Hijo del doble femicidio, hoy cumple 6 años

Por Claudia Rafael

Hoy no habrá velitas. Hoy cumplirá 6 años y es una fecha, una edad, que le quedará marcada en todos los almanaques de su historia. Será el antes y el después en su vida. Porque su mundo entero entró en derrumbe. Le arrebataron a su mamá y a su abuela. Y, unas cuantas horas más tarde, su papá fue detenido. Todos los diarios, todos los canales de TV, todas las radios, todas las redes sociales hablaron de él. Primero con su nombre y su fotografía como parte del alerta que lleva el nombre de esa otra nena que tenía apenas 3 cuando desapareció y que hoy, esté donde esté, tendrá ya 20 años. Sofía Herrera.

Y él, que nació el 14 de octubre de aquel año que quedó colgado como el pre pandemia, ese 2019 cuando el distanciamiento social era ciencia ficción, habrá recorrido con su cuerpito de bebé el canal de parto para irrumpir en un mundo hostil.

Es el niño 115 de un largo listado de hijos e hijas cuyas mamás fueron asesinadas en este 2025 en que él cumple los seis años. Un 2025 en el que hombres como su papá se creen los dueños de la vida y de la muerte. Un 2025 en el que, según el Observatorio Lucía Pérez, 208 mujeres fueron víctimas de femicidio. En el que 38 de ellas fueron asesinadas por sus ex parejas. En el que 69 lo fueron por sus parejas. Un 2025 en el que unas 54 fueron asesinadas por un familiar o un conocido. En definitiva, un 2025 en el que más del 75 por ciento fueron asesinadas por su entorno más cercano. Cifra que podría ser sustancialmente mayor porque hay un importante número en el que no está caracterizado el victimario. Y un 2025 en el que la batalla cultural ultraderechista trata de imponer como voz oficial el antifeminismo y la sospecha de que mujer que denuncia es sinónimo de mujer que miente.

Desde que el 24 de septiembre en que el triple crimen de Florencio Varela copó todos los titulares y horrorizó a una sociedad que observaba atónita lo ocurrido, hubo otras 15 nuevas víctimas de femicidio. Hubo 13 niños y niñas que quedaron, como el nene que hoy cumple seis años, sin su mamá.

Niñas y niños que demasiadas veces fueron los testigos silenciosos de una violencia que terminó en la muerte. Que tienen tallado en la piel el dolor de la crueldad. Que fueron tragando angustias y pesares con la leche templada de cada día.

En una sociedad que es testigo de esas vidas sin atinar a romper la radiografía de una historia construida a contramano de los hilos de ternura y esperanza.

Una sociedad que admite que la brutalidad –ese misterio insondable que rige demasiadas historias- sea bandera. En la que un femicida se arroga el protagonismo de dar clases de civilidad en los medios, como vocero de los Varones Unidos (organización que creó) que tenían como meta “generar conciencia sobre las vulneraciones a los derechos humanos de la población masculina”. Que idolatra al mileismo y al trumpismo. Y que se enorgullece de discursos fascistas como los del presidente en Davos.

Una sociedad que da vuelta la página del horror sin demasiados miramientos y que pasa a la escena siguiente como un show que debe continuar.

Una sociedad que no atina a deshacer las hebras más profundas de ese tejido que permite una crueldad capaz de romper a un niño. Que hoy tendría que festejar, feliz, sus seis años.

Fuente: www.pelotadetrapo.org.ar