Cómo es sabido, este finde de semana , por tratarse de Semana Santa, tuvo más días feriados. Eso, en el marco de la crisis que vivimos, hizo que los merenderos y comedores de la ciudad contaran con mayor concurrencia de niños y niñas que fueron por su alimento. El día sábado, en uno de esos meredenderos sostenidos por organizaciones sociales formadas por vecinos de los mismos barrios donde dan de comer, se produjo una situación que fue narrada por una mujer que colabora en el lugar. Preservamos los datos del espacio y de quienes protagonizaron esta dura realidad.
La referida colaboradora señaló que ese día atendieron a más cuarenta niños y niñas. Continúa diciendo que “No es un número para festejar. No celebro las cantidades. Entristecen. Más aún cuando veo que aumentan sobremanera. Vinieron por el huevito de Pascua? Sería tranquilizado pensar eso.. Pero no.. Son las mismas caritas de siempre..
Les confieso mi experiencia del día, que de hecho me hace olvidar la festividad que nos envuelve por estos días.. Mientras me alejé del bullicio por unos minutos y me dispuse ir a la cocina de la casa para cortar el postre, me estremeció oir llorar con insistencia a un bebé.
Salí, lo cargaba una nena, su vecina que lo trajo a comer por que, según dijo, hacía desde anoche no comía nada. Lo alzé intentando calmarlo, tenía a penas unos 10 meses. Seguía llorando mientras le servía una porción de comida. Le di mi tiempo sólo a él.. Me aparte para atenderlo, comía, comía, ni agua quería.. Yo insistía. Sólo quería comer. Entre lágrimas, se comió 2 platos y 3 sorbos de agua. No pregunté ni su nombre.. Sólo espero que ésta noche pueda comer.. Y espero yo poder dormir tranquila, aunque no olvide sus ojitos llorosos..
Aunque me apasiona ser parte de éste colectivo, soy humana, soy madre y sigo sin entender como es que siguen pasando éstas cosas..”.
Hasta aquí duro relato de una de las tantas mujeres que diariamente pelean, juntos a sus vecinos, contra el hambre.
Fuente: www.villamariaya.com