La libertad de elegir la intensidad del ajuste

Por Jorge Falcone

Cuando todo parecía avanzar hacia el pandemónium, gran parte de lxs argentinxs reaccionó contra la amenaza de restricción a la democracia. Es un buen síntoma. Sin embargo, cuatro décadas de degradación del orden constitucional nos enfrentan a una encerrona que coloca al electorado en el lugar de verdadero rehén del statu quo liberal burgués, viéndose condicionado a votar con temor y en defensa propia. Mucho para debatir, por ende, en torno al país que deseamos y nos merecemos. En tal contexto, si algo indica la cordura, es no votar a Milei.

“Arreglémonos con poco: Pongámosle un poco de poder a la imaginación”. 

Alejandro Horowicz

A punto de elegir quién presidirá la Argentina durante los próximos cuatro años, buena parte de la sociedad continúa pellizcándose para convencerse de que el ministro de una economía desmadrada y agobiante (3% de aumento para la nafta, 20 % para la carne, 4,3% de depreciación salarial durante agosto), Primer Mandatario ad hoc por ausencia sin aviso del verdadero, y candidato al fin con improbables posibilidades de imponerse ante el “tsunamilei”… le haya sacado alrededor de 7 puntos al dirigente anarco-libertario, y de que – ante el beneplácito de un poder económico que deposita en él toda su expectativa de hacer grandes negocios – esté logrando alinear los planetas para que en segunda vuelta el viento sople a su favor.

En este insólito escenario que muy pocxs entrevieron, Milei pasó a considerar “excelentes personas” destacadas en lo suyo, hasta a la candidata que oportunamente acusó de poner bombas en jardines de infantes. Al “ingeniero Mauricio Macri” lo venía ponderando abiertamente. La nueva galería de admirados se fue ampliando vertiginosamente: “Tengo un afecto enorme sobre Federico Sturzenegger, me parece un ser humano maravilloso, uno de los mejores economistas de Argentina con nivel internacional“. “Tengo una excelente relación con Waldo (Wolff), soy amigo“. “Con (Florencio) Randazzo tengo una excelente relación, tenemos muy cerca las bancas“. Compitiendo con el cantante brasileño Roberto Carlos, el referente de La Libertad Avanza ha transitado de una soledad rugiente a canturrear que tiene “un millón de amigos”.

A los de izquierda los llamamos para nuestro ministerio de Capital Humano, porque son los que más saben“, manifestó en alusión a lxs otrora “zurdos, van a correr”. Si alguna vez se le ocurrió, desistió de suspender relaciones con el Vaticano, y en alusión a quien calificara como “representante de El Maligno en la Tierra”, declaró: “Si viene el Papa lo vamos a reconocer no sólo con los honores como jefe de Estado, sino también como líder espiritual de un país católico“.

En tren de transformaciones, hasta se hizo hincha de Boca nuevamente, y aspira a que el club gane la Libertadores, después de haber contado que dejó de ser hincha xeneize tras la vuelta de Riquelme, por considerarlo “un acto de populismo”.

La metamorfosis del león en gatito llevó, por ejemplo, a que la diputada provincial libertaria electa en Entre Ríos, Liliana Salinas – que pidió a sus dirigentes no acordar con el PRO – haya denunciado un “manoseo escandaloso donde se pasaron por el rábano lo que se ha defendido a capa y espada“, a raíz de lo cual   generará un bloque propio.

Así, de buenas a primeras, el drama argento se transformó en tragicomedia.

En el seno de la coalición opositora al oficialismo, no tardó en cundir la acusación a Macri de “tóxico” y “parricida”, al cabo de las declaraciones de Federico Angelini, el saliente titular interino del partido y hombre de línea directa con el ex presidente: “El kirchnerismo es un límite y dar libertad de acción no sería adecuado”, se apresuró a declarar. 

Muchxs cambiemitas ven allí la cola del propio Macri marcándole la cancha a su espacio.

En tanto, prospera el entendimiento entre Milei y el ingeniero, contando con el aval de Patricia Bullrich, cuya incontinencia verbal – exacerbada por ser la gran perdedora de la troupe neoliberal – acaba de expresar el deseo de que “todo vuele por los aires” antes de los próximos comicios, sincerando así el sentimiento colectivo del sector ante un panorama que no pinta de su agrado. 

En tal sintonía, Waldo Wolff hizo pública su decisión de acompañar a Milei.

Aunque también se alzan voces disonantes al interior de lxs amarillxs, que amenazan con partirse. Por lo pronto, la Coalición Cívica fue categórica: “No votaremos por ninguna de las dos opciones que competirán en el ballotage“.

Algunxs dirigentes del radicalismo sumaron su rechazo a una posible alianza: Facundo Suárez Lastra habló de “una derecha fanática, agresiva y autoritaria“. Federico Storani directamente lo calificó de “fascista”. Su hermana María Luisa, vicepresidenta de la UCR, “desde un rol siempre de oposición” planteó en su partido “apoyar a Massa” en segunda vuelta.

Hasta el momento, Milei se ocupó de excluir a Gerardo Morales de su variopinta cosecha de nuevas amistades. “No, en Jujuy tenemos denuncias de que gente de Morales mandó a destruir nuestras boletas“, declaró consultado si también haría una alianza con el presidente del Comité Nacional de la UCR.

