escritor, dirigente sindical y militante del Peronismo Montonero. Trabajó en LW1 Radio Universidad de Córdoba, Telecor TV Canal 12 de Córdoba y la Revista Siete Días Ilustrados de Buenos Aires. Fue Director Periodístico y Editor Responsable del diario “La Voz de Mundo” de Buenos Aires y de Radio Noticias del Continente de Costa Rica, una experiencia  internacionalista montada por Montoneros que contó con periodistas y militantes argentinos que en el exilio se propusieron romper el cerco mediático que tenía la dictadura argentina en el país.

El dirigente, quien tuvo que exiliarse cuando el sindicato fue intervenido militarmente, fue también miembro del secretariado de la CGT Cordoba, integrante de la Mesa Directiva de la Coordinadora de Gremios en Lucha,  Vicepresidente de la Federación Lationamericana de Periodistas (FELAP) y Vicepresidente de la Organización Internacional de Periodistas (OIP) con sede en Praga.

Es autor de “Montoneros y el Pensamiento Nacional, Popular y Revolucionario(1810-1982)”. Buenos Aires: EDUCO-Editorial Universitaria Universidad Nacional del Comahue.

A raíz de haber tomado conocimiento de que el General Luciano Benjamín Menéndez había ordenado su detención inmediata a las Fuerzas Armadas y paraestatales, decidió separarse transitoriamente de su familia, trasladándose a Buenos Aires, donde permaneció en situación de clandestinidad hasta que el 30 de mayo logró salir clandestinamente por Paso de los Libres, para ingresar al Brasil y embarcar al día siguiente, desde Río de Janeiro hacia la ciudad de México.

El 4 de junio de 1976, Cuestas habló ante el plenario del Congreso Constitutivo de la Federación Latinoamericana de Periodistas, señalando en forma pública la situación del periodismo argentino y los crímenes de la dictadura militar, en lo que sería la primer denuncia internacional del genocidio en Argentina. Dicha denuncia fue formulada en presencia del Presidente de México, Luis Echeverría, quien le ofreció protección y ayuda para trasladar a su familia.

El 9 de julio de 1976, mediante vuelo de Aeroméxico, se exiliaron su esposa y compañera de vida, Josefina Piana y sus dos hijos, quienes reingresaron al país en junio de 1982. El “Negro” Cuestas permaneció en el exilio hasta fines de abril de 1982 cuando ingresó clandestinamente a nuestro país, del cual siguió saliendo y entrando hasta agosto de 1982, momento a partir del cual permaneció definitivamente en la Argentina.

“El gremio había conseguido el Convenio más importante de su historia” expresaba en una nota periodística publicada en la revista Umbrales: “Los periodistas de Córdoba durante el Golpe Militar de 1976” del año 2006, Raúl Cuestas, el ex Secretario General del Sindicato de Prensa de Córdoba y Secretario de Organización de la Federación Argentina de Trabajadores de la Prensa (FATPREN).

Compartimos este artículo en su memoria.

Por Raúl Cuestas*

Antes del golpe militar de 1976 el gremio de prensa estaba muy bien organizado. En esos años había conseguido el Convenio de Trabajo más importante de toda su historia, con la incorporación del cinco por dos (cinco días de trabajo por dos de descanso); un salario que para cualquier trabajador hoy equivaldría a 2500 a 3000 pesos ; y una cláusula que permitía a los trabajadores no escribir nada que les ordenaran las empresas periodísticas si violentaba su conciencia. Tras el golpe militar todo cambió La mayoría de los periodistas y gremios combativos fueron perseguidos. El sindicato, al igual que la Federación de Trabajadores de prensa, fue intervenido, y empezaron a producirse secuestros y asesinatos.

Por aquellos años de plomo yo me desempeñé  como Secretario General del gremio de prensa en Córdoba y militaba en el Peronismo Revolucionario (Montoneros). A pocos días de que tomase el poder la Junta Militar, en mayo de 1976, mi casa fue allanada por el Ejército que por equivocación mató a una persona que casualmente pasaba por allí con un vehículo igual al mío, en la calle Bedoya y Fragueiro, en Alta Córdoba. Después de eso me fui a Buenos Aires y finalmente terminé exiliado en México, donde formulé la primera denuncia internacional que se hizo contra el gobierno militar en el exterior.

En México fui electo Vicepresidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas, y a cada lugar que iba procuré denunciar lo que estaba pasando en Argentina . Entre 1978 y 1981, instalé en Costa Rica una radio, Radio Noticias del Continente Era de onda corta y su señal llegaba hasta Argentina. Esta radio era un modo de contraponer la fuerte censura que había en el país, donde en cada medio de comunicación había un interventor  militar, que en algunos casos llegaba hasta escribir  las notas y dárselas a los periodistas para que las leyeran. Recuerdo que cuando aún estaba en Argentina, siendo director del diario El Mundo de Buenos Aires, publiqué una circular interna de la dirección de La Voz del Interior que establecía que en ese diario no se podía hablar de los desaparecidos y que todo debía ser fiscalizado por el veedor que allí tenía el Tercer Cuerpo de Ejército.

Mi memoria trae como recuerdos también que muchos medios apoyaron y alentaron al gobierno militar. Entre ellos recuerdo a los diarios La Nación, Clarín y todos los medios audiovisuales. Es cierto que su línea editorial coincidió con el pensamiento de algunos sectores de la sociedad argentina, sobre todo los de la pequeña burquesía, que dieron su decisivo apoyo a los militares aunque ahora lo nieguen y se bañen de democracia.

Asimismo algunas de estas empresas  periodísticas no sólo apoyaron el golpe, sino que además hicieron pingües  negocios con el gobierno militar. Me refiero concretamente a ese asqueroso negociado que fue la entrega de la empresa Papel Prensa a los grandes diarios (Clarín, La Nación, La Razón, La Prensa) y con el cual la mayoría de la prensa del país quedó cautiva de la distribución de papel, que pasó a estar en manos de esos diarios. Lo cierto  es que a treinta años de aquel infausto golpe, el salario promedio de un trabajador de prensa es de 1000 pesos. A su vez el trabajo estable es escaso, ya que hay mucho trabajo periodístico  freelance (periodistas que cobran por nota y no un salario mensual) con lo cual hay empresas periodísticas como La Voz del Interior que casi no tiene personal de planta. Es decir hoy los trabajadores de prensa todavía padecemos las secuelas de aquella dictadura sangrienta que barrió con las principales conquistas laborales alcanzadas hasta ese entonces, conquistas que nunca más fueron restablecidas.

*Ex Secretario General del Sindicato de Prensa de Córdoba

Imagen: De su muro personal en Facebook

Fuente: Centro de Documentación “Juan Carlos Garat” del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren-CTAA); www.centrodocumentacion.com.ar