Edificio de la Asistencia Pública de Villa María: 84 años de antigüedad

Por Jesús Chirino*

A finales de los años 30, del siglo pasado, se inauguró el edificio de la Asistencia Pública de Villa María en la esquina de Lisandro de la Torre y Catamarca. Es decir, fue pensado para las necesidades que tenía la ciudad hace 84 años, de allí que actualmente suele estar saturado pues, como es lógico, la demanda de atención se modificó y aumentó.

Las reformas realizadas no alcanzan a cubrir las nuevas necesidades, menos cuando varios espacios están dedicados a oficinas de jerárquicos.

Salud Pública con nueva casa institucional

La salud pública tuvo un gran cambio cuando abrió sus puertas la nueva Asistencia Pública municipal, en 1939, comenzando un capítulo importante de la atención al vecindario, con la impronta propia de las distintas administraciones municipales. Ese espacio, donde se atendió la salud de gran parte de la comunidad local y regional, ha sido central para el desarrollo de las diferentes políticas municipales de salud.

Antes de avanzar en la nota, debe recordarse que la Asistencia no inició su recorrido en el edificio de referencia. El médico Roberto Sayago, quien realizó importantes aportes a la historia de la medicina local y regional, en uno de sus libros, señala que “a partir del año 1926, la Sala de Primeros Auxilios que funcionaba en Perú N°345 (hoy General Paz) se convierte en Asistencia Pública, para dar mayor cobertura de atención sanitaria a los habitantes de la ciudad, no solo en las emergencias, sino también en prestaciones ambulatorias de afecciones agudas y crónicas”.

Por su parte, Bernardino Calvo en “Historia de Villa María y sus barrios”, también señala que la Sala de Primeros Auxilios fue inaugurada en 1915 y luego la misma fue denominada Asistencia Pública. Para el mantenimiento de este lugar, el municipio recibía subvenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación, las que continuaron llegando a nombre de la Sala de Primeros Auxilios.

Edificio acorde a la ciudad de entonces

Dado que la ciudad fue creciendo y la demanda de atención aumentó, a pesar de que funcionaba el Hospital Regional Pasteur, el municipio compró el terreno sobre la calle Montevideo (la actual Lisandro de la Torre) y Catamarca. El 22 de diciembre de 1937 se firmó la documentación que pasó la propiedad del lote, que era de Elisa Cardama de Pereira, a manos del Estado local.

De esa manera, el gobierno municipal mostraba que estaba dispuesto a atender la demanda de un edificio más grande y mejor diseñado para el funcionamiento de ese importante centro de salud. Al mismo tiempo, la administración local también sostenía otros centros de salud como el Dispensario Antivenéreo y el Dispensario de Lactantes que funcionaba en las instalaciones de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo.

La construcción

El ingeniero Pablo Baratelli, entonces jefe de Obras Públicas del municipio, fue el encargado de realizar los estudios necesarios para iniciar la construcción del nuevo edificio. Por entonces ejercía la intendencia de la ciudad, el radical Emilio Seydell, quien sucedía en el cargo de intendente a Eugenio Parajón Ortiz, en cuyo período hubo problemas con la obra pública. Entonces la cosa llegó a tal gravedad que hizo que algunos concejales y el propio Parajón Ortiz fueran sentados en el banquillo de los acusados.

Debido a ese antecedente, durante la administración de Seydell, con la presidencia de Oscar Turchi en el Concejo Deliberante, la obra pública fue tomada con más apego a la ley y mesura en los gastos. Lejos de cualquier gesto de dilapidación, la importante obra que significaba el nuevo edificio para la Asistencia Pública fue encarado con recursos propios del municipio. Cuestión que marcaba una importante diferencia con la administración anterior, que terminó dejando las cuentas municipales al rojo vivo y con importantes créditos a pagar.

Luego de adquirido el terreno, se realizó la licitación a partir de los planos “para la construcción del edificio para la Asistencia Pública y departamento del mayordomo…”  fechados en mayo de 1938. Esos planos, aprobados en el Concejo Deliberante el primer día de julio de ese año, poseen las firmas del  intendente, su secretario y de dos personas más, pero, debe dejarse claro por ciertos equívocos que han circulado, ninguna pertenece al ingeniero Salamone.

Igual desde el inicio del emprendimiento se presentaron problemas. Es así que por falta de oferentes que se ajustaran a las condiciones, el llamado a licitación fue repetido tres veces. Tal vez para curarse en salud, la administración municipal preparó un puntilloso pliego de condiciones en el cual se especificaron muchos detalles para que nadie tuviera duda alguna acerca de cómo debía ser la construcción. Se dejó bien estipulado el tipo y cantidad de material que debía ser utilizado en cada parte de la obra. Allí también surgió la diferenciación con las amañadas licitaciones realizadas durante la intendencia de Parajón Ortiz, cuando las obras eran objeto de constantes modificaciones y aumentos de costos.

En relación con el presupuesto de la nueva edificación encontramos que en el diario provincial Los Principios, en la página 16 de su edición del 25 de mayo de 1938, se publicó que costaría “aproximadamente la suma de pesos 80.000”. En el mismo artículo se destacaba que la obra tendría un “corte moderno” a la vez que se la dotaría  “de todas las comodidades que requiere un establecimiento de esta índole”. En cuanto al equipamiento, el diario dice que “al instrumental quirúrgico, las autoridades municipales son del criterio de que la misma posea todo lo que sea necesario”. Atendiendo estos datos, debe entenderse que el diario publicó eso en un espacio contratado por el mismo municipio, es decir, que se trataba de la visión de la administración de nuestra ciudad. El gobierno de Seydell, por esa difusión en Los Principios, pagó 250 pesos, mediante recibo N° 26.586 fechado el 24 de mayo de 1938.

Por otra parte, la dirección de la obra estuvo bajo la responsabilidad de Abraham S. Ruiz, en tanto que Juan Bertella tuvo a su cargo la carpintería metálica y Antonio de Palau fue quien se responsabilizó de los revestimientos de mármol. Terminada la construcción se dispuso la inauguración, acto que tuvo lugar el día 16 de julio de 1939. Aquella festiva celebración fue presidida por el entonces gobernador de la provincia, Amadeo Sabattini. La concurrencia de vecinos fue realmente masiva. A nadie se le escapaba la importancia de las nuevas instalaciones destinadas a la atención del cuidado de la salud de los sectores más pobres.

Más de ocho décadas después el edificio sigue ofreciendo sus servicios, ya  el departamento del mayordomo no es usado para ese fin, las distintas modificaciones han ido dejando sus huellas. Noches atrás concurrí al lugar, los pasillos de circulación, usados como salas de espera, estaban abarrotados de gente que esperaba el turno para ser atendido. Quizás llegó el momento de pensar si no es necesario una edificación acorde a las prácticas y las demandas actuales.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar