Construimos mayorías para liberarnos de la burocracia sindical

“Para los laburantes y delegados/as millenials, el mayor problema ya no son los burócratas sindicales que llevan décadas en el cargo, porque las vidas de estos como la de todos nosotros tiene un reloj biológico que en algún momento se detiene.
“El problema son los que vienen a darle cuerda a ese legado que impuso la ‘Revolución Fusiladora’ y exilió a gran parte de la dirigencia sindical, cuando ser peronista no garpaba porque podías terminar en un basural de José León Suárez, ahí nació la burocracia sindical que conocemos hoy.
“Los trabajadores podrán ser analfabetos de sus derechos, pero no son ciegos ni ingenuos y pueden advertir cuando alguien pretende ocupar el lugar del burócrata sin poner en riesgo a la burocracia, lo que no terminan de ver es que sus sindicatos son gerenciados por personas que no saben de ellos, excepto cuando los persiguen por sus ideas para censurarlas.
“Pese a los esfuerzos para distraerlos con las internas, los trabajadores que conocemos no consumen los discursos ni las indirectas que se dedican las cúpulas sindicales, eligen ignorarlos con una organicidad envidiable.
“Es que la política de prioridades de la clase obrera en el 2020, se limita al alimento, el alquiler, la tarjeta de crédito y la sube, buscar un rinconcito y un horario para no viajar como ganado en el transporte público, la educación privada de sus hijos en regiones donde la educación pública es parte del problema educativo, además de esquivar sanciones y despidos injustos y todo aquello que pone en riesgo todo lo primero, siempre en completa soledad, ya que en muchos casos –para no decir mayoritariamente- los representantes sindicales de estos tiempos son entrenados para justificar los abusos y en consecuencia reprimir a los abusados.
“La clase trabajadora es un universo de complejidades, con su sistema de valores tierra adentro de sus alegrías y penurias en cada jornada que nunca termina, cuando parte de ella no es remunerada.
“Subestimada tantas veces por la clase política cuando incluyen en su boleta electoral a su dirigente sindical que en esas lejanías para los ‘Fittipaldis’, llamada puesto de trabajo es un verdugo más”.