Curiosa acusación, si se considera que Jujuy fue una de las provincias donde La Libertad Avanza hizo una buena elección, obteniendo el 37,4 por ciento de los votos, aventajando a Unión por la Patria, que sacó el 32,3, y dejando tercero a Juntos por el Cambio que solo obtuvo el 19,9 por ciento.

Desde el corazón de los libertarians, Mario Russo, ex jefe de campaña de Milei, analizó los errores y aciertos del candidato de La Libertad Avanza, concluyendo que el voto de Bullrich es profundamente antikirchnerista, pero el 30% de esos votos no van a ir para Milei, y dando por hecho que una parte del voto radical va a ir para Sergio Massa.

Por su parte, el león desmelenado llamó “fracasado hiperinflacionario” al ex presidente Raúl Alfonsín y también reveló que su terapia es pegarle a un muñeco con la cara del fallecido mandatario.

A tales exabruptos verbales sumó calificar como “traidores” a los radicales, al considerar que los votos que perdió Bullrich eran de la UCR y fueron para Massa.

En consecuencia, el Comité Nacional del partido centenario anunció que “no acompañará a ninguno de los dos candidatos en el ballotage del próximo 19 de noviembre”.

Su titular, Gerardo Morales – cuyo nombre circula como posible futuro Ministro del Interior de Massa (¿premio por haber sofocado con tanta eficacia el Jujeñazo?) -, declaró que “lo que hizo Patricia (Bullrich) es una falta de respeto hacia nosotros, que no perdonamos”, en alusión al anuncio de la ex candidata presidencial de Juntos por el Cambio de apoyar a Javier Milei en segunda vuelta.

A su debido tiempo, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, que obtuvo casi 1,8 millón de votos en las presidenciales, decidió mantenerse lejos de la crisis terminal en la que se metió Juntos por el Cambio por el apoyo a Milei en el ballotage, y antes de emprender un viaje de diez días por Medio Oriente y Europa, manifestó que seguirá siendo prescindente entre Sergio Massa y el libertario.

Recapitulando, al indicador más confiable del “humor social” lo han proporcionado los mercados. Incierto es peor que malo: con esa definición, especialistas y peso pesados de la economía inclinaron la balanza en favor de Massa, con apuestas que llegan a techos de 80/20 y pisos de 60/40, para el candidato oficialista en el ballotage, contra el libertario. Ante dicho escenario, el desarme de la dolarización de activos financieros tocó un techo del 25% en las primeras jornadas bursátiles post electorales y promete estabilizar el panorama para dejarle las “manos sueltas” al ministro de Economía, de cara a la campaña política.

Si bien nadie quiere animarse a una sentencia e, incluso, en el quinto piso del Palacio de Hacienda rehúyen a esa definición tajante, el mercado ve presidente a Massa. El escenario trazado, sin embargo, no es el más alentador, ya que algunos analistas locales e internacionales pronosticaron una continuidad de los desequilibrios financieros y fiscales hasta el fin de las elecciones; y, de ganar Massa, también el sostenimiento del Estado elefantiásico “para evitar las reformas laboralesimpositivas y comerciales que necesitan los negocios para las inversiones”, según palabras de los actores involucrados.

Mientras, La Cámpora exhibe dos actitudes. De un lado, la de los pragmáticos, que planean aceptar estoicamente la cuota de poder que les toque y en todo caso replegarse en los intendentes y legisladores con que cuenta a lo largo del país, para conformar desde ahí un bloque dentro del peronismo. Máximo Kirchner, como principal referente de este sector, empujó resueltamente las candidaturas de Damián Selci en Hurlingham y Mayra Mendoza en Quilmes.

Todo indica que el sector se apresta a transitar un período de bajo perfil, al cabo de varios años de fijar los ejes de la discusión política en el país, y de ser quienes en las reuniones “cortaban el bacalao”.

Sin ir más lejos, el propio kirchnerismo comienza a admitir que la épica de la supuesta “Década Ganada” ya no prende como antes, dado que la sociedad está en otra discusión.

Como es de público conocimiento, La Cámpora ya se había partido durante el mandato de Alberto Fernández, dado que Andrés Larroque, que apoyó fuertemente a Massa contra el experimento de Grabois, lanzó su propia agrupación denominada “La Patria es el Otro”.

“El Cuervo” jugará un rol destacado en la próxima etapa, si Massa gana las presidenciales. Para la primera vuelta, por caso, él fue quien acercó a la Iglesia, espantada frente a la campaña de Milei contra el Papa Francisco.

En resumidas cuentas, se imponga el candidato que se imponga, cualquier lector/a no condescendiente de la realidad nacional deberá estar conteste de lo que nos espera a partir del 10 de diciembre, ya que abundan evidencias de que nuestro país no tiene destino si no corta con su dependencia del FMI.

Así, mientras la guerra en Eurasia se prolonga indefinidamente acarreando consecuencias – sobre todo alimentarias – en todo el orbe, y se torna cada vez más dramático el holocausto provocado por el sionismo en Palestina, aunque sobra vocación patriótica, aún no aparece en nuestro vapuleado país una masa crítica capaz de diferenciarse de la media de los sectores que componen su vida pública, desplegando ejemplos imitables de reproducción de la materialidad de la vida de los sectores sociales más castigados, de cara a un futuro más promisorio.

Por momentos, el cuadro general recuerda la descripción lírica de la España de posguerra, a la que alguna vez apeló el poeta andaluz Antonio Machado: “Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda, la malherida España, de Carnaval vestida nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda, para que no acertara la mano con la herida”.

Fuente: La Gomera de David