A 109 años del natalicio del Chango Rodríguez

José Ignacio Rodríguez, conocido como el Chango​ Rodríguez nació en Córdoba el 31 de julio de 1914 y murió el 7 de octubre de 1975. Es autor de canciones destacadas del folclore argentino, como “Luna cautiva”, “Vidala de la copla”, “De Alberdi”, “De mi madre”, “De Simoca”, “Noche de carnavales” y “Zamba de abril” entre muchas otras.

De padre catamarqueño y madre riojana, estudió en el colegio San José de Villa del rosario. De joven fue jugador del equipo de fútbol Rioja Junior, de La Rioja.

Estaba casado con Lidia Haydée Margarita Bay a quien se apoda “La Gringa”, fallecida en 2008, quien inspiró su obra más conocida, la zamba “Luna cautiva”, compuesta mientras purgaba una pena de cuatro años (1963-1967) en el pabellón 11 de la penitenciaria de San Martín, acusado de un homicidio, del que finalmente fue indultado por el dictador Juan Carlos Onganía, con el Indulto que llevó el N.º 5030.​ Tuvo cuatro hijos, Claudia Alejandra Rodríguez Bay, Marcos Alberto Rodríguez, María Argentina Rodríguez y Matilde Adriana Rodríguez.

Su afición por la música comenzó desde chico, siendo su madre María Rivolta directora de la escuela de Matorrales y maestra de guitarra quien le enseñó los primeros acordes. Eduardo Toberán fue su seudónimo artístico hasta que su padre le profesó su disgusto con su cambio de nombre, hecho por el cual volvió a su nombre auténtico.

Condena por homicidio la noche del crímen

Fue una de las figuras más destacadas de la música popular en los años 60, pero su carrera dio un giro inesperado cuando resolvió una pelea por dinero con un mortal disparo; estuvo cuatro años en una prisión cordobesa, donde compuso la zamba "Luna cautiva" y fue indultado por pedido de art

“La Gringa” estuvo en la reunión donde se desató la pelea que terminó con el crimen de Juan “Loro” Álvarez, quien era -además de compadre de Rodríguez-, el encargado de cuidar los caballos de carrera del músico. Comieron un asado el 11 de diciembre de 1963 por el cumpleaños del ahijado del folclorista, quien en la cena tocó la guitarra. Aunque la pelea empezó porque un asistente a la cena acusó a Rodríguez de hacer propias canciones ajenas, el final trágico fue por dinero.

“Tenían que viajar a San Luis, y cuando subieron al auto mi papá se dio cuenta de que le faltaba la plata que le habían pagado como adelanto por un nuevo trabajo. Mi mamá siempre se quejaba de ‘la maldita costumbre de ponerla en el bolsillo de la camisa’, así que bajó a buscarla en la casa”, relató su hija oportunamente. “Como demoraba en volver -continuó relatando la mujer- él se bajó del auto con el arma para amedrentar a la persona que se la había quedado, y en un forcejeo se escuchó un disparo. Podría haberle dado a mi mamá, que estaba al lado, pero la bala mató a otro. Todo eso está en el expediente”.

El dinero se lo había pagado la discográfica Philips como adelanto del disco que estaba preparando, titulado “Soy de la Docta”. La zamba “A la sombra de mi madre” fue la que encendió la mecha. Rodríguez la cantó pero no mencionó a sus autores, Juan Carlos Carabajal y Crisóforo Juárez, y se enojó cuando se lo recriminaron, hasta tal punto que hubo puñetazos con los invitados. Cuando salió con Lidia, se dieron cuenta de la falta de dinero, unos 30.000 pesos de entonces. Otra version dice que “La Gringa” aseguró que el arma estaba en el auto, pero la Cámara del Crimen que dictó una condena a 12 años de prisión por homicidio simple y abuso de arma en concurso real, determinó que Rodríguez fue hasta su casa a buscar la pistola calibre 45. Por eso lo acusó de premeditación.

“El toro mañero” que el Chango menciona en su zamba “Luna cautiva” es ese destino de muerte y de cárcel que le tocó vivir durante cuatro años, hasta que recibió un indulto del dictador Juan Carlos Onganía y recuperó la libertad, el 11 de septiembre de 1968. En la zamba que el Chango compuso para Lidia Haydee Bay, “La Gringa”, con quién se casó en la cárcel, están las claves del crimen y de los días de encierro.

Los “grillos enamorados” son los grilletes; el “tintinar de espuelas”, las llaves de carcelero; “el calicanto” es La Cañada (construida con canto rodado) que el Chango veía desde la ventana del pabellón 11 de la Cárcel de Encausados, dónde pasó sus dos primeros años. Una mañana de enero de 1965, en la capilla de esa vieja cárcel de barrio Güemes, se casó con su musa. “Acércate a la reja, sos la dueña de mi alma, sos mi luna cautiva que me besa y se va”, escribió en el estribillo.

La causa tuvo imputados también a Ramón Altamirano, Uladislao Delfor Vera y Dionisio Funes, por lesiones leves en riña contra el músico. Y Reyna Pérez de Estrada fue acusada de defraudación atenuada, porque tenía los 30.000 pesos que le faltaban a Rodríguez, quien al otro día se entregó a la Policía. La familia de Álvarez nunca quiso hablar del hecho, prefiriendo atenerse al dictamen de la Justicia y no hacer comentarios.

El 3 de marzo de 1968, el interventor impuesto por Onganía en Córdoba, Carlos Caballero, firmó el indulto N°5030. El Chango y otros presos quedaron en libertad. “Papá era peronista de Perón, pero la dictadura asociaba el folklore a lo nacional”, dice Claudia, su hija.

Ícono de la cultura popular cordobesa, el Chango murió el 7 de octubre de 1975, en su casa de barrio Alberdi. El Concejo Deliberante de Córdoba declaró patrimonio inmaterial de la ciudad a la “Zamba de Alberdi”, compuesta por el Chango Rodríguez, composición musical que el 1º de diciembre de 2019 cumplió 50 años.

Ilustración de portada: Juan Delfini