Aprueban que la documentación oficial lleve una leyenda por los 25 años del atentado en la Fábrica Militar Río Tercero

Lo aprobó por unanimidad el Concejo Deliberante en su sesión del jueves. Al cumplirse en noviembre 25 años del atentado sufrido por la Fábrica Militar Río Tercero, es una de las acciones que se decidió a partir de reuniones en el cuerpo deliberativo.

Disponer que durante el año 2020, toda la documentación oficial de  la Administración  Pública Municipal deberá llevar en el margen superior inscripto como membrete la leyenda“2020 – para reconstruir juntos la Memoria, 25 años después”.

Así deberá figurar, como está señalado, en toda la documentación oficial del municipio de Río Tercero, al cumplirse en noviembre un cuarto de siglo del atentado a la Fábrica Militar. De hecho, esta ordenanza de resolución del cuerpo deliberativo, ya contempla ese cambio en su encabezado.

La iniciativa fue aprobada por unanimidad de los bloques. Es una de las primeras acciones para recordar lo sucedido el 3 de noviembre de 1995, cuando se perpetró el atentado en la industria madre de la ciudad.

El edil Javier Lunari solicitó el tratamiento sobre tablas, siendo aprobado por unanimidad. Hicieron uso de la palabra los concejales Rafael Prado, Mercedes Coquet y Gabriela Brouwer de Koning

El proyecto

Dicho proyecto de resolución, señala en sus considerandos:

Que no solo aquellas detonaciones generaron potentes ondas expansivas que destrozaron aberturas y vidrios en toda la ciudad, desplomándose viviendas en los sectores más cercanos, sino que proyectiles de guerra, de diferentes tamaños, volaron sobre la población, en algunos casos, perforando paredes y techos. Millones de esquirlas, pedazos de hierro candente, se convertirían en una lluvia inesperada. En el horizonte fabril, al oeste, surgían gigantescos hongos de humo.

          Que miles de personas, como está señalado, escapaban en vehículos o simplemente corriendo, de aquel verdadero desastre. Otras, no podían hacerlo y buscaban un refugio. En las escuelas, especialmente las más cercanas a la industria estatal, se vivieron imágenes dramáticas: docentes, intentando contener y resguardar, en los diferentes niveles educativos, a las y los estudiantes. Padres y madres, llegaban a buscar a sus hijas e hijos. En algunos casos, podían ubicarlos. En otros no. Ante esa situación, no dudaban en llevar en sus rodados a quienes no tenían en qué escapar.

         Que como consecuencia de aquel hecho, perdieron la vida de manera directa: Aldo Aguirre, Romina Torres, Hoder Dalmasso, Laura Muñoz, Leonardo Solleveld, Elena Rivas de Quiroga y José Varela. Más de 300 personas sufrieron heridas y se registraron cuantiosos daños materiales. La ciudad, a partir de aquella jornada, no volvería a ser la misma. El recuerdo de aquellos días, para quienes padecimos ese hecho brutal, continúa aún latente y en la mayoría de los casos sigue lastimando. 

        Que dos semanas después, el viernes 24 de noviembre, se produjo en horas de la tarde, una segunda gran detonación. Se trataba de los proyectiles que se habían recolectado y apilado en el interior de la industria. Nuevamente, la población, ya entonces aterrada, escapaba como podía de la ciudad.

         Que en lo judicial, avanzaba en Buenos Aires la causa por el contrabando ilegal de armas a Croacia y Ecuador. Se determinaba en la misma que la Fábrica Militar Río Tercero había sido el centro operativo de dicha maniobra, con miles de proyectiles que viajarían ilegalmente a esos destinos. 

         Que comenzaba a tomar forma la hipótesis de que a la industria la habían hecho volar para disimular el faltante de proyectiles, producto de ese ilícito, que contemplaba ramificaciones internacionales. La Justicia avanzó siempre sobre lo local, no sobre lo señalado, el contexto geopolítico de aquel momento. Los propios fiscales que solicitaron la elevación a juicio en 2011, planteaban, entre otros conceptos: “Esta conclusión nos obliga a efectuar unas breves consideraciones acerca del contexto político imperante en la década del 90, puesto que no es posible abordar el objeto de la presente investigación sin contar con una referencia explicativa desde el punto de vista social, político y económico de ese pasado reciente (…)”. Los fiscales Carlos Gonella y Guillermo Lega, consideraron que aquella década, la del ’90, se había caracterizado en la región por “la adhesión irrestricta de los gobiernos, salvo excepciones, a los lineamientos del Consenso de Washington”.

       Que el atentado ya no era una hipótesis: la fábrica, industria madre de la ciudad y sus trabajadores, como toda la comunidad, habían sido las víctimas de un hecho intencional, en el marco de una política, como está señalado, de desmantelamiento de todo lo que dependiera del Estado.

       Que a 25 años de aquel hecho, nada menos que un cuarto de siglo, Río Tercero preserva la memoria por quienes perdieron la vida en aquella jornada, por quienes sufrieron heridas de toda índole, por las lesiones físicas, pero también por aquellas que no se visualizan, que se llevan interiormente.

       Que a 25 años de aquella calamidad, la ciudad de Río Tercero, recuerda cuando fue víctima de un complejo entramado internacional, por lo que debería conocerse, de hecho, si existieron, además, responsabilidades ajenas al territorio argentino, más allá de los nombres que se conocieron en la causa por el contrabando de armamentos. No obstante, sí, lo que está comprobado, es que el Estado Nacional fue responsable por lo sucedido, y aún está en deuda con esta comunidad.

       Que a 25 años de aquel hecho, se necesita preservar la Memoria, para que lo sucedido perdure en las generaciones venideras, no solo en la ciudad, sino en la provincia y el país; y se debe continuar exigiendo por más Justicia. La Verdad, ya se conoce, fue confirmada en un proceso oral y público. 

       Que a 25 años de aquella locura, el Estado Nacional, aún está en deuda con la ciudad de Río Tercero, con una reparación integral colectiva, generada por un hecho del pasado, pero que apueste por el presente y el futuro. Hace un cuarto de siglo, atentaron contra uno de los símbolos de la industria nacional, no solo agrediendo a la mejor parte de nuestra historia, sino que, con ello, se convirtió a una ciudad de la Argentina en una zona de guerra, paradójicamente, sin estar el país en guerra.

       Que la presente norma tiene el propósito de evocar los 25 años de aquel hecho, que la ciudad de Río Tercero resguarda en la Memoria, pero no debe hacerlo solo esta comunidad, sino la sociedad argentina, porque la ciudad no está en otro país. Y el Estado debe brindarle, apelando a todos sus recursos: Verdad completa, Justicia completa, y una Reparación colectiva que no solo suture las heridas, sino que allane el camino presente para pensar en un mejor futuro para esta sociedad, que no olvida esa página, la más triste en el libro de su historia.

Fuente: www.3rionoticias.com.ar