Los derechos no son privilegios

Por Carlos Cafure*

Desde hace varios años, especialmente durante la gestión del gobierno nacional anterior, se ha observando un proceso de manifiesta estigmatización de los trabajadores  (estatales y privados), que hoy persiste en algunos lugares a pesar de haber cambiado el signo político partidario de quienes gobiernan en la actualidad en la Nación.
Un claro ejemplo, es el caso de los trabajadores de EPEC (Empresa Provincial de Energía de Córdoba), criticados por tener ingresos dignos y un Convenio Colectivo de Trabajo modelo (que muchas personas quisieran tener en su propia actividad, y que de hecho así debería serlo para  lograr nivelar hacia arriba y no hacia abajo), entre otras conquistas.
Desde hace unos días,  se vienen difundiendo nuevamente supuestos datos sobre ingresos de las trabajadoras y de los trabajadores de EPEC por la B.A.E. (un número que no se ajusta a la realidad de cada uno de ellos), pero además con estas publicaciones se pone en riesgo la seguridad de las propias trabajadoras, de los trabajadores y de sus familias ante posibles hechos delictivos.
¿Bajo qué marco legal o con qué consentimiento de las  trabajadoras y  de los trabajadores, se publican o difunden datos sobre sus supuestos ingresos (sean salarios o premios)?
¿No se vulneran acaso, derechos constitucionales de los mismos de esta manera?
¿Quién se haría eventualmente  responsable si a causa de estas difusiones públicas,  se ocasiona un daño irreparable a la familia de un trabajador o trabajadora de la EPEC, producto de la inseguridad?
Por otro lado, nuevamente se busca instalar  en la ciudadanía, la idea de que existen trabajadores que ganan mucho y que son privilegiados, especialmente en un sector de la prensa y por un sector minoritario del empresariado local (que usan el mismo discurso utilizado durante la gestión del gobierno nacional anterior cuando intento avanzar con la reforma laboral, que en la práctica apuntaba a avanzar sobre derechos y conquistas adquiridas de la clase trabajadora, para llevarnos a una suerte de esclavitud moderna).
En primer lugar, no existen trabajadores que ganan mucho.
Existen trabajadores que gracias a la lucha de destacados dirigentes sindicales históricos (a muchos de ellos les costó hasta su propia vida, como fue el caso de Agustín Tosco) lograron importantes Convenios de Trabajo; es decir, fueron conquistas sindicales, lo que es absolutamente meritorio por donde se lo vea.
Existen trabajadoras y trabajadores como los de la EPEC, que durante la pandemia y en su peor momento, estuvieron trabajando incansablemente sobre todo los que lo hacen en la calle (como los demás también), para garantizar un excelente servicio, que no le falte el suministro de energía a los cordobeses, y para hacer otros trabajos.
Es lamentable escuchar que se critique a trabajadores con ingresos dignos o con premios como es el caso de quienes trabajan en EPEC (recordemos que hay otras actividades estatales y privadas, que también tienen premios similares en la República Argentina).
Algunas preguntan que nos hacemos nosotros, son las siguientes:
¿Los salarios que perciben las trabajadoras o los trabajadores que se desempeñan en ese sector del  empresariado que critican los ingresos de quienes trabajan en la EPEC, superan la Canasta Básica Total?
 ¿Esas  trabajadoras o trabajadores, cobran premios también?
Creemos que todos los trabajadores y trabajadoras del sector privado de Córdoba (junto a sus Sindicatos), deberían aspirar a para tener su propia B.A.E. y trabajar para lograrla.
En definitiva en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional se establece  entre otros derechos de los trabajadores:
El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección…;”
Ningún país serio del mundo funciona sin trabajadores y con salarios de hambre.
En ningún país serio del mundo, se dice que existen trabajadores privilegiados.
En ningún país serio del mundo,  se pagan salarios de hambre a sus trabajadores.
En ningún país serio del mundo, se brega para que se renuncien, suspendan, o eliminen derechos y conquistas gremiales adquiridas.
En Argentina eso no se puede hacer, gracias al principio de progresividad en materia laboral.
Sí se puede ampliar, mejorar, o crear nuevos derechos; pero bajo ningún concepto reducir, empeorar, o eliminar derechos logrados.
Los derechos por ley, son irrenunciables.
Deberíamos preocuparnos más, de que todas las trabajadoras y trabajadores cordobeses y en todo el país tengan salarios dignos (por encima de la canasta básica total), y que tengan su derecho constitucional a participar en las ganancias de las empresas (es decir que tengan sus propias B.A.E.).
Comencemos a nivelar para arriba y no para abajo.
Quizás deberíamos preguntarnos finalmente, si queremos volver ser un país serio como alguna vez lo fuimos.
*Abogado Laboralista. Delegado Gremial del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba